Cómo contentar a tu demonio

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"Hace muchos, muchos años
en un reino junto al mar
vivió una doncella que tal vez conozcas
llamada Annabel Lee.
Y esta doncella vivía sin otro pensamiento
que amarme y ser amada por mí."

Aziraphale hizo una pausa.

No era la primera vez que leía ese poema, de hecho podría recitarlo de memoria si lo deseara, pero ahora se sentía diferente.

Después de renunciar a ser el arcángel supremo y aceptar sus sentimientos por Crowley, Aziraphale temía que el Cielo no tardara en perseguirlos después de frustrar sus planes por segunda vez; pero no, nunca llegó ninguna legión de ángeles inquisitorios listos para acabar con ellos, de hecho sus días eran gobernados por una inmensa paz que no había sentido antes.

Probablemente debía agradecérselo a Ella.

Porque ahora cada canción que había escuchado, cada novela que había leído y cada poema que había declamado por fin tenían sentido. Y era sumamente hermoso.

"Ambos éramos niños

en este reino junto al mar

pero amábamos con un amor que era más que amor

yo y mi Annabel Lee

con amor que los alados serafines del cielo

nos envidiaban a ella y a mí."

Hizo otra pausa al recordar con emoción que Crowley no tardaría en llegar, pero la sonrisa en su rostro se borró al recordar el destino de su cita.

Cuando él y Crowley finalmente formalizaron su relación y se entregaron a la pasión que habían reprimido por 6,000 años, Aziraphale se propuso sanar la herida que su rechazo le había causado a su amado demonio.

Y tenía el plan perfecto para conseguirlo: La sobrecompensación.

Al principio, cumplir todos y cada uno de los caprichos de Crowley no había sido tan malo, de hecho le recordaba un poco a cómo el demonio solía consentirlo llevándolo a comer a los mejores restaurantes, aún cuando él no comiera nada.

Lo primero fue la música, Aziraphale había aceptado cantar a todo pulmón las canciones que Crowley reproducía en el estéreo de su Bentley, actividad que (para su sorpresa) encontró realmente disfrutable.

Aziraphale apreciaba la romántica lírica y armoniosa melodía de "As the world falls down" de David Bowie, aunque Crowley prefería canciones más animadas del repertorio del Camaleón del Rock como "Fashion" o "Let's Dance", aunque también había aprendido a disfrutarlas.

El ángel sospechaba que así fue como su amado descubrió sus intenciones de consentirlo en todo lo que quisiera, porque antes de su separación, Aziraphale no toleraba la música que Crowley escuchaba al conducir, siempre buscaba lo menos "estridente" y aún así solía tener una cara de susto durante el trayecto, aunque eso también podía ser porque poco le importaban al demonio los límites de velocidad y siempre conducía tan rápido como quisiera, algo de lo que Aziraphale tampoco se había quejado recientemente.

Que de repente su adorado ángel no le pidiera reducir la velocidad e incluso disfrutara de su música era sospechoso para Crowley, así que empezó a probar su suerte. Primero fue David Bowie, luego Queen y poco a poco escaló hasta Black Sabbath y Black Maiden, Aziraphale nunca se inmutó.

Fue entonces que, según las deducciones del ángel, Crowley empezó a "abusar" un poco.

Después de la música vinieron las películas. Aziraphale nunca había sido un aficionado del cine, consideraba que no había una forma de entretenimiento más pura que los libros, pero por su promesa accedió a ir al cine con Crowley, quien sí disfrutaba de pasar horas en las salas vacías haciendo que sus películas favoritas se repitieran en bucle con un chasquido de sus dedos.

Amor más que amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora