Capítulo 16

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Felix abrió los ojos, sintiendo un dolor de cabeza que le recordaba lo intensa que había sido la noche anterior

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Felix abrió los ojos, sintiendo un dolor de cabeza que le recordaba lo intensa que había sido la noche anterior. Parpadeó varias veces, tratando de ubicarse.

Al girarse en la cama, notó que Haneul no estaba a su lado, y por un breve instante, se preguntó si todo lo que recordaba había sido solo un sueño. Pero no, esta no era su habitación.

Se incorporó levemente, sintiendo su cuerpo pesado, y escuchó cómo la puerta de la habitación se abría. Era Haneul, menos mal.

—Buenos días, Felix —sonrió ella, siendo algo cautelosa —. ¿Estás... bien?

Felix se frotó las sienes, tratando de despejar su mente.

—Me duele la cabeza —confesó —. ¿Qué ocurrió ayer? Sé que vine a tu casa, pero no recuerdo nada más.

La expresión de Haneul cambió de inmediato, sus ojos se abrieron con sorpresa y preocupación. Felix tuvo que resistirse las ganas de reír que tenía.

—¿Lo has olvidado todo? —murmuró apenada.

—Es broma, Haneul —sonrió, riendo. No quería verla triste más tiempo —. Me acuerdo de todo perfectamente.

Haneul suspiró con alivio, no sin antes darle un golpe suave en el hombro. Estaba indignada, y eso la hacía ver aún más adorable.

—¡Me has asustado! —lo acusó, pero no estaba enfadada —. Ahora no sé si te mereces el haejangguk para la resaca que te he preparado.

—Dios, Haneul. Eres un ángel caído del cielo —gruñó. Necesitaba algo que le quitara ese dolor de inmediato —. Muchísimas gracias.

Ambos se sentaron en la mesa del comedor y él comenzó a tomar la sopa tranquilamente. La comida estaba deliciosa, y no pudo evitar comentarlo.

—Está muy bueno —dijo —. No sabía que cocinabas así de bien.

—Bueno, aprendí cuando me independicé, hace tres años —explicó —. No iba a recurrir siempre a cocina precocinada, me obligué a mí misma a aprender. Y parece que se no se me da nada mal.

—Muy bien, de hecho —apuntó —. Aunque me sabe mal ser el único que está comiendo —admitió llevándose una cucharada a la boca —. ¿No quieres desayunar?

—Lo hice esta mañana temprano. ¿Sabes qué hora es?

De pronto, el chico fue consciente de que era idol y tenía muchísimo trabajo. Seguro que tendría que haber estado a primera hora de la mañana en la empresa.

—Tengo que mirar mi móvil. 

Lo revisó varias veces y no tenía ninguna notificación de algún miembro del grupo o del staff. Le resultó tan extraño, que pensó que el dispositivo se había estropeado o algo similar.

Hidden | Lee FelixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora