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Mientras Ellie peleaba con el guardia, los chicos se acercaban a la fábrica en su coche. La tensión era palpable mientras se dirigían hacia el lugar donde creían que Ellie y Fiore estaban retenidas.

— Recuerden, sigamos el plan. James, recuerda que tu crearas la distracción mientras Jake, Gabby yo entramos por la parte trasera —dijo Tom.

—Estaremos atentos a cualquier cambio —añadió Aiden desde el coche, con su laptop en las piernas. —Buena suerte.

La fábrica abandonada estaba envuelta en una oscuridad inquietante, iluminada solo por la luz de la luna que se filtraba a través de las ventanas rotas. Los cinco amigos se encontraban en las afueras del edificio, listos para ejecutar su plan. El viento helado soplaba, aumentando la tensión en el ambiente.

—Bien, chicos, este es el momento —dijo Tom, ajustando su equipo. —Recuerden, cada segundo cuenta.

Gabby, con una mirada decidida, se preparaba para actuar. —Vamos a traerlas de vuelta —afirmó, apretando los puños.

James asintió, tomando una posición cerca de la entrada principal. —Empezaré con la distracción. Estén listos para moverse.

Tom y Jake se colocaron cerca de una entrada lateral, esperando la señal. Aiden, desde una posición segura, monitoreaba todo a través de su laptop, listo para guiar a sus amigos a través de los obstáculos que se presentaran.

—Está bien, James, adelante —dijo Aiden por el auricular.

James asintió, tomando una piedra grande y lanzándola con fuerza contra una ventana, rompiéndola en mil pedazos. El estruendo atrajo la atención de los guardias, que rápidamente se dirigieron hacia el ruido.

—¡Hey, pandilleros de mierda! —gritó James, comenzando a correr mientras los guardias lo seguían, dejando la entrada desprotegida.

Tom y Jake aprovecharon la distracción para deslizarse por la entrada lateral, moviéndose con rapidez y sigilo. Gabby siguió a James de cerca, lista para intervenir si fuera necesario.

...

Mientras tanto dentro de la fábrica, Ellie había logrado herir al guardia, quien ahora yacía en el suelo, inconsciente. Sin embargo, el ruido de la pelea había alertado a otros guardias cercanos. Ellie, con su navaja en mano, sabía que debía actuar rápido.

—Vamos, Ellie, tienes que encontrar a Fiore —se dijo a sí misma, respirando con dificultad.

Mientras avanzaba por los pasillos de la fábrica, Ellie escuchó pasos apresurados. Se escondió detrás de una pila de cajas justo a tiempo para ver a dos guardias pasar corriendo, probablemente alertados por el ruido de la pelea.

—No pueden estar lejos —dijo uno de los guardias, mirando alrededor con cautela.

—Necesitamos encontrarlas antes de que el jefe se entere —añadió el otro, con una expresión preocupada.

Ellie esperó a que los guardias se alejaran antes de salir de su escondite. Sabía que debía ser cuidadosa y evitar ser vista. Justo cuando pensaba que podría avanzar sin problemas, otro guardia apareció al final del pasillo.

— ¡Eh, tú! —Dijo el guardia, levantando su arma.

Sin pensarlo, Ellie lanzó su navaja hacia el guardia, quien esquivó por poco el arma. Pero la distracción fue suficiente para que Ellie se lanzara sobre él, golpeándolo en la cara y haciéndolo retroceder.

— ¡Maldita seas! —gritó el guardia, tratando de recuperar el equilibrio. Ellie no le dio tiempo y le propinó una patada en el estómago, seguida de un golpe con el codo en la nuca. El guardia cayó al suelo, inconsciente.

Estrellas | Campamento desventura AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora