Capítulo 5

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A pesar de que ya habían pasado dos días, seguía bastante confundida por lo que pasó. Alan me ha estado enviando mensajes, pero yo los ignoro, de verdad que tenía todo revuelto en mi cabeza.

- Después de mi entrenamiento iré a hacer algunas compras. - Me dice Iriz guardando sus cosas para irse a entrenar.

- Está bien. - Le doy una sonrisa y me siento en el sillón para poner algo en la TV.

- ¿No quieres ir?

- No gracias, mejor me quedo a ver mi novela.

- Kelly, es la quinta vez que ves Betty la fea.

- Es un clásico, simplemente no puedo dejar de verla.

- Arréglate, vamos a ir a mi entrenamiento. - Me ordena cruzando los brazos.

- No. - Respondo tajante.

- No te estoy preguntando, vamos a ir. - Ella se acerca y me jala el pie haciendo que cayera del sillón y comenzó a arrastrarme hasta mi habitación. - Ya basta de que solo te quedes en casa a comer y ver tele, sal un poco, respira algo que no sea tu incienso de lavanda.

- ¡Ay! Pero si sí salgo, tampoco soy una antisocial. - Comienzo a luchar para que me suelte.

- Anda, ponte algo deportivo. - Me empuja levemente a mi cuarto. - Que hoy entrenarás conmigo.

- Ay no, mejor me quedo aquí.

- Que no, vas a ir a conmigo, no importa que solo vayas a quedarte sentada, con que salgas de estas cuatro paredes está bien.

- Que exagerada, ¿Crees que porque tengo el día libre me voy a encerrar a hundirme en mi depresión porque mi vida es lo suficientemente aburrida como para solo hacer maratón de Betty la fea y esperar que llegue a mi vida un lindo Francés como Michell?

- Sí, de hecho.

- Pues sí, es lo que iba a hacer.

Ella solo levanta la ceja y me mira con ganas de querer darme un palazo. Ruedo los ojos y doy un suspiro.

- Ok. - Digo rendida. - ¿Me pongo el short que me levanta la nalga?

- Vas a acompañarme no a ligar, además solo somos chicas y puro viejito.

- Te recuerdo que le tiro a todo lo que se mueva.

- Uy pues, Alan se mueve mucho en la cancha.

- Ni me lo recuerdes.

- ¿Sigues enojada porque te dejó con las ganas? - Dice riéndose.

- No quiero hablar de ese tema. - Digo cerrando la puerta para cambiarme.

- ¿Por qué? - Dice Iriz a través de la puerta.

- Porque no.

- ¿Por qué no? - Dice insistente.

- Porque no. - Digo subiendo la voz y abriendo la puerta.

- ¡¿Por qué no?!

- ¡Porque me gusta, ok! - Digo alterada.

- ¿Qué? - Iriz pone los ojos bien abiertos y en su boca se dibujaba un sonrisa.

Ay no, ya iba a empezar con su cuestionario, esta niña parecía agente del FBI, investigaba todo y no se quedaba con la duda de nada. Me adelanté a salir del departamento y subirme al carro en el asiento del copiloto.

- Kelly, repite lo que dijiste.

- No.

- Repitelo.

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