Capítulo 16

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Cuando desperté Alan ya no estaba a mi lado, y es que a pesar de que estábamos en CDMX habían pasado a las semifinales y él no quería descuidar para nada su rendimiento y se puso a entrenar en casa. La casa de sus padres tenía un patio bastante amplio como para que él hiciera cómodamente sus prácticas. Me levanté de la cama, hice mi rutina mañanera y bajé a desayunar.

- Buenos días. - Me dice Patricia con una sonrisa.

- Buenos días. - Le doy una sonrisa.

- ¿Qué tal te ha parecido la capital? - Me pregunta muy animada.

- La verdad es que es una belleza. - Le digo.

- ¿Nunca habías venido?

- No, la verdad, nunca había salido de Jalisco.

- ¿Eres de Guadalajara?

- Así es, nací allá y toda mi vida he vivido ahí.

- Es un lugar muy bonito, me encanta ir a ver jugar a Alan allá, el estadio y la ciudad me gustan demasiado. - Dice ella preparando algo en la estufa.

- Sí, ¿Le ayudó a hacer el desayuno? - Le pregunto.

- Ah, no, tengo todo listo, eres nuestra invitada. - Me dice con una linda sonrisa.

- Sí, pero tampoco quiero ser una arrimada. - Le digo con un poco de pena.

- ¿Cuál arrimada? ¿Cómo crees? Aquí en esta casa eres más que bienvenida, la verdad que ya quería conocerte desde que Alan dijo que comenzó a salir contigo.

- No llevamos mucho tiempo juntos, pero yo he sentido que lo conozco de toda la vida. - Le digo mirando a dónde estaba Alan concentrado haciendo algunos ejércitos.

- Se ve que lo quieres mucho, por eso me diste muy buena espina.

- Lo quiero demasiado, su hijo es lo mejor que me ha pasado. - Le digo con una sonrisa.

- Te agradezco, él también te quiere mucho, sé que pensarás que lo digo para quedar bien contigo, pero no es así... Si te soy sincera, Alan no nos ha presentado muchas novias, pero las que ha tenido son pésimas y no lo había visto tan feliz como lo está contigo.

Ella se me quedó viendo con una media sonrisa y soltó un suspiro.

- Aunque no lo demuestre, Alan puede llegar a ser una persona muy depresiva, cuando siente que ya no puede más se deja llevar por las emociones negativas y se encierra en un mundo de tristeza, eso pasaba hasta que te conoció, antes de conocerte, su entrenador nos decía que salía exageradamente de fiesta y que no daba el 100% en el equipo. - Me dijo con una mueca.

- No puedo creer eso de Alan, se ve que es una persona muy sana. - Le digo.

- Lo ayudaste bastante. - Me dice. - Bien, ¿Puedes llamarlo para desayunar todos juntos? Yo mientras despertaré a Román.

Le di un asentimiento y caminé a dónde estaba Alan.

- Buenos días, guapo. - Le digo con una sonrisa, él se acerca a mi y me da un pequeño beso.

- Buenos días, preciosa. - Me da una sonrisa.

- Vamos a desayunar.

- Espérame un momento, aún no termino.

- Pero ya llevas mucho tiempo entrenando. - Le digo con un puchero.

- Tengo que estar preparado para los siguientes partidos.

- Bien, te esperamos en el comedor. - Le doy un beso y regreso  a la cocina.

- ¿Y Alan? - Me pregunta su mamá.

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