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• Jacaerys Velaryon

Etiquetas • matrimonio arreglado, noche de bodas, sexo al aire libre, sexo en la playa, digitación vaginal, paja, pelusa y obscenidad

⚠️: +18, sex escenas mayores, no leer si no es de tu agrado, es solo ficción recuerda, si no te gusta este tipo de contenido no leer,

→ A pesar de las tensiones entre ellos y los dos lados de su familia, Jacaerys y su nueva esposa se escapan para asistir al banquete de bodas y se roban un momento de felicidad bajo la luz de la luna.

Autor:sylasthegrim

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Jace: Apenas me ha dicho una palabra-se lamentó Jacaerys ante su madre, la princesa Rhaenyra, mientras caminaban por el muelle mirando hacia la playa donde su prometida estaba dando un paseo solitario.

Rhaenyra: Acaba de llegar. Seguramente es un gran ajuste para ella- trató de apaciguar la princesa, pero su hijo mayor no era tonto, sabía cuál era el meollo del asunto.

Jace ; Ella me odia. Nos odia- escupió, con la ira apenas sangrando en su voz; había aprendido a controlar su temperamento y preferiría no ser desagradable con una dama. Se enorgullecía de su adecuada educación y de la bondad de su corazón.

Rhaenyra; Ella no te conoce- insistió Rhaenyra. - Ella es joven. Deja que te conozca y luego se forjará su opinión.

Jacaerys suspiró, sin querer seguir con ese inútil ir y venir con su madre, tratando de decir lo que pensaba y siendo tranquilizado con palabras que sabía que venían del corazón, pero que no surtían efecto en él.

Desde el momento en que vio a su prometida desmontar de su dragón en el estrecho pasillo que conducía al castillo y caminar hacia ellos con pasos confiados, supo que este compromiso sería todo un trabajo.

Era hermosa, no se podía negar: muchos decían que era la viva imagen de la belleza Targaryen, y algunos antiguos señores de la corte habían aludido a su parecido nada menos que con la reina Alysanne.

Jacaerys debería haber estado encantado, y lo estuvo por un segundo, antes de que ella abriera sus dulces labios y salieran frías palabras.

Ella era perfectamente educada pero desdeñosa y no tenía ningún interés aparente en pasar los pocos días de su compromiso conociendo a su prometida. Era obvio que le molestaba su compromiso y su presencia en Dragonstone, y lo peor de todo, parecía que le molestaba, por razones que no eran difíciles de adivinar.

Ninguno de los dos había elegido esta unión, pero tenían que soportarla por el bien de su casa y de la precaria alianza que construiría su matrimonio. La división entre los dos lados de su familia había sido insoportable para el rey Viserys, más aún ahora que su salud empeoraba con el paso de los meses.

Por lo tanto, al borde de su decimoctavo cumpleaños, como su sangre había llegado tarde para una niña de su salud, como si su cuerpo hubiera querido retrasar lo inevitable, la hija menor de la Reina Alicent había sido comprometida con el Príncipe Jacaerys y enviada a Dragonstone, por orden del Rey.

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A pesar de no ser la viva imagen de la belleza de Targaryen, no podía negar que el Príncipe Jacaerys era bastante atractivo; si bien cuando era niño parecía sencillo, había crecido hasta convertirse en hermosos rasgos enmarcados por rizos gruesos y oscuros que combinaban con sus ojos igualmente oscuros.

Se había sorprendido al encontrarlo agradable a pesar de su propio comportamiento frío, y aunque en ocasiones había visto una fugaz frustración cruzar su frente, él siempre estaba perfectamente sereno y principesco cada vez que interactuaban.