XI-¿Sabes?

283 23 2
                                    


Las últimas noticias que recibió de Sergio era que lo habían llevado a su casa para que se calmara en lo que los demás se encargaban de la carga pesada pero se negó a qué alguien se quedará con él.
Max ya no lo vió en el circuito, después de atender a la prensa donde defendió a su compañero y dió a entender que ese choque había sido debido a Sainz y su nula habilidad para adelantar. A pesar de que su asistente le aconsejó mantenerse al margen y no expresar su opinión respecto al tema, Max sintió que no podía quedarse sin decir nada y dejar que condenaran a Sergio.
Él estaba al tanto de que le traería reprimendas, aún así dijo lo que creyó correcto.
Luego el rubio se dirigió a su propia casa a solas, pensó en que más tarde podría visitar a Checo y hacerlo sentir mejor aunque no se decidía si era prudente. El mexicano lucía verdaderamente fatal, estuvo a punto de enloquecer allá por no poder ver a Carlos, su reacción fue delatora y no parecía importarle que todos lo vieran preocuparse de esa manera por un colega común.
Ahora Max le debía un favor a Sergio, y qué mejor que fuera el sacarlo de esa relación que no le hace ningún bien y no aporta más que problemas a su vida. Cuando ellos estén juntos, aprovechará para retribuirle todo lo que ha hecho por él.

Max estaba tardando en la ducha, ocupado pensando en Checo.
Enjabonaba su cuerpo con movimientos circulares suaves y a eso le agregó vistazos esporádicos de Pérez en diferentes situaciones, el vapor que respiraba estaba cargado de lujuria. De repente imaginó que las manos que lo acariciaban eran de su amor platónico y gimió por lo bien que se sentían. Deseó tenerlo ahí con él dándole placer.
Recorría su cuello, abdomen y sus muslos, se detuvo en los pezones endurecidos por la excitación y tiró de ellos tomándolos con dos dedos cada uno. El agua le caía de lleno en la cara cuando alzó su cabeza hacia el techo, no reparó en sus jadeos y quejidos. Los ojos del castaño aparecieron en su mente, reproducía su risa y percibía perfectamente su olor. No podía resistir más y tomó su pene erecto que rogaba por ser atendido entre su mano, para comenzar a bombearlo de arriba a abajo. Soltó un sonido ronco que vino desde su pecho y continúo con sus movimientos frenéticos, al mismo tiempo que gemía el nombre de Sergio repetidamente.
Comenzó a mover sus caderas en dirección contraria a su mano y el placer aumentó. Después de un rato expulsó su semilla en gran cantidad al alcanzar el clímax, el ruido del agua camufló sus gritos. Estaba sudado y muy sonrojado como si hubiera corrido una maratón, se apoyó en la pared en lo que los latidos de su corazón recuperaban un ritmo estable. La temperatura fría de los azulejos le ayudaron a refrescar su caliente cuerpo que todavía se estremecía con los espasmos debido a su visceral orgasmo.
-¿Estás ahí Max?- oyó la voz de Kelly y enseguida unos golpecitos en la puerta. No había previsto su llegada. El rubio reguló su respiración y comenzó a enjuagarse de nuevo. -Sí.- contestó como pudo y luego detuvo el agua de seguir saliendo de la regadera.
Tomó su toalla para envolverla en la cintura y en ese momento su novia abrió la puerta. Ella le ofreció entrar y bañarse juntos pero él alegó que ya había terminado, en más de un sentido.
Estuvo cerca.

______________________________________
🏁
______________________

Carlos acababa de recibir la atención médica correspondiente, de no ser por un leve esguince en el cuello y un hematoma formado en su hombro, hubiera salido ileso. Los médicos temían que tuviera una contusión porque no fue capaz de distinguir cuántos dedos le estaban mostrando en la pista, pero no podía ver nada ya que estaba deslumbrado por el sol que le daba directo a la cara. Después de examinarlo bien, esas conjeturas fueron descartadas.
No sentía dolor alguno, al menos uno que no pudiera sobrellevar. Recibió atentamente las indicaciones de los doctores quienes le recalcaban que fue muy afortunado. Pudo haber terminado mal pero ya las exigentes medidas de seguridad procuran la vida del piloto sobre todo, aunque hay casos donde no siempre sale bien.
Sainz sujetó la muñeca donde tenía el brazalete que le dió Sergio, desde que estaba en el Centro Médico trazaba con su dedo la inicial dorada. Lo primero que hizo cuando era atendido fue preguntar cómo estaba Checo, se enteró de que no sufrió ni un rasguño y su alma descansó. No sabía qué era capaz de hacer si algo le hubiera pasado a su novio.
También se preguntó cómo se encontraría Sergio psicológicamente, le informaron de su estado superficial pero necesitaba saber que alguien se preocupó por él más a profundidad ya que por ahora, él mismo no podía. Tenía que ser paciente para verlo y personalmente asegurarse que en verdad se sintiera bien.

El Encanto Que Provocas ||Cherlos||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora