Ratón de biblioteca

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—¡Es el colmo! Ya esto está traspasando los límites y lo sabes

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—¡Es el colmo! Ya esto está traspasando los límites y lo sabes. 

—Directora, solo fue una pequeña broma. No es para tanto —rio el joven sentado frente al escritorio en dirección.  

—Lo siento mucho Kim, pero tienes dos opciones. O te expulso de la escuela, o haces algo para compensar tu “pequeña broma”. 

El rubio despegó su espalda de la silla con indignación.

—No puede expulsarme, mi papá es el que más aporta económicamente a esta escuela. 

—Lamento informarle, señor Kim… que su padre me dió el permiso de ponerle el castigo que yo deseara, o en el peor de los casos aceptaría las consecuencias de su expulsión.  

—No puede ser…

—Lo es, si no me cree tome el teléfono y compruébelo usted mismo. 

Estaba jodido. Si creía que su padre fuera capaz de hacer eso, el día anterior le había dicho que una queja más de su escuela, y lo mandaría a un internado en otro país. Tampoco quería que lo expulsaron, sería el hazme reír de toda la escuela, era completamente catastrófico pensar en dañar su propia imagen. 

—Está bien, está bien… ¿Qué tengo que hacer para que no me expulsen y que mi padre no se entere de esto? 

La directora sonrió victoriosa. 

—Bueno… ya que lo pienso, el otro señor Kim necesita ayuda a veces. 

—¡El ratón de biblioteca! ¡Ni loco!, No puedo dejar que me vean con ese cuatro ojos ¿Qué dirían de mí? 

—No sería peor que los comentarios que harían sus compañeros si se enteran de su expulsión. Y por favor, no vuelva a llamar al señor Kim de esa manera. 

El rubio rodó los ojos y salió hecho una furia tomando el papel que la directora le estaba extendiendo; en él, se reflejaba un permiso de horas comunitarias para ayudar en la biblioteca de la escuela. Y por desgracia, su pesadilla comenzaba ese mismo día. 

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