7. JAEHYUN

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Realmente quería ver a Renjun, ir a la
casa de a lado y ver si estaba bien, lo cual era solo una excusa poco disimulada para verlo.

Esto era necesario después de conocer a su hermana y tener una conversación bien rara donde, de alguna manera, terminé contándole que era gay y, además, coincidí con ella en que su hermano era sexy. Esa chica, su gemela, tenía una increíble habilidad para la interrogación, después de esa charla, en la cual se explicó con lujo de detalles que su hermano también era gay, tuve la loca idea de que le preguntaría a Renjun si quería salir por un café. Era una visión que no me dejaba en paz, por lo tanto, invitarlo a ir por un café era lo que quería hacer.

Para mi mala suerte, lo que tenía que hacer era asistir a la Sexta Expo Anual para la Concientización del Trauma y atender el stand del Hospital Soledad Memorial; de hecho, los tres, Eunwoo, Mingyu y yo estábamos allí. Eunwoo y Mingyu en su uniforme y yo en mi pijama quirúrgica. En pijama quirúrgica, por el amor de Dios.

«Así es como el público percibe a Urgencias, Jaehyun, soporta, solecito».

Como sea, la pijama quirúrgica era mi uniforme y era supercómoda, pero no encantaba, como era el caso con mis amigos.

La estación de bomberos había traído un camión grande y reluciente y Mingyu estaba ocupado lidiando con un rebaño de niños y las admiradas madres. Por supuesto que sí, el hombre medía 1.87, era un bombero destacado y podía cargar pesas de quién sabe cuánto peso.

Eunwoo, guapo e impecable en su traje azul, tenía su patrulla, con un permiso especial para fingir encerrar a niños en el asiento trasero y encender las torretas.

Entre los dos tenían todo el asunto del socorrista sexy en su punto, eran unos malditos héroes.

¿Y qué tenía yo? Tenía a Olivia de TI, que no quería estar aquí y un corte transversal anatómicamente correcto de un corazón humano con sangre real bombeando. Bueno, no era sangre tan cual, más bien líquido sintético que estaba filtrándose de algún lado y me dejaba las manos oliendo a cloro.

—¿Qué pasa si lo pico con un palo? — me preguntó un niño pelirrojo y de ojos grandes mientras apuntaba al corazón falso,

—¿Me salpicará la sangre encima?

No podía tener más de diez años y no había un padre que pareciera ser responsable de él. Lo último que quería era que picara la costosa utilería con el palo afilado y puntiagudo que estaba agitando enfrente de mí.

—¿Picarías a un persona real en el corazón?—le pregunté y le di un empujón a la exhibición para alejarlo de su alcance.

—Solo si lo sirven —declaró el niño, y Dios, parecía que lo decía genuinamente en serio.

¿Acaso teníamos aquí a un futuro asesino en serie? Busqué a Eunwoo con los ojos y si me veía, a lo mejor podríamos llevarnos al niño para interrogarlo.

—Nah —agregó el niño,

—era una broma.

Le echó un vistazo a la mesa y a la pila de stickers en forma de corazón con el logo del hospital.

—¿Puedo tomar un sticker?

—Claro que sí — Levanté una platilla para despegar uno, pero él tomó una pila de diez plantillas y luego se echó a correr antes de que pudiera detenerlo.

Eso fue lo más emocionante que había vivido en toda la mañana, aparte de Olivia cuando me dijo en términos ambiguos que estaba enferma y que tenía que irse. Le ofrecí revisarla si eso ayudaba, pero huyó antes de que pudiera atraparla, lo que significaba que estaba yo solo en mi pijama quirúrgica con las calcomanías y un corazón sangrante.

PAPÁ SOLTEROWhere stories live. Discover now