01. One more nightmare.

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Un mes atrás.

―Leigh Monroe.

Leigh Monroe... ―Mi nombre me hizo voltear. ―, ¿Acepta casarse con Tom Kaulitz y amarlo hasta la eternidad?

Miré a Tom y esbocé una dulce sonrisa con mis labios.

Hasta la eternidad. ―susurré sin siquiera dudarlo. ―. Acepto.

Tom me sonrío de regreso, para luego tomarme rápidamente de la cintura y besar mis labios con pasión y dulzura con cada uno de sus movimientos.

Antes de que pudieramos sentirnos jodidamente felices, los sonidos de los disparos empezaron a inundar nuestros oídos. Se separó de mí con rapidez, miré sus ojos y aquellos parecieron gritar miedo cuando notaron que el altar empezaba a incendiarse.

¿Tom?―Lo llamé con temblor en mi voz, asustada, aterrada y todo lo que tuviera que ver con la palabra miedo.

Se tiró encima de mí al no encontrar a sus hombres y me abrazó con todas las fuerzas del mundo, dándome protección con sus amorosos brazos.

―¡Arodillate, Li!

Trató de protegerme de todos los disparos que amenazaban con tocarnos mientras tratabamos de correr lejos y de buscar ayuda; alguna salvación. Estaba asustada, y supe que todo se había ido a la mierda cuando el impacto de una bala y un gruñido de dolor inundaron mis oídos. Cuando volteé, me di cuenta que había venido de Tom.

Todo sucedió muy rápido y tan pronto como lo asimilé, su cuerpo se tumbó débilmente sobre el mío. Grité al ver como la sangre manchaba mi vestido blanco, caí de rodillas en el suelo y lo abracé fuertemente contra mi pecho. Enrredé mis dedos entre sus trenzas africanas, sintiendo el líquido caliente que salía de la parte trasera de su cabeza. Me desesperé al encontrar mis manos completamente rojas, las lágrimas corrían rápidamente por mis mejillas mientras los balbuceos salían torpemente de mi boca.

Todo se volvió ajeno, mis propios gritos y llantos me dejaron sorda y desconcentrada. Solo podía pensar en una cosa. Tom había muerto. Lo que tanto temí presenciar estaba sucediendo. No, no, no.

¡No, Tom!―grité, desgarrando mí garganta. ―. ¡No me dejes, no lo hagas!

Alcé su rostro con mis manos y acaricié su piel con delicadeza. Los disparos habían cesado, consiguieron lo que querían. Mataron a Tom y asesinaron mi corazón a sangre fría. Recosté su rostro contra mi pecho y lo mantuve estable mientras lo abrazaba con mis brazos.

Te amo... Por favor.

Nunca quise perderlo, nunca estuve preparada para asimilar su muerte y menos lo volvería a hacer. El me había marcado tanto y temía que fuera tarde para poder hacer algo por el.

Por fortuna terminé levantandome de la cama con la respiración agitada y entrecortada. La luz tenue me alumbraba, me encontraba en mi habitación mientras trataba de regular el movimiento inhumano en el que mi pecho se agitaba. Solo fue una pesadilla. Pensé para lograr calmarme, pero mi corazón todavía latía con rapidez.

Siempre era así, la misma pesadilla se repetía mil veces, y aunque cada versión era más distinta a la anterior, al final Tom siempre moría en mis brazos. Desde que me casé con el viví aterrada con la idea, pero al final aprendí a reprimirlo.

Miré a mi alrededor y no encontré a Tom. Siempre era así, ni siquiera estaba presente por las noches, siempre se la pasaba en su trabajo hasta horas nocturnas. Me sentía impotente por no poder hacer algo para ayudarlo, sabiendo lo difícil y riesgoso que era su cargo.

³⌉ 𝟵𝟵 𝘿𝙖𝙮𝙨 𝙚𝙩𝙚𝙧𝙣𝙖𝙡 ; 𝙏𝙤𝙢 𝙆𝙖𝙪𝙡𝙞𝙩𝙯 ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora