Capítulo 7 | Expreso a Hogwarts

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N: Leah Potter

Percy y el Señor Weasley se mantuvieron ocupados toda la semana, yendo de mañana hasta después de la cena al ministerio, y siempre contaban lo mal que estaba el ministerio.

—¿Su padre estará en camino? —preguntó la Señora weasley mirando hacia la puerta.

—Mira el reloj.

Miré hacía él, no era un reloj normal. Tenia 9 manijas de oro con el nombre de cada integrante de la familia y en vez de números habían lugares, como: "En casa" "Trabajo".

—Su padre no trabaja los fines de semana desde los tiempos de ustedes-saben-quién —explicó —Lo hacen trabajar demasiado... aparte se echará a perder la cena.

—Bueno, papá tiene que compensar de alguna manera el error que cometió el día del partido ¿no? —repuso Percy mirando el periódico —A decir verdad, fue un poco imprudente hacer una declaración publica sin primero contar con la autorización del director de su departamento —imprudente es hablar así de tu padre, pero no es algo que yo pueda discutir, por mucho que quisiera. Estoy invitada en su casa, no puedo pelear con él.

—¡No te atrevas a culpar a tu padre por lo que escribió esa Skeeter! —estalló la señora Weasley.

—Si papá no hubiera dicho nada, la vieja Rita habría escrito que era lamentable que nadie del Ministerio informara de nada —intervino Bill, que estaba jugando al
ajedrez con Ron—. Rita Skeeter nunca deja bien a nadie. Recuerda que en una ocasión entrevistó a todos los rompedores de maldiciones de Gringotts, y a mí me llamó «hippie de pelo largo».

Bueno, mi amor, si está un poquito largo... si solo me dejarás córtalo un poquito...

Cuando Bill estaba a punto de contestar a su madre, yo abrí mi boca sin pensar—Yo creo que está bien así.

De inmediato sentí la vergüenza en mis mejillas porque ahora todos me miraban a mi, como si mi comentario halagador fuera extraño. Hasta percy quito su mirada del periódico para mirarme como si fuera una chalada.

Bill sonrió y miró a su madre —¿Ves? Estoy bien —luego me miró a mi y guiñó, articulando gracias sin decir una palabra, sonreí asintiendo, sin dejar de mirar hacia sus ojos...

¿Qué. te. pasa?

Después de mi comentario todos volvieron a lo suyo, aunque la vergüenza no se me había ido, sobretodo al tener la mirada de Bill en mí.

En cuanto la señora Weasley fue al rincón donde se encontraban Fred y George, su atención se había desviado.

—¿Qué están tramando? —inquirió clavando los ojos en ellos, como si los analizara de pies a cabeza.

—Son deberes —respondió vagamente uno de ellos. Están de espaldas, no sé cuál fue pero suena como Fred. 

—¡Ja! —rió sarcásticamente —No digas mentiras a tu madre, ¡aún están de vacaciones! —replicó.

—Sí, nos hemos retrasado bastante —efectivamente el que habló antes fue Fred, y ahora es George, fácil de descubrir, sus voces no son totalmente iguales.

—No estarán redactando un nuevo cupón de pedido ¿verdad? —puso las manos en su cintura mientras hablaba con recelo —Espero que no se les pase por la cabeza volver a las andadas de los «Sortilegios Weasley».

—¡Mamá! —Fred alzó la vista hacia ella, con mirada de dolor —Si mañana se estrella el expreso de Hogwarts y George y yo morimos, ¿cómo te sentirías sabiendo que la última cosa que oímos de ti fue una acusación infundada?

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⏰ Última actualización: Oct 26 ⏰

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