VIII. Primer Escape

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En la mañana siguiente, 15 de agosto, me levanté y me dirigí al televisor para ver que se decía hoy, y si se iban a dignar a hablar y a dar las explicaciones que todo el mudo tanto esperaba.

Me senté a escuchar la noticia. En esta mostraban todo el avance del muro; ya habían puesto muchos ladrillos por doquier. Se veía como gran parte de Berlín estaba dividida. Ahora si se podía sentir que ya no había vuelta atrás y que nada iba a ser temporal.

—Mamá, voy a ir a encontrarme con John.

—¿Y no hay un muro ya?

—No lo sé, pero voy a ir a ver.

—Ten cuidado, Eloise.

—Sí

Salí de la casa. En el camino solo veía el muro por doquier y los guardias fronterizos que siempre tenían que estar vigilando. Mientras más caminaba mi mente iba centrada en que ojalá no estuviera un muro donde John y yo nos encontrábamos.

Comencé a escuchar que alguien se aproximaba por donde yo iba caminando, no eran pisadas pequeñas, al parecer la persona que venía estaba corriendo, por qué, no lo sé. Solo esperaba que no fuera por algo malo.
Me volteé, era un soldado que venía lo más rápido posible, me asusté, pensé que había hecho algo mal. Pero este solo me cruzó por el lado, ni siquiera sé si se percató que yo estaba ahí.

Detrás venían guardias, al parecer era una persecución. Pero, ¿por qué estarían persiguiendo a un soldado? Fue la pregunta que me hice. No interferí y me quité del medio dándole paso a los guardias.

—Extraño. —dije en mi mente.

Continúe caminado cuando ya se habían alejado, solo faltaba poco para llegar, pero cuando me acerqué más, vi como habían muchos guardias. Me asusté así que no seguí acercándome.

[...]

Regresé a casa, mamá estaba sentada, en su rostro podía notar que algo le pasaba.

—¿Todo bien mamá?

—No, no me siento bien.

—¿Qué tienes?

—Siento dolor en el pecho.

—Deberías salir a tomar aire fresco —dije para luego dirigirme a la cocina y buscar un poco de agua para mamá.

—Ten. —le pasé el agua.

—Gracias, Eloise.

—Siempre estaré para ti —le di un abrazo.

—Por cierto, Eloise. ¿Por qué llegaste tan rápido?

—Habían muchos guardias persiguiendo a un soldado.

—¿Por qué?

—No lo sé. Es extraño, ¿verdad?

—Muy.

—Voy a prender el Televisor para ver que se dice.

Lo encendí pero no había nada, absolutamente nada. Era extraño porque fue algo que sucedió y que vi con mis propios ojos, a parte, no era la única en el lugar, habían más personas que también habían presenciado esta persecución.

—Es extraño. No hay ninguna información sobre esto. —dirigí mis palabras a mamá.

—El gobierno solo muestra lo que le conviene.

—¡Maldito comunismo! —dije con exasperación.

—¡Eloise! —dijo mamá tan rápido como pudo—. No digas eso, sabes que tienes que cuidar tus palabras.

—Pero es la verdad.

—No importa si es la verdad o no, tienes que mantener una buena postura mientras pises estas tierras.
Solo puse una mirada de disgusto y me dirigí a la habitación.

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