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Los niños se pusieron en fila con entusiasmo mientras tú servías helado en sus tazones y les entregabas también una manta a cada uno. Nunca antes habían tenido una noche de cine como esta, problamente fue antes... preferirían no hablar de eso. 

Todos pudieron caber en el sofá con Shoto sentado en tu regazo, quien estaba elijiendo una película para ver.

"¿Podemos ver 'mi amigo el dragón' porfavor?"

Usaste el control remoto para encontrar la película: "Claro, pequeño"

Los cuatros niños estaban fascinados con la película, aunque eso no les impidió pedir una segunda ración de helado. De vez en cuando, para animar un poco las cosas, usabas tu don para crear ilusiones en la habitación y crear una experiencia inmersiva.

¿La película se desarrollaba en el bosque? Ahora había árboles en la habitación.

¿Estaban en el cielo? ¡Ahora estaban el cielo!

Se puede decir con seguridad que los niños se divirtieron porque estaban llenos de energía mucho después de que terminó la película, e incluso parecía que Shoto había olvidado lo que su padre le había hecho ese día.

Todos jugaron entre ellos mientras les preparabas la cena, y ellos principalmente recrearon la película. Te aseguraste de controlarlos de vez en cuando para asegurarte de que no se lastimaran, lo que casi sucedió debido a que no tuvieron en cuenta la edad de Shoto.

  "¡Natsu, ten cuidado! Shoto es pequeño, ¿recuerdas?"

Él te miró a ti, luego a su hermano menor, luego asintió antes de volver a jugar.

La cena estaba casi lista, solo querías dejarla reposar un poco para que no estuviera demasiado caliente para los niños, además de que realzaría el sabor. Pero justo cuando te sentabas a descansar, escuchaste un fuerte estruendo y luego un llanto.

Cuando te acercaste a la situación, viste una expresión de sorpresa en el rostro de Fuyumi, mientras que los otros tres parecían llorar a distintos niveles. No sabías qué era ese ruido hasta que miraste hacia abajo y viste pedazos de un jarrón esparcidos por el suelo.

Natsuo inmediatamente señaló a su hermano mayor: "¡El lo hizo!"

Su hermano señaló hacia atrás: "!No! !Fue él!"

Sacudiste la cabeza, atrayendo a todos los niños frente a ti.

"Ya lo resolveremos más tarde. Por ahora, necesito limpiar esto para que ninguno de ustedes salga lastimado".

Encontraste un recogedor y recogiste los fragmentos del jarrón, los pusiste en una bolsa ziploc gruesa y los dejaste a un lado. Luego te volviste hacia los niños con una mirada severa.

"Ahora... ¿alguno de ustedes podría explicar qué pasó?"

Fuyumi sabía exactamente lo que había pasado, pero no quería delatar a sus hermanos, lo mismo que Shoto. Los otros dos estaban demasiado nerviosos para hablar, no querían que te enojaras con ellos.

Podías leer sus expresiones, así que te agachaste a su altura y le dijiste: "No me enojaré con quien lo hizo. Solo es importante que aprendas a ser responsable, ¿de acuerdo?".

Natsuo se acercó a ti con culpa a los ojos.

"¿Me prometes que no te enojarás?"

Le diste una palmadita en la cabeza: "Lo prometo".

Miró alrededor de la habitación como para asegurarse de que su padre no estaba allí antes de confesar: "Fue mi culpa... Estaba jugando con Touya-niisan y golpeé la mesa donde estaba el jarrón..."

Al escuchar a su hermano menor asumir la responsabilidad de sus acciones, Touya también dio un paso adelante.

"También fue mi culpa, lo empujé sin querer"

Ambos se sorprendieron al encontrar tus brazos alrededor de ellos, abrazándolos.

"¡Estoy tan orgulloso de ustedes dos por ser tan responsables! Son unos niños muy bueno".

Pero ese no fue el final, ya que te alejaste de ellos con una mirada severa.

"Pero ustedes dos deben tener más cuidado, no todos serán tan amables como yo. ¿Entienden?"

Ambos tragaron saliva antes de asentir.

Te levantaste de nuevo y dijiste: "¡Genial! ¿Alguno de ustedes tiene hambre?"

*

Después de una comida abundante, los niños volvieron a jugar y tú pudiste lavar los platos en un tiempo récord. No había mucho más que hacer después de supervisar, pero aún así, Fuyumi prácticamente se ocupaba de eso.

Terminaste dando un paso fuera de la casa, sentándote en una silla plegable en el porche (que tú mismo habías puesto). Las estrellas eran bonitas, pero no demasiado visibles, y el olor de la noche fría llenaba tus pulmones.

Con el rabillo del ojo juraste que podías ver a alguien agachado en lo alto de un edificio cercano. Parecía que tenía el pelo hasta los hombros y llevaba... ¿una bufanda? Parecía que él también te vio, ya que pronto desapareció en la noche.

Completamente asustado, regresaste adentro y acostaste a todos los niños.

Definitivamente no ibas a poder dormir esa noche.

La mejor niñera (hermanos Todoroki + m!reader)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora