02 Listas y preparativos

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El verano daba comienzo, la época favorita de Martin. Llena de sol, mar, fiestas y la oportunidad de estar al lado de su mejor amigo durante horas. Aunque estudiaban en la misma universidad, ni sus carreras ni sus años coincidían. El vasco acababa de terminar su primer año de derecho, carrera que aborrecía, y Juanjo estaba a sólo un curso de terminar marketing.

En el segundo en que finalizó el último examen de junio, Martin se puso manos a la obra para organizar el evento que, desde hacía algunos años, daba inicio a la época estival para él y su familia: la noche de San Juan.

La familia de Martin tenía una casa enorme y preciosa en Marbella, sus padres adoraban la costa del Sol y siempre pasaban allí las vacaciones de verano. Por supuesto, la familia Bona todos los años estaba invitada, y era raro que faltaran. A lo largo de los años, Juanjo apenas recordaba un par de veranos en el que sus padres no habían estado allí, e incluso entonces, él se había refugiado en aquel oasis junto a la única persona que le hacía sentir que todo saldría bien.

Martin había estado desde inicios de junio poniéndole al mayor la cabeza como un bombo con listas y preparativos, estaba empeñado en que todo saliera perfecto y fuera una noche memorable. Ese año, su madre le había dado un rol muy activo en la organización, no podía traicionar su confianza.

Juanjo no dudaba en que sería "memorable", con el dinero que tenían los Urrutia, podrían decidir comprar cualquier cosa. Si el capricho de Martin ese mes era la mejor fiesta de San Juan jamás vista, sería concedido.

— Me encantan las fiestas — canturreaba Martin, emocionado.

Juanjo lo miró un momento, riendo entre dientes.

— ¿Sí? ¿No me digas? No me había dado cuenta... — su tono sarcástico no pasó desapercibido por el otro, que le respondió con una mueca sacándole la lengua.

— Búrlate lo que quieras, como si fuera el único... Por lo que sea, no soy yo del que los camareros de la barra libre huyen al final de la noche — contestó Martin sosegado, mientras seguía concentrado en la lista de su tablet, leyendo con atención los progresos que tenían y los elementos que aún faltaban.

Juanjo rió, esta vez con una carcajada real ante la mención de la barra libre. Que Martin fuera comedido con el alcohol no era su culpa, si era gratis, ¿quién era él para negarse?

Estaban en el piso de Juanjo, como casi siempre, tirados en el salón con dos cervezas abiertas encima de la mesita (de limón, a petición de Martin). Como el vasco vivía en una residencia de estudiantes, tenía menos margen para traer visitas, así que acababa siempre en la casa de su mejor amigo en Madrid. Juanjo no se quejaba, aunque en su opinión la residencia pija de Martin era un lugar absolutamente increíble, del cual él no querría salir. De alguna forma, el vasco siempre terminaba rechazando el tener una sala de juegos, una piscina y hasta un puto cine en su edificio para venir al agujero de 65 metros cuadrados que compartía con dos amigas suyas de la universidad.

— ¿Te parece bien este catering? — Juanjo giró la pantalla de su ordenador hacia el menor, el cual escaneó la pantalla con atención.

— Creo que al final voy a hacer buffet de sushi— respondió Martin.

— Qué puto asco — respondió el mayor. Martin rodó los ojos —. No pongas esa cara, ¿como te puede gustar esa pijada de pescado crudo?

— Para tu información — Martin se giró hacia él, señalándolo con el dedo —, no se trata de ninguna pijada. Es una delicia de la cocina japonesa, no tengo yo culpa de que tu paladar sea el de un niño de cinco años. En segundo lugar, no sólo hay sushis de pescado, actualízate un poco — esta vez fue el turno de Juanjo de rodar los ojos —. Y, por último, voy a incluir también noodles, gyozas y pollo teriyaki para los más delicaditos como tú.

He's not afraid // Majos/Juantin fictionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora