Cap. 2 me puede leer un cuento antes de dormir...

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– Ven amor vamos a lavarte las manos para comer... y Tu pon platos o algo, le señale mientras entraba a la cocina y es que con mi niña ahí tenía que contener mis ganas de aventarle todo lo que estuviera a la mano que realmente no era mucho el departamento tenia lo básicos.

– Enseguida mi amor.

Voltee a verlo con ganas de matarlo – No soy tu amor no seas sínico.

Estábamos comiendo callados la tensión se podía respirar, me preguntaba a qué hora se iría y me dejaría tranquila cuando Carlita dice sin más – ¿Eres el novio de mi mami? ...

– Si

– NO, contestamos al mismo tiempo...

– No bebe este señor y yo no somos novios ni nada. Por supuesto le valió madre lo que dije.

– Hola princesa... Me llamo Carlos ¿y tú?

Ella al escuchar su nombre dio un pequeño gritito de sorpresa que ahogo con sus manitas abriendo los ojos como plato... – Tenemos el mismo nombre... soy Carlita

El volteo a verme y estoy segura que su mundo se tambaleo dejo a Carla cuando era niña y repitió la historia con Carlita – No te ilusiones no es por ti, le espete.

– Lo se... pude ver como su mano temblorosa cogía la manita de mi bebe y le daba un beso mientras las lágrimas le rodaban.

Él y yo, no volvimos a cruzar palabra fue un shock emocional para ambos, pero Carlita no paraba de hablar... Pequeña traidora pensé.

– Cielo es hora de cepillar los dientes y del baño, hay que dormir mañana tenemos muchas cosas que hacer.

– Mami... Carlos, me puede leer un cuento antes de dormir...

(Conciencia: Sigue la traición, dios es la reencarnación de judas peinada con dos lindas colitas y moños rosados).

– Bebe el señor tiene muchas cosas que hacer, de hecho, ya se va por que tiene una vida muy ocupada.

El muy idiota solo movió la cabeza sonriendo...

– Si tu mami me permite te llevare a la cama, y leerte todos cuentas que quieras princesa... – No es tu princesa, le susurre al oído tratando de que mi hija no escuchara.

Termine de bañar a Carla, y la prepare para dormir. Podía sentir el peso de su mirada y el resoplido de su respiración casi en mi nuca como si fuera el airecito de la Rosa de Guadalupe desde la puerta de la habitación.

– Buenas noches princesa descansa.

Solo dijo eso y se retiró, por fin se fue pensé... Error, pero no por supuesto que no se había ido el muy cabrón pidió café y estaba recibiéndolo en la puerta como si fuera su casa. 

¿Te quedarías conmigo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora