Capítulo 19

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Ambas princesas llegaron al palacio de Charlottenburg. Para Alice, era la primera vez que pisaba Berlín sin ser la sombra de algo oscuro para su padre. Era el único lugar en donde fue tratada como lo que era. Alguien de la realeza y la heredera de la corona.

—Bienvenidas al palacio, princesa Alexia y princesa Alice —saludó el mayordomo—. La emperatriz las espera en su despacho.

Ambas caminaron como las princesas qué eran y nadie miró mal a Alice. Teniendo en cuenta de que llevaba ropa de hombre y Alexia... bueno, ella iba perfectamente vestida para un robo al banco. Las dos entraron a la oficina de la emperatriz, que las abrazó al verla a las dos.

—Deben estar en muchos problemas para que estén en mi palacio —besó a su sobrina y miró a Alice—. No entiendo como dejaron perder el reino de mi abuelo por alguien como tu padre, cariño.

—Su alteza —hizo una leve reverencia, que fue recibida con una sonrisa—, mi padre me está buscando por razones que...

—¿En dónde estuvieron? —la interrumpió y las invitó a sentarse—. Kate y Thomas están locos por tu desaparición en Suecia y tú... —señaló su ropa—. Sé qué el trato en Finlandia es desastroso, pero te ves muy bien. ¿Por qué escapaste de donde estabas?

—En Suecia no quieren a una heredera malcriada —Alice miró a la pelinegra.

—Escapé porque el hombre que estaba conmigo no me va a defender —le sonrió con algo de tristeza—. Tenemos puntos de vista diferente... no sé si me salve cuando mi padre aparezca...

—¿Quién era el hombre que estaba contigo, Alice? —la emperatriz la miró, tomando asiento frente a ellas—. No te iba a defender, pero te cuidó desde que estabas con él. ¿Sabes cuanto tiempo estuviste con esa persona? —negó con la cabeza—. Meses... y tu padre nunca dió contigo. Supongo que es suerte de principiante...

—Maksym puede ser un principiante... —se rió—, quiero decir, al lado de mi padre. Maksym vive en Polonia y pertenece al Sacerdocio.

La emperatriz quiso reírse, pero prefirió mantenerse neutral.

—El Sacerdocio es dueño de casi toda Europa —suspiró—. No pueden ingresar a Suecia, Alemania y Finlandia porque son parte del tratado que tiene Rusia conmigo. Fui heredera de los tres reinos, pero mi hijo no se quiso hacer cargo de Finlandia y yo no quería ser reina de Suecia —las miró a las dos—. Veo que mis decisiones afectaron la vida de la generación siguiente.

—¿Tienes trato con la mafia rusa? Eso quiere decir que...

—Tengo un tratado de paz con el antiguo líder y no, nadie va a venir por ti. Soy amiga también de personas malas, Alice, pero soy lo más neutral en su mundo. Tu padre tampoco debería tocarte si te metiste con Maksym.

—¿Por qué? Él no es tan malo como dice ser...

—Sí eres de él, volverás a él más temprano que tarde. Eres la mujer del líder de la mafia polaca. No es un idiota y mucho menos un débil. No se llega al Sacerdocio porque vende ropa, Alice. Los cinco peores asesinos, los más buscados y los más temidos están en ese gremio. Nadie entra y nadie sale. Todos se complementan porque uno es peor que el otro —la miró fijamente—. Salí por cinco años con el padre de Sasha. Por razones de la vida dejamos de estar juntos. La Cosa Nostra y la Bratva jamás se llevaron bien por una guerra antigua... al formar el Sacerdocio eso quedó atrás y tienen tanto veneno como poder.

—De nada me sirve si él no me quiere salvar —la miró obvia—. Emperatriz Amaya, que a usted la quisiera el padre de Sasha no quiere decir que a mí me quiera Maksym. Solo le pido que me mantenga a salvo y...

La Princesa del MafiosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora