El centro comercial no estaba muy lejos de la mansión principal. Era seguro para las mujeres y estaban lo suficientemente resguardadas para que Maksym no estuviese preocupado. Ellas entraron a todas las tiendas de maternidad que pudieron conseguir. Las más prestigiosas y simplemente las que más les gustaba. Compraron al gusto de Alice e intentaron mantener los colores neutrales para cambiarlos después de que supieran el sexo del bebé. A Alice le habían encantado los vestidos sueltos y largos. Se dió cuenta de que ahora le molestaba la ropa adherida al cuerpo. Decía que no podía respirar. Y el favorito de las tres, fueron los pantalones de maternidad adaptable.
La madre de los chicos se fue a pedir la comida y dejó a Kassia con Alice un rato. Ya habían caminado demasiado y la rubia quería descansar. Por un momento quiso ir a comprar su comida, pero no la dejaron. Era extraño porque no se sentía inútil y tampoco le gustaba que le sirvieran si ella podía ir por su comida.
―¿Irás este fin de semana con mi hermano al rancho de Kylian? ―le preguntó Kassia, al sentarse en la mesa libre que consiguieron.
―No lo sé. Todavía no me ha dicho nada. Solo sé qué el lugar es su nueva adquisición. Ahí llevará a sus mascotas para ser entrenadas ―frunció el ceño al verle la cara a su amiga―. ¿Por qué?
―Tiene una nueva perra ―escupió con enojo.
―Bueno, desconozco si todas las mascotas que él cría son...
―Alice, él tiene una nueva mujer y se olvidó de mí ―dijo con frialdad.
―¿Estás segura? Kylian no parece un hombre que...
―¡¿Vas a defenderlo?! Tú ni siquiera lo conoces y si te digo que está con otra, es porque lo está. Es una perra, una cualquiera y para completar, es una campesina. ¿Qué le puede ofrecer esa a él?
―Lo mismo que Jack te puede ofrecer a ti ―le respondió con seriedad, odiando la manera en como se expresaba de la nueva mujer. Kassia se levantó, se acercó y la abofeteó. De inmediato estuvieron rodeadas y los guardaespaldas listos para atacar a Kassia si era necesario.
―Soy la hermana de Maksym y se van a arrepentir de esto ―los amenazó.
―Ella es nuestra señora, Kassia. Su palabra tiene el mismo peso que la del jefe. No hagas de esto algo peor. No tienes derecho de lastimar a nuestra señora ―le respondió Jack.
―¿Aun cuando ante sus ojos no vales nada? ―lo miró con diversión. Él se giró a ver a Alice y vió como su mejilla estaba roja. Eso sería problemático.
―¿Ante los ojos de quien no valgo nada, señorita Kassia? He vivido bajo tu sombra durante años y estoy agradecido por lo que hiciste, pero tuve que hacerme valer por mí mismo frente a la organización para evitar ser señalado por ti. Por algo soy el capitán.
Ella echó un vistazo hacia el lugar y se dió cuenta de que estaba vacío. Kassia estaba cansada de que la tomaran de idiota. Quería una amiga y tuvo que escaparse mil veces para poder tenerla. Pero no se suponía que su amiga debería defender al hombre que ella estaba empezando a odiar. ¿Por qué tenía que estar con otra mujer?
―Soy tu prometida, Jack ―le recordó.
―Entonces deja de llorar por Kylian y recuerda que estas conmigo por tu propia elección. Recuerda que tu prometido soy yo. El que ha estado contigo en tus peores momentos y el que te permite lo que tú quieras, menos, algo que tenga que ver por Kylian. ¿Estás así por el rumor de que está con alguien? Pues eres una egoísta que no quiere que la otra persona sea feliz mientras tú continúas con tu vida.
Kassia lo abofeteó también, su madre llegó y la miró con sorpresa. Obviamente, su actitud tenía un nombre, pero sabía que ese día llegaría. El día en el que Kylian decidiera rehacer su vida.
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La Princesa del Mafioso
RomanceLibro n°2 de la Saga Sacerdocio Maksym, líder de la mafia Polaca, siempre fue un hombre recto y tranquilo. Fue el último en ingresar al Sacerdocio y lo hizo con la intención de mantener su organización en orden. Perfeccionista y frívolo. Nadie quer...