9. JAEHYUN

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Tenía cerveza en una mano y papitas en la otra mientras me acercaba a la puerta de Renjun.
Mingyu dijo que le había parecido amigable esa tarde, pero vi a su hermana marcharse, y a lo mejor, se sentía solo ahora. Simplemente estaba siendo un buen vecino al venir y ver cómo estaba. Sí, como no.

Llamé a la puerta con gentileza y pensé que si no abría, entonces me iría a casa. Lo último que quería era despertar a Jia si estaba durmiendo, o peor, despertar a Renjun también. Ya me había dado por vencido cuando Renjun abrió la puerta.

—Hola — dije al instante.

—Pensé que querrías un poco de compañía.

—Emmm — comenzó y volteó a ver detrás de él.

—Solo puedo quedarme una hora y no voy a tomar. Tengo turno, pero te compartiré de mis Doritos — Agité la bolsa y esperé.

—Pasa —murmuró y se alejó de la puerta.

Entré, maravillado otra vez por cómo dos casas idénticas por fuera podían ser tan distintas por dentro. Donde la nuestra era una casa de solteros, la suya era más sutil, incluso elegante. Alcancé a ver una estufa de leña mientras pasabamos, también dos sofás grandes de cuero. Todo en este lugar era sobrio pero de calidad y olía a talco de bebé. Coloqué la cerveza y los Doritos sobre la encimera.

—¿Café? — preguntó y asentí con la cabeza.

Había esperado que él tomara la cerveza, pero se sirvió lo mismo que a mí. A lo mejor la cerveza no era lo mejor para un papá soltero que estaba totalmente a cargo de un bebé. La próxima vez quizás podría traerle granos para su aparatosa cafetera.

—¿Quieres ir al solárium? Está más arreglado ahí.

Miré alrededor de su cocina, la cual a mis ojos, estaba limpia y ordenada. El único desorden era una pila de ropa en la encimera y una caja sellada de pañales cerca de la puerta de la cocina. No obstante, omití cualquier comentario porque el desorden de uno era el espacio vacío de otro. Así que lo seguí al cuarto incorporado con techo de cristal y deseé que tuviéramos algo así en la casa.
Jia estaba ahí, en una cuna portátil, ondeaba sus manos en el aire mientras miraba fijamente a un móvil de Disney.

—¿Te gusta Winnie the Pooh? —murmuré mientras me ponía de cuclillas junto a ella.

—Este es Winnie. Es un oso extraordinario. Una vez comió tanta miel que se quedó atorado en una madriguera. Esa es una lección de vida, nenita —Le di una vuelta al móvil.

— Y este es Tigger. Es un tipo chistoso y tiene una cola saltarina que te encantará—Seguí y le conté acerca de Igor, Cango con el chiquitín Rito y por último, Piglet.

—Piglet es mi favorito —le informé con toda seriedad.

—Es un pequeñito tímido pero es súper valiente y lindo—Atrapó mi pulgar y lo agarró fuerte. Levanté la vista a Renjun

—¿Puedo cargarla?

Había visto muchas cosas en Urgencias. Cosas complejas, tragedias, momentos de alegría, casos frustrantes, segundos que cambiaban la vida; sin embargo, no había nada como un bebé para hacerme sonreír. Un día, tendría hijos.

—Claro — dijo Renjun después de un momento de titubeo.

Apuesto a que estaba allí contemplando todas las formas en las que podía decir que no. ¿Y por qué no lo haría? Después de todo, no me conocía bien.

La tomé en mis brazos para luego sentarme en una de las cómodas sillas, me recliné y senté a Jia en mi pecho.

—Hola, hermosa, hola — canturreé
mientras la rebotaba.

PAPÁ SOLTEROWhere stories live. Discover now