CAPITULO 11

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ABIGAIL

Aviento la ropa a la maleta, no le preocupa si está ordenada o no, yo salgo de esta casa en menos de una hora.

La verdad es que lo último que me pasó por la mente es que Henry fuera a hacerme un drama a la universidad, me avergonzó y además me hizo saber que piensa que soy una ingenua ilusa, y todo por una pequeña mentira.

El profesor no tiene nada que ver, solo quería saber la opinión de Henry por si acaso, no pensé que llegaría tan lejos.

Y lo podré amar más que a mí misma, pero no voy a permitir tal humillaciones.

Además, debe aprender lo que es tenerme lejos.

—¿Qué haces?— pregunta cuando entra a mi habitación.

—¿No miras?— cierro la maleta —Me voy.

—No seas exagerada, ya, deja eso Abigail.

—Déjame, no me toques— me trato de alejar de él.

—¿A dónde vas a ir?, esta es tu casa, Abby, por favor...

—Ya déjame Henry, no puedo creer lo que hiciste, me avergonzaste enfrente de mi profesor y mis compañeros.

Arrastró la maleta cuando salgo de la habitación.

—Mira, disculpa...

—¡No!— me detengo antes de bajar las escaleras, lo miro a los ojos —Ya deja de disculparte, vas a tener que hacer más que eso esta vez.

—Abby...— bajo las escaleras con algo de dificultad —Princesa por favor— no me tengo.

—¿Sabes?— lo miro una última vez —Me has decepcionado y me has roto el corazón.

Salgo cerrando fuertemente.

Subo al auto y me seco las lágrimas mientras me miro en el espejo, sonrío al ver lo bien que me miro llorando.

Conduzco hasta llegar al edificio donde vive Nick, la chica de recepción no me hace ninguna pregunta cuando subo, ya me conoce, llego al piso quince y cuando estoy frente a la puerta de Nick, tengo que tocar varias veces.

—Hola— lo saludo, miro la cerveza en su mano, todo está oscuro adentro —¿Estás bien?

—¿Tú estás bien?— mira la maleta.

—¿Me puedo quedar contigo?— se aparta para que pase.

—Sabes que si— me adentro al apartamento, enciendo la luz de la lámpara de la sala.

—¿Por qué bebes a medio día?

—En cualquier lugar del mundo ya es de noche.

Se deja caer en el sofá, me siento a su lado.

—¿Qué tienes?— acaricio su brazo.

—Ya no soy gay— no puedo evitar reír —Los hombres son imbeciles.

—No me dijiste que salías con alguien— le da un trago a su cerveza.

—Quería esperarme un poco más para hacerlo oficial, pero que bueno que no lo hice o hubiera quedado en ridículo con mi padre— vuelve a beber y esta vez se la acaba —Me engañó, ahora se lo que se siente.

—Ahora sabes que es un imbécil, te dije que jamás le metieras ilusión y esas cosas.

—Es que se dice tan fácil, pero no lo es, ya, da igual, mañana en la mañana estaré perfecto, ¿tú qué haces aquí?, ¿Henry salió de viaje?

—Nos peleamos y me fui de la casa— parece sorprendido.

—Tu alejándote de Henry, eso sí que es una total sorpresa, ¿qué pasó?

Peligrosa obsesión | Henry Cavill Donde viven las historias. Descúbrelo ahora