Haneul y Felix provienen de mundos completamente diferentes.
Choi Haneul es una periodista de Dispatch que, a pesar de su arduo trabajo, no recibe el reconocimiento que merece, lo que ha afectado su autoestima. Por otro lado, Lee Felix es un idol, m...
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El nuevo año de Haneul había empezado de la peor manera posible.
Había pasado todas las vacaciones de Navidad, que habían sido alrededor de dos semanas, con una cara larga y con muchas ojeras. Le costaba dormir por las noches por la gran culpa que sentía.
Tampoco hacía falta deducir que no se había comunicado más con Felix después de la catástrofe de la última vez.
Tenía ganas de llorar al solo pensar en él.
—Haneul, tú actúa con naturalidad —dijo su amiga Deji, que estaba al teléfono —. Como si no te importara.
—Me importa muchísimo —aclaró —. No puedo hacer lo que me pides.
—Vale, ya sé que estás enamorada de él, pero ahora mismo, Felix lo último que quiere es verte, ¿lo entiendes?
—Sí, lo sé.
—Tienes que dejarle su espacio —aconsejó —. Cuando lo veas hoy, por nada del mundo te acerques a él y empieces a atosigarlo con tus súplicas.
Hoy era su último día trabajando como fotógrafa para JYPE, concretamente para Stray Kids. En realidad, su contrato acababa a finales del año anterior, pero se lo alargaron una semana más por una urgencia.
Por lo tanto, hoy vería a Felix después de dos semanas sin saber absolutamente nada de él, y su amiga Deji, que había sido su gran apoyo en toda esta historia, le estaba indicando qué hacer.
—¿Crees que seré capaz de hacerlo?
—Puede —admitió —. Eres muy vergonzosa, creo que no podrás hablar con él por la culpa que sientes.
—Gracias, Deji —ironizó.
—Lo siento, Haneul, sé que es un tema delicado para ti. Ya te he dicho muchas veces que fue un error que podría haberle pasado a cualquier persona.
—¿Cualquier persona traicionaría a alguien de esa manera? ¿En serio?
—No te martirices más, Haneul. Eres muy dura contigo misma —dijo suavemente —. Lo que ocurrió no fue muy afortunado, pero solo queda seguir mirando hacia delante. No puedes cambiar el pasado.
—Lo sé, pero... es que Felix era distinto a todos, y me sabe tan mal haberlo perdido por mi culpa —sollozó.
—No vuelvas a llorar de nuevo, se te arruinará el maquillaje.
Ella se apartó las lágrimas que amenazaban con salir con un dedo. Su amiga tenía razón.
—Anímate, Haneul. Es tu último día en una de las mejores empresas de entretenimiento de Corea —expresó con alegría a través de la línea —. Miles de personas pagarían por el puesto que has conseguido. Siéntete privilegiada.
