Placer divino

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*ADVERTENCIA*

Capítulo +18: Aquí hay sexo, sexo, harto sexo, cantidades obscenas de sexo, degenere, praise kink, dirty talking y otras cosas que no les puedo decir porque les spoileo todo.

ESTA HISTORIA NO ES APTA PARA MENORES DE EDAD, si no tienes 18 años, por favor no leas. 

Dejando esto en claro, como diría Ricardo Pérez: Disfrútenlo, morbosos

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El demonio se acercó lo suficiente a Aziraphale para susurrarle al oído, y eso fue todo lo que el ángel necesitó para obedecer.

Aziraphale colocó el último libro por acomodar de nuevo en la mesa y recargó las palmas de sus manos en los lomos de los ejemplares que había podido colocar. El corazón le palpitaba como loco y un nuevo escalofrío recorrió su cuerpo cuando Crowley respiró sobre su cuello como si estuviera oliendo su deseo por él.

El demonio eliminó la distancia entre ambos pegando su cuerpo al de su amado ángel, colocando estratégicamente su entrepierna en el trasero de Aziraphale para que, a cada movimiento que diera, el miembro de Crowley recibiera una caricia sobre la tela.

Aziraphale gimió al sentir la erección de su pareja y más suspiros salieron de su boca cuando la astuta serpiente sacó sus manos de los bolsillos y las colocó en las caderas del ángel, pegándolo más a él y guiando su cuerpo en un lento pero intenso vaivén que marcaba al mover sus afiladas caderas desde atrás hacia adelante.

-Ah, Crowley...-suspiró Aziraphale con su mejilla pegada en la estantería y dejándose llevar por el placer que estaba sintiendo.

-Oh, Ángel...mírate nada más...siempre juegas el papel del chico bueno, pero te encanta tentarme...siempre me estás tentando...como justo ahora.- gruñó Crowley completamente excitado mientras le quitaba a Aziraphale el blazer gris que siempre usaba cuando estaba dentro de la librería y el chaleco de algodón.

-Solo estaba...acomodando libros...no...no te estaba tentando- replicó el ángel.

-No si estabas moviendo el culo así, cariño. Ese bailecito tuyo, fue bastante tentador.- respondió Crowley mientras giraba el rostro de su amado para besarlo con pasión.

No era el mejor ángulo para besarlo como quería, primero lo besó con la boca cerrada y usó su lengua para abrirse paso hacia la boca de Aziraphale, además de que pudo sentir cierta resistencia por parte del ángel, quien musitaba remilgoso, claramente quería reclamarle algo y a Crowley le gustaba ese pequeño juego de poder que estaban teniendo mientras se besaban.

-¡No era una danza seductora! Estaba feliz por lo que me contaste.- logró reclamar Aziraphale después de liberarse de ese dominante beso mordiendo el labio de Crowley, quien en lugar de molestarse, se excitó más.

-¿Y no estás feliz ahora, Ángel?- y tan pronto como Crowley terminó de hablar, liberó la erección de Aziraphale y comenzó a masturbarlo con su mano derecha.

-¡Oh, Dios!- gimió Aziraphale ante el brusco, pero sumamente placentero, tacto de su pareja.

El miembro de Aziraphale no era muy grande, cuando creó su cuerpo realmente no le importó el tamaño que pudiera tener su pene, lo que realmente le interesaba era tener una apariencia gentil que inspirara confianza en las personas, por ello prefirió tener las mejillas sonrosadas y un falo de tamaño promedio...que de alguna forma cabía perfectamente en la mano de Crowley.

-¡Ah, ah!- un inmenso placer inundaba el cuerpo del ángel, las piernas le temblaban y había tenido que recargarse casi por completo sobre la estantería para no caer de rodillas.

Amor más que amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora