''Hasta que la muerte nos separe''

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Me encontraba en shock, como podía ser que había sobrevivido a tal acontecimiento. Me dolía demasiado la cabeza, tuve que recostarme en la cama de aquel asesino, en cambio, de mí, él se veía más que destruido, quería saber el porqué, pero no me anime, no tenía la capacidad de formular ni una sola palabra.

-Mañana, hablamos, es mejor que te vayas a tu habitación. -Antes de siquiera comenzar a irme, Ever tomó mi mano y me dijo:

—Perdón, por todo, quería que supieras la verdad. Solo necesitas llorar para calmar la tempestad, y verás que no es tan malo estar acá conmigo. —Me decía mientras sostenía una sonrisa muy cálida, no podía creer que hace un momento pareciera un muerto.

-Muy lindas tus palabras, para la próxima ponle un poco más de emoción. -Dije con muchas pausas, gracias a mi fuerte dolor. Él permaneció callado en silencio hasta que cerré la puerta de un golpe.

Una señora me ayudó a llegar a mi habitación. Estaba en mi cama, pensando en todo, hasta que decidí hacer una locura, la mejor locura que se me había ocurrido hasta ahora. La ventana de mi cuarto daba hacia una calle, muy alumbrada pero empinada, un paso en falso y adiós, Beatrix.

Y ahí estaba yo, al borde de la muerte, solo para salir de este infierno; mis pies temblaban. Para poder bajar al suelo, tenía que usar un tubo que estaba al final. Estando en el tubo, temí de lo que podría suceder, pero, pues para mí no hay nada imposible y logré bajar sana y salva.

Aventurándome por la ciudad, veía cómo me iba alejando más y más; estaba a punto de entrar en el bosque. No era cualquier bosque, era uno muy llamativo, sus árboles eran altos y con un toque fantástico, las flores amarillas formaban un camino.

Al final del camino, estaban unas personas en medio de una fogata, me quise acercar, pero algo me lo impedía era una barrera transparente, lo sé porque al tocarlo se formaba una especie de color ámbar y hacía que me ardiera la mano.

Cuando por fin me di por vencida, quería volver a la ciudad. Ya estaba anocheciendo, no podía ver nada, tenía hambre porque de lo que habían servido en la cena, si acaso, había comido dos cucharadas. Algo en el bosque se alumbró, era de un color rosa pastel, llevaba algo en su mano, una especie de arma, o eso pude observar. 

DONDE TODO CAEWhere stories live. Discover now