05. Strange meeting.

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─Tom Kaulitz.


«La única forma de hacerte pensar, es diciéndote que ya es muy tarde para hacer algo, incluso alejarnos de ti»

Envenené su corazón de la misma forma que se había envenenado el mío. Su cerebro comenzaba a trabajar con la misma locura que el mío y se podría decir que era algo que me estaba encantado mucho. Nunca lo había imaginado, pero verla enloquecer de una manera tan astuta fue mejor de lo que me había esperado.

Ignoré los pensamientos acerca de ella y obligué a aquellos ojos azul océano desaparecer de mi mente cuando empecé a acercarme hacia aquél lugar. Era muy grande, parecía uno de esos típicos castillos de la antigüedad, rodeado de tanta naturaleza y modernidad.

Mantuve mis brazos detrás de mí espalda, dos de mis hombres caminaban detrás de mí y otros por delante, cuidando cada uno de mis pasos aunque no lo necesitara. Mis camionetas rodeaban el lugar, los cuales disponían a más de mis hombres que esperaban una señal para salir y aparecerse, si fuera necesario.

Luego de un tiempo, Bill logró colocarse a mi lado, hacíamos nuestros negocios juntos, había aprendido a aceptar su destino al igual que yo; esa era nuestra vida y no íbamos a cambiar, no cuando nos estaba yendo tan bien. Amábamos el poder y para nosotros era imposible vivir sin el, tantos años aprendiendo y siendo unos simples novatos liderando lo que alguna vez fue de nuestro padre... Hasta que finalmente llegó el día donde pudimos aceptar que el imperio de ese viejo, no era nada a comparación del nuestro.

─No bajen la guardia, no sabemos realmente que es lo que quiere el señor de nosotros. ─susurré hacia los hombres que me rodeaban con discreción.

Estábamos completamente armados mientras caminábamos y disparabamos nuestras miradas hacia nuestros alrededores, alertas a cualquier movimiento ajeno y peligroso. Pero no hubo nada sospechoso por el momento.

Oscurecí y tensé mi mirada cuando comenzamos a cruzar la amplia entrada, encontrándonos con unos fortachones que rápidamente nos hicieron detener con un movimiento de manos.

─Tom Kaulitz. ─Me presenté, dedicándoles una ligera sonrisa egocéntrica mientras los veía escanearme de abajo hacia arriba. Estuve a punto de tomar el paso por mi propia cuenta, hasta que nuevamente me detuvieron, ganándose una fuerte mirada de mi parte.

─Siganos, es por aquí. ─señaló uno de ellos, indicando específicamente mi paso mientras me miraba solo a mí. Su acento era un inglés irlandés que no tardé en reconocer. ─. El señor te quiere ver solo a ti, no le interesan los demás.

Mantuve mi rostro serio y mi lengua jugó con los adentros de mi boca, rozando mi colmillo. Intentó cederme el paso de adelante y eso no era una buena señal, como tampoco lo era el hecho de que el sujeto con el que venía a reunirme quería verme solo.

─¿Que le sucede? Nosotros tambien venimos con el. ─Mi hermano se apresuró en responder antes que yo, ambos manteníamos unas posturas ligeramente desafiantes ante la de los hombres del otro lado.

─Estoy seguro de que el señor Shelby no solo quiere platicar conmigo, viejo, deja entrar a mis hombres, son... ─Meneé mi cabeza con un ligero movimiento de burla. ─, digamos que inofensivos, sí. ─continué, sonriendo con sarcasmo mientras ponía una mano encima de la arma de fuego colgando en mi cintura.

El hombre le dedicó una rápida mirada a mi mano, ligeramente advertido y luego miró mi rostro, manteniendo seriedad en su rostro. Podía sentir la desesperación del ambiente, Bill y mis armados intentando entrar al mismo paso que yo, y ellos queriendo mantener la petición del señor Shelby.

³⌉ 𝟵𝟵 𝘿𝙖𝙮𝙨 𝙚𝙩𝙚𝙧𝙣𝙖𝙡 ; 𝙏𝙤𝙢 𝙆𝙖𝙪𝙡𝙞𝙩𝙯 ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora