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—¿Qué vas a hacerme ahora, Jeongguk? —susurró, su voz ronca por el deseo

No le di una respuesta verbal. En lugar de eso, dejé que mis acciones hablaran. Mis labios descendieron por su cuello, dejando un rastro de besos y suaves mordidas que hicieron que su respiración se acelerara aún más. Mis manos exploraron su cuerpo, trazando cada línea, cada músculo con devoción

Jimin dejó escapar un gemido cuando mis labios encontraron su clavícula, mis dientes rozando su piel con una mezcla de suavidad y firmeza. Mis manos encontraron su erección, y comencé a acariciarlo con movimientos lentos y calculados, disfrutando de la forma en que su cuerpo respondía a mi toque

—Jeongguk... —su voz era apenas un susurro, cargada de deseo

No le di tregua. Aumenté la intensidad de mis caricias, deleitándome con cada sonido que escapaba de sus labios. Su cuerpo temblaba bajo el mío, y sentí una oleada de satisfacción al ver cuánto placer podía darle

Jimin, sin embargo, no estaba dispuesto a ser solo un espectador. Con un movimiento rápido, logró invertir nuestras posiciones, quedando él encima de mí. Sus ojos brillaban con un fuego que me dejó sin aliento

—Te dije que no soy el único que juega, Jeongguk —susurró, su voz baja y cargada de intención

Antes de que pudiera responder, sus labios encontraron los míos nuevamente, esta vez con una urgencia renovada. Sus manos viajaron por mi cuerpo, tocándome con la misma intensidad que yo había usado con él. Cada caricia, cada beso estaba lleno de deseo, de una necesidad que solo nosotros dos podíamos entender

Jimin descendió por mi cuerpo, sus labios dejando un rastro de calor en su camino. Cuando llegó a mi cintura, sus ojos encontraron los míos, y la mirada que me dio fue suficiente para hacer que mi corazón latiera con fuerza. Con una sonrisa coqueta, se inclinó hacia adelante y tomó mi erección en su boca

El placer fue inmediato e intenso. Jimin sabía exactamente lo que estaba haciendo, su lengua y labios trabajando con una habilidad que me dejó sin aliento. Mis manos se enredaron en su cabello, tirando ligeramente mientras él aumentaba el ritmo

—Jimin... —gemí, mi voz entrecortada por el placer
Él no se detuvo, sus movimientos solo se volvieron más intensos, más calculados. El placer creció y creció, cada segundo más abrumador que el anterior. Sentí que estaba al borde del abismo, listo para caer en cualquier momento

Antes de que pudiera llegar al clímax, Jimin se detuvo, mirándome con una sonrisa que era puro desafío. Se deslizó hacia arriba, sus labios encontrando los míos en un beso que recibí gustosamente

—No tan rápido, Jeongguk —susurró, su voz un ronroneo sensual— Esto apenas comienza

Con esa declaración, se posicionó sobre mí, tomando el control completamente. Sentí su calor envolviéndome mientras él se movía, cada movimiento era una mezcla perfecta de provocación y placer. Mi cuerpo respondió a su ritmo, encontrando el suyo con la misma intensidad

Nos movimos juntos, un baile de deseo y necesidad, nuestros cuerpos encontrando un ritmo que solo nosotros dos podíamos entender. Cada caricia, cada beso estaba cargado de una intensidad que me dejaba sin aliento. Jimin llevaba el control, pero había momentos en los que yo también tomaba la iniciativa, aumentando el ritmo y profundizando nuestra conexión.

La habitación se llenó del sonido de nuestra pasión, de la mezcla de nuestros jadeos y gemidos, de la promesa de lo que estaba por venir. Cada segundo estaba lleno de tensión, de una sensación de anticipación que nos mantenía al borde

one of your girls; km auDonde viven las historias. Descúbrelo ahora