Capítulo 6 | Vacaciones

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N: Leah Potter

Corría desesperada a través del bosque, el sonido de mis pasos ahogados por el estruendoso crujido de ramas bajo mis pies. Las sombras de los enmascarados se movían entre los árboles, y el humo verde que aún se cernía en el cielo se mezclaba con las llamas rojas que devoraban los troncos. El aire estaba cargado de un calor abrasador y un olor a ceniza que me asfixiaba.

—¡Leah, apresúrate! ¡Ya vienen! —gritó una voz femenina. Era Ginny, pero no lograba verla. Miraba frenéticamente a mi alrededor, y entonces escuché sus gritos desesperados, elevados en el aire como si estuviera en una pesadilla. Finalmente, la vi, suspendida en el aire, rodeada por una fuerza invisible que la sometía, y luego la misma tortura caía sobre Hermione, Ron, Harry... ¡Oh no, el señor Weasley también! Los giraban en el aire como marionetas crueles mientras los árboles ardiendo lanzaban destellos infernales.

De repente, sentí unas manos frías y firmes atándome a un árbol. No podía moverme. La visión de mis amigos siendo maltratados se desvaneció, y ahora Draco Malfoy estaba a mi lado. Su rostro estaba oculto tras una máscara, pero su voz era cruel y despectiva.

—Pobre Potter... ¿Creíste que unos traidores y una sangre sucia podrían escapar de nosotros?

—¡Malfoy! ¡¿Eres tú el que está haciendo esto?! —exclamé, con la voz quebrada por el terror.

Él no respondió. En lugar de eso, se colocó la máscara y apuntó con su varita hacia mí. Sentí cómo mi cuerpo comenzaba a levitar, y traté de aferrarme a cualquier cosa que pudiera, pero era en vano. El miedo me inundaba y no podía dejar de gritar.

—¡No, no, no! ¡Por favor! —mi voz era un lamento incesante en la oscuridad de la pesadilla.

—¡NO! —grité, despertando sudorosa en el saco de dormir, con el corazón latiendo frenéticamente en mi pecho.

—Leah, solo te quería despertar — ginny me miraba aterrada por mis gritos— todos esperan... 

Todo mi cuerpo estaba hirviendo, pero desde que vi a ginny al abrir los ojos mi cara es lo que más se sentía ardir —Ay no, lo siento tanto Ginny, que vergüenza. Tuve una pesadilla... tan real —al levantarme de el suelo sentí mis piernas temblar mientras que toda mi vista se sacudía.

Ginny me agarró por los brazos —¿Estás bien, Leah? Ese sueño te sentó m... ¿estarás con fieb...? Tienes las mejillas rojas... ayer te pasó algo parecid...  —la voz dulce pero atenuada de ginny sonaba preocupada, pero me quedé en silencio sin calmarla, necesitaba que mi cabeza dejará de girar y que mis oídos se dignaran a escuchar.

—Es solo que me levanté muy rápido, no te preocupes — tranquilicé finalmente.

Pero todas las escenas tan reales de ese sueño se repetían en mi mente. Miré mis manos temblorosas mientras intentaba mantener la compostura y arreglar mis cosas para no hacer esperar más a la gente, pero hasta cuando me vestía la ropa se sacudía junto a mi. Después de un buen rato todo se fue calmando en mi, hasta que terminé de arreglar todas mis cosas en mi mochila y saliendo de la pequeña habitación en la que estaba.

Fui a donde todos estaban listos para irse, pero en verdad lo único que quería era correr donde mi hermano y abrazarlo, esperando que me dijera que ese sueño nunca será real —¡Oh, que bien! ¡Buenos días, Leah! — El señor Weasley me sonrió con calidez y me ofreció una manzana —Vamos a hacer un largo recorrido, un poco de fruta hará que está vez no te desmayes —rió —eso espero.

Asentí con una pequeña sonrisa cordial y me dirigí donde Harry, Ron y Hermione... A los que elevaban en el cielo con maldad...  —¿Todo bien, Leah? —preguntó mi hermano.

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