Annie.
Nunca me he tomado bien el rechazo de las personas, siempre me a gustado complacer y estar a la altura de las personas que quiero o me importan, es por eso, que el hecho de que cierto chico me haya rechazado me a trastocado un poco. Sí, acepte salir con Richard y no fue tan malo como creía, pero tampoco me llevó a pensar en alguna posible segunda cita.
La mayor parte del tiempo se la paso hablado de cosas que francamente no podrían importarme menos, como el hecho de que él no invitaba a salir a cualquier, y, que en el caso, de hacerlo la chica se debería de sentir afortunada de que él la invitara, perdí la cuenta de las veces que me contuve de rodar los ojos al cielo.
Dejando de lado su alta estima e idolatría Richard puede llegar hacer un chico bastante divertido con sus bromas qué evitaron que mi cabeza golpeara contra la mesa del restaurante de comida rápida al que fuimos debido al aburrimiento que sentía en un principio.
Fuera de todo eso, no podía sacudirme la sensación de parecer tonta e insípida. Sí, me rechazaron y no es el fin del mundo, hay muchos peces en el agua. No voy a mentir y decir que no lastimo mi ego —porque lo hizo y mucho—, pero mi orgullo alzó una barrera impenetrable entre Dain y yo.
No soy insignificante, ni sosa y no tiene nada se malo que me guste el romance.
Como sea, justo ahora estoy bastante agradecida de que se aproximan la jornada de exámenes y eso me mantenga lo bastante ocupada como para no estar pensado estupideces, aunque ya pasaron un par de semanas no puedo ignorarlo, y es que, siempre me a costado soltar las cosas ya sean malas o buenas.
Justo ahora me encuentro en la biblioteca, al fondo de una sección donde nadie viene. Estar aquí siempre me genera una paz que soy incapaz de explicar, estar rodeada estanterías llenas del libros hasta el techo de doble altura, dos pisos repletos de libros y más libros, la iluminación que entraba por los ventanales le dan un toque cálido y a mi me gustaba imaginar que cuando entro aquí lo hago a la biblioteca de Bella, cual película de Disney, es como si entrará en otra dimensión donde solo somos yo y los libros. Me estoy tomando un descanso de la guía de estudio qué hice hace aproximadamente una semana y estoy aprovechando para escribir el borrador de la que podría ser mi primera novela de fantasía, aunque aún no estoy del todo convencida.
Mis dedos se mueven como si tuvieran vida propia sobre el teclado de mi portátil, me muerdo el labio inferior y frunzo el ceño cuando termino de escribir el capítulo que no me está encantando, así que borro un par de párrafos para escribirlos de nuevo.
Estoy tan absorta escribiendo que no me doy cuenta de que alguien se ha acercado hasta que el sonido de la silla frente a mi siendo arrastrada me hace fruncir el ceño aun más.
Las únicas personas que saben que este lugar es algún tipo de refugio son mis amigas, que por lo regular esperan hasta que decida salir de aquí porque saben que solo vengo cuando quiero desconectar un poco de todo el caos en mi cabeza o en caso de que sea lago urgente siempre recurren a llamarme al móvil. Termino de escribir el último párrafo antes de levantar la cabeza y ver a la persona que ha venido a perturbar mi paz.
La sorpresa que me genera ver a los ojos ambarinos qué me devuelven la mirada me golpea con fuerza, haciendo que mi estúpido corazón se salte un latido, demoro un par de segundos en recuperarme de la sorpresa sustituyendo esa emoción por molestia lo que me hace fruncir el ceño una vez más.
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Casi Algo
Teen FictionEl amor suele ser aterrador e impredecible. Muchas veces tratamos desesperadamente se huir de el y este se empeña de mantenerse con nosotros de manera aterradora. Por qué mientras más rehuimos de el, este más presente se hace y es que muchos piensas...