𝗔𝗜𝗗𝗔 𝗩𝗜𝗩𝗜𝗔𝗡 𝗦𝗔𝗜𝗡𝗧 𝗩𝗔𝗡𝗚𝗘𝗟𝗜𝗦𝗧, la princesa de Mónaco vuelve de cinco años estando en España y su presencia arrasa en las redes al ver el notorio cambio para bien que ha presentado a inicios de la Temporada de Oro, el evento más...
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𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐎 𝟐
━━ AIDA SAINT VANGELIST ━━
La prensa amarilla se inventa cada cosa por tal de conseguir la atención del público... Estoy tumbada en el sillón azul celeste de mi habitación mientras leo las noticias sobre mi familia y sobre mí en mi tablet antes de pedir algo para cenar. Voy vestida con mi pijama, que se merece un retrato en el Louvre: una camiseta rosa con la cara de la Barbie que dice "¡Tú puedes ser lo que quieras!", unos pantalones rosas de caritas de Hello Kitty, mis calcetínes de Shrek y mis pantuflas de pelo de los minions. Anda que si se enterase la prensa amarilla de que la princesa de Mónaco va vestida así, mis padres me habrían metido ya en un internado.
— Pricesa Aida... — escucho a Mortimer con su acento local al hablar francés detrás de la puerta de mi cuarto después de haber tocado. Me levanto y dejo la tablet en el sillón para ir a abrir. Me encuentro con mi mayordomo de unos cincuenta cargando un ramo de flores y una cajita de cartón con un lazito de color violeta. Eso era de Marcos sí o sí. — Acaba de llegar esto para usted. ¿Dónde lo dejo?
— Encima de mi cama, porfa. — Mortimer hace lo que le he pedido y le doy las gracias. Cuando se marcha cerrando la puerta detrás de él, yo me acerco a la cama para coger el ramo de flores y olerlo. Estaban frescas y olían a lavanda.
Cojo la cajita y con cuidado la abro. Dentro encuentro un sobre plateado con mi nombre y en el remitente pone Marcos Belmonte. Lo abro con toda la delicadeza posible y saco el folio doblado que hay dentro. Lo pliego con mucho cuidado y comienzo a leer.
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Mi preciosa Aida:
Siento muchísimo tener que decirte que no voy a poder asistir a la Temporada de Oro. Mi abuela está peor que nunca y no me atrevo a dejarla sola en ningún momento. Espero que lo entiendas y que sepas que ya te lo recompensaré con mi famoso brownie. Te quiero.
Marcos B. —
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Me sentí fatal por él, sé lo que es tener a un familiar hospitalizado y que esté en estado crítico. Decido escribirle una carta diciéndole que lo entendía, que no se preocupara y que lo de su brownie me parecía una idea maravillosa. Dejo el sobre dentro de la caja de cartón y la llevo al cesto de correo del palacio Heaven—un hermoso palacio que está situado en el centro de Mónaco—. En este palacio vive mi tía con sus dos gemelos de seis años y mi tío Bartum viene de vez en cuando porque trabaja como militar. Mientras tanto, mi hermano y mis padres viven en el Prince's Palace y normalmente quedamos para comer allí en familia, invitando a los más cercanos.
