XXIII-Enséñame A Olvidarte.

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Sergio iba de aquí para allá por toda la suite, daba vueltas sin parar aguardando la llegada de Max como le dijo que hiciera en lo que él alcanzaba a Norris.
No sabía qué hacer para matar el tiempo, se cumplirían veinte minutos desde que se metió a la habitación y no tenía noticias. Se mordía las uñas nervioso y exhalaba ruidosamente en una forma de canalizar su creciente ansiedad.
Maldito Max. Le dijo que esperaran hasta estar en la seguridad de esas cuatro paredes, un lugar público los dejaba expuestos y con el riesgo de ser pillados, pero le valió e hizo lo que quiso.
Esperaba que solucionara este aprieto en el ahora estaban, al no conocer cómo es Lando, no puede asumir lo que esté pasando por su cabeza en estos momentos.
Checo sintió que se le fue una buena oportunidad, en caso de que uno de sus amigos ocupara el lugar del británico, sería más fácil explicarle todo. O hubiera salido peor y también se estaría llevando una amenaza de Max, que lo asuste para que no diga nada y continúe con su vida, obligándolo a olvidar lo que presenció.
Quizá, eso esté haciendo con Lando ahora mismo. Ese chico no le agrada pero no quiere que sufra la ira de su novio falso, puede causar tanto miedo con una de sus frías miradas, su intimidante voz provoca escalofríos, a quien consideraba su enemigo tendría que cuidarse las espaldas frecuentemente.
Su intención es mantener a sus conocidos fuera de este lío a toda costa, hasta a los que no son cercanos a él.
Por ello, nunca se le ocurrió qué hacer si alguna vez se hallaba en este problema, porque no estaba en sus planes ni en los de Verstappen.
Debería bajar y ver por él mismo qué sucede con esos dos, la incertidumbre lo consumía y le hacía imaginar escenarios terribles, desde una discusión hasta una pelea que escaló a los golpes.
Max le indicó que bajo ninguna circunstancia saliera porque él nada más estorbaría y según él no sabría cómo lidiar con Norris.
No se cansaba de rebajarlo y hacerlo sentir de poco valor.

Estaba por sentarse en la cama cuando se abrió la puerta, dejando ver a Max adentrándose, retirando la gorra de Red Bull, y su chaqueta para arrojarlas al sillón y sentarse ahí. Sergio lo observaba de lejos, intentando leer su expresión pero no encontró emociones que delataran cómo le había ido. El neerlandés siguió en lo suyo, revisó su celular contestando mensajes pendientes, desparramado. No hablaba, ni siquiera volteó su mirada hacia Checo, cuya curiosidad aumentó, se tranquilizó ante su actitud despreocupada, aún así quería informarse, rodó los ojos. Quería que le pidiera contarle todo.
Avanzó hasta sentarse junto al más alto, el cual le sonrió dulcemente. -¿Y bien? ¿Hablaste con Lando? ¿Te dijo algo? ¿Qué va a pasar?- Sergio lo bombardeó con preguntas, desesperado por respuestas. -Oye, cálmate schitterend. Sí, tuvimos una charla y descuida todo está arreglado y controlado.- Verstappen tomó la mano del mexicano y le dió un beso.
Sergio se rió sin gracia y restregó su cara con las manos. -Así de simple ¿eh? O eres muy persuasivo o Lando es en verdad ingenuo.- comentó con sarcasmo. Max lo miró de reojo, serio. -En realidad, le expliqué cómo está nuestro asunto y lo comprendió, no dirá nada. Podemos confiar en él.- Sergio tuvo un flashback a cuando tuvo una conversación similar pero fue con Carlos y se referían a Fernando esa vez, y el secreto que guardaría era lindo, en vez de asqueroso. Quisiera regresar a ese día, su primera cita con el español. Esa velada romántica que lo hizo sonreír como un idiota por días.
-Y tengo buenas noticias para ti, Checo.- la voz del contrario lo trajo de vuelta al presente. -¿Y cuáles son?- respondió con el mínimo interés, sabe que al lado de Max nada es bueno. -Ya no tendrás que venir conmigo a todas partes. Y dejarás de estar solo, como tanto te quejabas.- Sergio lo miró con la boca entreabierta, aturdido. ¿Será posible que le devolverá su libertad?
-¿De verdad?- inclinó su cabeza unos grados y a Max le dieron ganas de comérselo a besos por su carita tan tierna. -Ajá. Lando te hará compañía en el tiempo que yo me deba ausentar para atender cualquier emergencia o me surja una campaña para publicidad. No será todo, puesto que también me comunicará todo lo que hagas y cada uno de tus movimientos, a dónde vayas, con quién hables y lo que digas.- había acertado de nuevo, Checo ya se veía venir la cláusula engañosa que Max maneja. -Pero por qué, si no quieres que esté solo, Jo puede este cerca siempre. No es necesario involucrar a nadie más.- Max hacía una excepción con el preparador físico del castaño, era un amigo muy especial y preciado que lo ha seguido a lo largo de los años y es de apoyo crucial para él. Así que cuando estaba de buen humor, dejaba que se les uniera para que tuviera con quién hablar. -Porque Jo está de tu lado y él solapara todas tus acciones. Lo que más necesito ahora es alguien de fiar, y que te aleje lo más posible de Sainz. Me da la sensación de que ese fracasado intentará algo, por cómo te sigue mirando aunque aparente cuando cree que nadie lo ve.- Max apretó los labios, ya había atrapado un par de veces las furtivas miradas del de Ferrari a SU novio, eran fugaces pero en su rostro estaba el evidente amor por él.
Las cejas de Sergio se juntaron, no iba a negar que su corazón se aceleró emocionado por sus palabras. Si Verstappen estaba celoso de Carlos era porque lo continúa viendo como una amenaza y eso puede significar que no lo ha dejado de querer.
Todavía tenía una duda.
-Maxie, ¿qué le dijiste a Lando exactamente?- se aclaró la garganta. Tenía muchas ganas de saber cómo había convencido a Norris de hacer lo que le pedía. -Pues la verdad. Que tú yo estamos juntos, románticamente hablando y que el rencoroso de Sainz no acepta su derrota cuando tú me elegiste a mí. Temo por nuestra seguridad porque el es capaz de cualquier cosa.- Max peinó sus cabellos.
Checo se levantó con la mirada baja y fue hasta la cama. El descarado le dió una versión distorsionada y retorcida de los hechos con tal de salirse con la suya. Ya lo había visto todo, cuando cree que no puede decepciónarse más llega la sorpresa. Era un reverendo pendejo.
Con la devoción ciega con la que Lando sigue al neerlandés podría afirmar que le creyó de inmediato y sin rechistar. El de McLaren se presume mejor amigo de Carlos, acaso su lealtad a él ya no existe o qué.

El Encanto Que Provocas ||Cherlos||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora