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[...]

James se encontraba en su casa hablando por sus amigos por su chat privado, se reía un poco al leer los mensajes de sus amigos y reia aun mas pensando en la reacción de ellos al ver sus respuestas.

Definitivamente no quería dejar a sus amigos.

O al menos, no por el momento.

Después de enviar su último mensaje, recibió la llamada de un número desconocido, contestando con desgano.

— ¿Hola?— Pregunto con duda el morocho.

— ¡Jameees, cuánto tiempo!— una voz masculina, pero algo chillona sonó por el teléfono.

— ¿Quien eres?

— Ehh ¿No es obvio?— El de tez oscura se quedó en silencio, intentando analizar a voz. — ¡SOY YUL POR UN DEMONIO!

— ¿Ah? Ahhhh, Yul.— James rio.— ¿Por qué no me llamas desde tu número?

— No tengo mi celular aquí, se me daño. Ese no es el caso, tenemos que hablar de negocios y también aprovechar para salir un rato ¿Puedes venir a Brookfield Place en 20 minutos?

James miro un punto fijo de su habitación, observando una foto de Tom, Gabby y el que tenía cerca. Se levantó y solamente volteo el marco para no ver la foto.

— Llegó en quince— Y con eso colgó el teléfono.

...

James se puso una camisa de color amarillo, con un jean ancho azul oscuro y unas cadenas. Agarro su celular, audífonos y su billetera para salir a su destino.

Fue caminando a paso lento, escuchando su música favorita, cantantes de Brasil y de Latinoamérica.

Apenas el morocho llegó, subió hasta el Starbucks del centro comercial y ahí encontró a Yul.

— Hey.— Saludo James.

— Jameees, hola ¿Que tal todo?

— Supongo que bien— Respondió con desgano. —Habla rápido, no tengo mucho tiempo.

— Tranquilo, tenemos toda la tarde, además invite a unos amigos.

— ¿Amigos?

— ¿Conoces a Tess, la chica que paso a Yidou hace poco?

— ¿La que parece emo?— Yul asintió —Si, me cae bien a pesar de eso.

— Pues viene con unos amigos para divertirnos un rato ¿Te parece?

James miro a el coreano con bastante inseguridad, la anterior vez que habían ido a fiestas ellos dos solos, terminaron chocando uno de los autos más caros de Tom. —El cuál se lo había prestado a James.— y tuvieron que pagarle a Tom las reparaciones.

— No lo sé ¿No vas a atropellar a ninguna abuelita está vez?— Yul nego indignado

— ¿¡Crees que lo hice a propósito!?

— Ese día no siquiera habíamos tomado alcohol, apenas estábamos llegando a el club, anormal.

— Si, si, ahorratelo.— James lo miro divertido, a pesar de que fuera un idiota total, el coreano era divertido de cierta manera con sus respuestas y frases.

El dúo empezó a caminar por el centro comercial, algunas personas que los reconocían por redes sociales se paraban a mirarlos.

Mientras platicaban de como le había ido en el hospital a el de tez blanca, James recordó

— Oye yul.— Empezó el morocho. —Tu me habías llamado para unos negocios ¿Que pasa?

— Oh, eso ¿Recuerdas el plan que te conté hace poco por llamada?

Estrellas | Campamento desventura AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora