El Hermano De Mi Mejor Amigo || BossNoeul ||

09

Los días se habían convertido en una rutina para Noeul. Cada mañana, se levantaba temprano, preparaba su desayuno y se dirigía al hospital para visitar a Boss. Aunque su amigo aún no recordaba el incidente en las taquillas, estaba recuperando otras partes de su memoria. Sin embargo, el vacío dejado por la amnesia de Boss y la frialdad de Fort seguían pesando sobre Noeul.

Una tarde, después de otra sesión en el hospital, Noeul se encontró caminando sin rumbo fijo por el campus. El cielo estaba nublado, reflejando perfectamente su estado de ánimo. Sin pensarlo, sus pasos lo llevaron al gimnasio de baloncesto, el lugar donde todo había comenzado.

[...]

Entró y se sentó en las gradas vacías, observando el aro de baloncesto. Cerró los ojos y dejó que los recuerdos lo inundaran: las risas, los juegos, los momentos de camaradería. Era difícil creer que esos tiempos felices se sentían ahora tan lejanos.

Perdido en sus pensamientos, no se dio cuenta de la presencia de alguien más hasta que escuchó una voz conocida.

—Noeul, ¿qué haces aquí?—preguntó Fort, su tono aún distante.

Noeul abrió los ojos y vio a Fort de pie, mirándolo con una mezcla de sorpresa y desconfianza.

—Solo... pensando—respondió, sin saber qué más decir.

Fort asintió, como si entendiera.

—Yo también vengo aquí a veces, para despejarme—admitió, su voz más suave de lo que Noeul había esperado.

Hubo un momento de silencio incómodo entre ellos. Finalmente, Noeul decidió arriesgarse.

—Fort, sé que estás enojado conmigo, y lo entiendo. Pero por favor, necesito que sepas que no quería lastimarte. Todo lo que pasó fue un accidente, una confusión—dijo, su voz llena de sinceridad.

Fort miró a Noeul, sus ojos reflejando una mezcla de emociones.

—Es difícil, Noeul. Pensé que podíamos confiar el uno en el otro, que éramos un equipo. Pero ahora... no sé qué pensar—confesó.

Noeul sintió una oleada de esperanza.

—Podemos arreglarlo, Fort. Sé que llevará tiempo, pero estoy dispuesto a hacer lo que sea necesario. No quiero perder nuestra amistad—dijo, su voz casi suplicante.

Fort suspiró y se sentó al lado de Noeul en las gradas.

—Noeul, no es tan simple. Mis sentimientos están heridos, y no sé si puedo confiar en ti como antes—dijo, su voz quebrándose un poco.

Noeul bajó la mirada, sintiendo el peso de las palabras de Fort.

—Lo sé. Solo quiero que sepas que estoy aquí, y que haré todo lo posible para demostrarte que puedes confiar en mí de nuevo—prometió.

Pasaron unos minutos en silencio, ambos perdidos en sus pensamientos. Finalmente, Fort se levantó.

—Necesito tiempo, Noeul. Pero aprecio que hayas hablado conmigo—dijo antes de alejarse.

Noeul lo vio irse, sintiéndose un poco más ligero. Sabía que el camino hacia la reconciliación sería largo y difícil, pero al menos había dado el primer paso.

Esa noche, al regresar a su dormitorio, Noeul se sentó a escribir en su diario. Las palabras fluyeron fácilmente, como si cada letra ayudara a liberar un poco de la carga que llevaba en su corazón.

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Querido Diario

Hoy hablé con Fort. No fue fácil, pero siento que fue un paso en la dirección correcta. Todavía está herido, y no puedo culparlo por eso. Pero al menos, me escuchó. Espero que con el tiempo, podamos reconstruir nuestra amistad.

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Querido Diario

Boss sigue recuperándose. Hoy le llevé una foto de nosotros en la cancha. Sonrió y me dijo que le gusta recordar esos momentos. Aunque no recuerda todo, al menos esos pequeños fragmentos le traen algo de consuelo.

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A medida que los días pasaban, Noeul continuó enfrentando los desafíos con una renovada determinación. Sabía que no sería fácil, pero estaba dispuesto a luchar por las personas que amaba. Con cada visita a Boss y cada pequeño progreso con Fort, sentía que, paso a paso, estaba construyendo un camino hacia la curación y la reconciliación.