Mi niño ZeeNunew

17

NuNew termina de ponerse sus botas y acomoda su cabello, se levanta y se para frente al espejo de cuerpo completo de la habitación. Recorre su mirada por sus jeans holgados, mira su camisa negra transparente con los primeros botones desabotonados. Suspira al notar que el abdomen queda a la vista y todo su pecho.

Zee lo mira y se acerca por detrás, toma su cintura y besa suavemente su cuello.

—Te ves precioso, ¿qué pasa?

—Se ve todo con esto —ladea su cabeza —¿Debería abotonarme estos? —pregunta refiriéndose a los primeros botones.

—Deberías dejártelo como a ti te guste, te ves precioso con esto, con todo en realidad, pero con esto se ven tus curvas y te hace sexy —NuNew rueda los ojos con sus mejillas ligeramente ruborizadas.

—Halagador —se da la vuelta y toma la americana entre sus manos, tira de ella pegando suavemente sus labios.

Zee acaricia su espalda baja y sonríe entre sus labios. Se separan en un chasquido.

—¿Listo? —el menor asiente con una sonrisa. Zee toma su mano entrelazándola con la suya —Vamos, entonces.

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El restaurante es bastante bonito y estético, pero para suerte de NuNew no es tan lujoso como temía. No le gustan esos lugares, se siente fuera de lugar.

De la mano del mayor, caminan hacia su mesa previamente reservada y deciden qué comer.

—¿Cómo sabías que eres gay? —comienza una conversación el mayor cuando empiezan a comer.

—Nunca me llamaron la atención las chicas —se encoge de hombros llevándose un bocado a la boca —Llegué a la conclusión de que me gustaban los chicos y lo confirmé cuando besé a un chico en una fiesta —dice sencillamente.

Zee se recuerda a sí mismo que no estaría bien sentir celos por aquello, pero no puede evitarlo.

—Hm, ya...

—¿Y tú? Bueno, nunca me has dicho si eres gay, pero ¿cómo supiste que te atraían los chicos? —Zee ríe por la nariz.

—No lo sabía, nunca me había fijado en uno antes que tú, niño —toma un trago de su copa de vino, el menor lo mira sorprendido. —Es raro, sí, pero antes había estado con alguna que otra chica, pero jamás me había fijado, y mucho menos enamorado, de un chico. Hasta que te vi tocando mis planos —el menor se sonroja y ríe.

—¿Qué fue lo primero que pensaste al verme por primera vez? —pregunta.

—Que eres el chico más bonito que había visto —NuNew chasquea la lengua. —Es la verdad, amor. ¿Y tú, qué pensaste?

—Me pusiste muy nervioso. Pensé que te veías muy guapo, pero tenía un poco de miedo de que le dijeras a todos que tocaba cosas que no debía —sincera, y Zee ríe.

—No tenía pensado hacer eso, aunque terminaste tocando más de lo que debías —le guiña un ojo, y NuNew le da una patada juguetona bajo la mesa.

—No digas esas cosas aquí, Hia —el mayor le devuelve el toque, pero como una caricia, poniendo nervioso al menor.

Sigue la conversación y las risas, dándose caricias, besos. NuNew se siente un poco observado, pero Zee se encarga de distraerlo de aquellas miradas desaprobatorias o curiosas.

El postre llega, y como NuNew dijo el día anterior, no tardan en comerlo.

—Niño... —Zee limpia sus comisuras.

—¿Sí? —imita la acción.

—Te traje aquí por algo más —se acomoda en su lugar y toma ambas manos del menor sobre la mesa, acariciando su dorso —Quiero pedirte algo... bueno, no pedirte, pero sí proponerte que te mudes conmigo. —NuNew abre ampliamente los ojos.