7.- Otra elección

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Capítulo 7
— Otra elección —

Nuevamente, Futarou se encontraba entre la vida y la muerte. Pero esta vez, había un dolor en su pecho que le impedía respirar.

—Agh... uff... —Se agarró el pecho, sintiendo su corazón latir súbitamente con cada segundo, y apretó fuertemente sus puños. La niña lo observaba, sin decir nada ni mostrar un atisbo de compasión. Después de un tiempo, su corazón se calmó, pero unas lágrimas asomaban en sus ojos.

—Toma —dijo la niña, ofreciéndole un pañuelo para secar sus lágrimas. Futarou lo tomó, pero no fue suficiente. La niña le tendió otros tres mientras decía:

—No te preocupes. Los pañuelos son como las vidas: siempre hay más.

Futarou estaba en el suelo, de cuclillas. Después de recomponerse, se puso de pie para mirar a la niña.

—¿Por qué ella tiene cáncer? ¡Dijiste que era una vida donde éramos felices! —reclamó Futarou, exaltado. La niña permanecía calmada, pero se acercó a Futarou con pasos que resonaban por el lugar como el eco en una cueva tenebrosa.

—Las vidas de todos los seres humanos podrían desarrollarse de un número infinito de maneras —Futarou abrió los ojos de par en par—. Yo no escojo lo que pasa en el futuro; es impredecible lo que ocurre después de que ingresas a esa vida. Esa vida era justamente como la tuya, y de esas vidas hay muchas aquí. Pero precisamente porque era igual a la tuya, eso ha pasado. Está escrito en sus vidas.

La niña se alejó de Futarou. Él cayó de rodillas al suelo, con un peso sobre él que no le permitía levantar la cabeza.

—Es difícil predecir las cosas, ¿no es así, Futarou?

Él la miró con dolor.

—¿Y qué pasará después? ¿Qué pasará con ese Futarou y esa Yotsuba? —preguntó Futarou. La niña se encogió de hombros, como un niño que no sabe del mundo, y respondió:

—¿Y cómo voy a saberlo yo? Solo sé lo que ocurre hoy. Sé mucho sobre el hoy, pero no sé nada sobre el mañana.

—Pero entonces sabrá que ella tiene cáncer —alzando la voz—. Entonces verá lentamente cómo ella pierde ese brillo y entonces él...

—¿Será como tú? Probablemente. Depende de lo que pase en esa vida —dijo la niña, sonriendo. Futarou apretó los puños y corrió hacia ella.

—¡No puedes dejarlo así! ¡Debo volver a verla! Yo... —Futarou se puso de rodillas, agachando la mirada—. Quiero que esto no termine igual —dijo Futarou, sollozando.

La niña seguía sin mostrar lástima, pero lo vigilaba para asegurarse de que no fuera a otra puerta sin su permiso. Cuando Futarou dejó de llorar, la niña intervino.

—¿Cuál será tu otra vida? —preguntó la niña. Futarou miró las palmas de sus manos, rojas por apretar los puños, y su vista estaba borrosa por sus ojos hinchados de tanto llorar.

—No lo sé... —dijo Futarou, melancólico. La niña extendió su mano y apareció el mismo cuaderno de antes. Lo apretó y hojeó un poco para luego dejarlo frente a Futarou, que lo tomó, confundido.

—Mira entre tus arrepentimientos —dijo la niña. Al principio, Futarou pensó en no hacerlo, pero la mirada amenazadora de la niña lo aterrorizó. Hojeó las páginas del viejo cuaderno, encontrándose en su mayoría con arrepentimientos.

—Ahí, ese es —indicó la niña, sonriendo. Futarou miró donde el dedo de la niña apuntaba, señalando uno de los primeros arrepentimientos.

“ME ARREPIENTO DE NO ESTAR CON MI FAMILIA”.

—Mi familia...

—¿Por qué no has vuelto con ellos?

Futarou intentó cerrar el cuaderno, pero una fuerza desconocida se lo impedía. O tal vez era su propio yo interno que anhelaba esa vida.

—¡No quiero hacerlo! ¡No quiero verlos ahora! No de esta forma —dijo Futarou, poniendo todo su peso en el cuaderno.

—Puede que mueras hoy, Futarou. ¿No te importa eso? Ya no habrá otra oportunidad —dijo la niña, y Futarou se detuvo.

—Yo...

El cuaderno se abrió de nuevo, con las letras brillando y moviéndose. La niña lo tomó por el hombro y lo llevó, de inmediato, a otra puerta. Era del mismo color que las otras, un azul que le recordaba a los ojos de su esposa.

—Esta es la vida —dijo la niña.

Futarou, temblando, la volteó a ver, pero ya no estaba. Nuevamente estaba solo, solo que esta vez, había una nueva vida por vivir.

Tomó la manija dorada y la giró a la izquierda. Empujó y entonces, de nuevo, estaba viviendo otra vida.

Este capítulo es cortito, pero trataré de subir el próximo hoy mismo.

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⏰ Última actualización: Jul 10 ⏰

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