𝗴𝗮𝗺𝗲 𝗼𝗳 𝘁𝗵𝗿𝗼𝗻𝗲𝘀 𝗳𝗮𝗻𝗳𝗶𝗰𝘁𝗶𝗼𝗻
El cielo cuenta historias a aquellos dispuestos a escucharlo con atención. Sin embargo, si oyeras su más triste relato, resbalarían las lágrimas de tus ojos y perderías toda fe en el mismo mundo. Y e...
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Los copos de nieve caían sobre su cabeza, fundiéndose con el blanco de su cabello. No tenía frío, ni miedo, no se encontraba sola. Su madre le acarició la mejilla, lentamente, como si esculpiera su rostro con la punta de los dedos. Eryn sonrió, y las lágrimas que comenzó a derramar, después de años, eran de pura dicha.
— Te echo de menos, mamá.
— Lo sé, mi pequeña loba.
Eryn negó con fuerza.
— No soy una loba, madre... y ya no soy pequeña.
Ella siguió acariciando su rostro, y con un leve fruncir de cejas se mostró en desacuerdo con sus palabras.
— Mi pequeña. —insistió con el mismo tono endulzado por la maternidad— Eres la última loba del Norte y del Sur, del Este y del Oeste. Nadie puede arrebatarte eso, ni siquiera tú. —La garganta de Eryn se cerró, no quería hablar de ello, no cuando la hacía sentir tan inútil— Debes prometerme algo, cariño.
— Lo que sea, madre. —susurró, dejando caer el rostro sobre su cálida mano— Haré lo que sea que me pidas.
Eryn terminó rodeada por sus brazos, teniendo la presión de su pecho contra el suyo, de su rostro sobre su mejilla. Sintió el aliento de su madre en la oreja, el calor que emanaba su piel.
— Protege a tu manada, Eryn. —ella se separó, asustada. Nadie quedaba de su pueblo, nadie. Su madre entendió el terror de sus ojos, sonrió, regresándola a su pecho— "Cuando la Luna se alce, mi Lobo despertará de su sueño". —recitó.
— "Y si la Luz me ha marcado... —siguió Eryn junto a ella— ...protegeré a mis hermanos".
— La manada reside allí donde tú decidas. —le besó la sien, a la par que deslizaba los dedos por las blancas hebras de su cabello— Las tierras que debes defender... son aquellas donde se asiente tu corazón. —la separó del abrazo, contemplando con pura desolación su rostro todavía infantil— Serás más fuerte de lo que cualquiera de los nuestros ha sido.
— Madre... —farfulló aterrada.
— Y tu transformación será más dolorosa que todas las nuestras juntas. —Eryn dejó de llorar, pero el rojo de sus mejillas permaneció como recuerdo— No será agradable, no querrás volver a tu forma humana cuando ocurra. —Eryn mordisqueó sus labios, húmedos por las lágrimas, fríos por el verdadero Norte— Prométeme que protegerás tu manada, Eryn, allá dónde vaya, tú irás con ella. —asintió, cabizbaja— Bien, bien... siempre fuiste la más obediente de tus hermanos.
