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Finalmente, su voz interrumpió mis pensamientos una vez más

—Ya regreso, voy al baño —dijo, levantándose y deslizando su mano por mi pierna de manera casi imperceptible

Lo vi alejarse, vi como avanzó unos pasos y luego volteó para verme de reojo, regalándome una sonrisa que claramente me invitaba a seguirlo. Decidí esperar un poco más para no ser tan evidente ante los demás en la mesa. Finalmente, me levanté excusando que debía hacer una llamada. Busqué el baño para enfrentar a Jimin de una vez por todas. Una vez dentro, no lo encontré hasta que escuché una voz a mis espaldas

—Oh, Jeongguk, ¿qué haces aquí? —dijo con fingida inocencia mientras se acercaba al lavabo

No contesté. Vi cómo sus ojos se posaron en mí, estudiándome como si tratara de buscar algo

—¿Qué pasa, Jeongguk? ¿Así eres de callado normalmente... o es solo conmigo? —dijo, acercándose más

—No te sientas especial, así soy con todos —respondí sarcásticamente. Si él quería jugar conmigo, ¿por qué no podía hacerlo yo?

Escuché una carcajada de su parte, que me irritó más de lo que debería

—Oh, yo no me siento especial. Bueno, no contigo —dijo con un tono burlón que solo él podía lograr, haciendo que me hartara de sus palabrerías

—¿Hasta cuándo vas a dejar de fingir? —dije, acercándome más a él hasta arrinconarlo contra la pared— Toda esta fingida inocencia, ¿para qué?

—¿Fingir qué, Jeon? —dijo desafiándome y acercándose aún más a mí, con nuestras respiraciones casi mezcladas

La tensión era palpable, una corriente eléctrica que hacía imposible ignorar la atracción entre nosotros. Jimin jugaba con fuego, y yo estaba dispuesto a quemarme. Me harté y lo tomé de la cintura, acercando nuestros cuerpos. Justo antes de que nuestros labios se tocaran, él apartó la cara, haciendo que mis labios quedaran en su mejilla. La frustración me invadió, y mi respiración se volvió más pesada

—¿Te diviertes con esto, Jimin? —susurré, sin apartarme

—Mucho —respondió, su aliento cálido en mi oído

Nos quedamos así, en ese tira y afloja, la distancia entre nuestros labios reduciéndose con cada segundo que pasaba. La proximidad era casi insoportable, y cada fibra de mi ser deseaba cerrar esa brecha. Pero Jimin mantenía el control, sus movimientos calculados, provocadores

—Dime, Jeongguk, ¿qué es lo que realmente quieres de mí? —preguntó, su voz suave pero cargada de un significado que iba más allá de las palabras

—Quiero... —empecé, pero las palabras se me escaparon

él sonrió, una sonrisa que era todo menos inocente. Sus dedos trazaron un camino lento y deliberado por mi brazo, enviando una oleada de sensaciones a través de mi cuerpo

—Si no hablas, no puedo darte lo que quieres —susurró, desafiándome

La provocación en su voz, el brillo en sus ojos, todo era un reto. Sentía la necesidad de romper esa barrera, de dejar de lado las palabras y dejar que nuestras acciones hablaran. Estaba en el borde, dispuesto a saltar, cuando Jimin se apartó ligeramente, manteniendo la tensión en el aire

—Tienes que decidir, Jeongguk. ¿Vas a actuar o solo mirarás? —dijo, su voz baja, casi un susurro, pero llena de un desafío que me hacía hervir por dentro

La distancia entre nosotros era mínima, pero el impacto era inmenso. Era un juego, uno en el que ambos estábamos metidos hasta el fondo, y sabía que solo uno de nosotros saldría ganando. Y mientras lo miraba, con sus ojos desafiantes y su sonrisa provocadora, supe que estaba dispuesto a perder, solo por la oportunidad de sentir esos labios contra los míos, aunque fuera por un instante

—Por favor... —dije, en un hilo de voz. Sabía que Jimin estaba disfrutando esto; pues una sonrisa se formó en sus labios

Me tomó por el mentón, sus dedos envolviéndose en mi mandíbula mientras su pulgar jugaba con mi labio inferior. Sentí cómo apretaba mi mentón con fuerza, acercándome a sus labios, y finalmente los unió en un beso. Fue un beso apasionado, lleno de fuego y deseo. Sus labios eran suaves pero firmes, moviéndose con una precisión que me dejó sin aliento

Él tenía el control, y yo lo dejaba. Sus labios se entreabrieron, y nuestras lenguas se encontraron en una danza de poder. Se sentía como una batalla, nuestras lenguas peleando por dominar, pero él siempre mantenía el control. Lo Tomé de la cintura, acercándolo más, profundizando aún más el beso. El calor de su cuerpo contra el mío, sus manos subiendo hasta mi cabello, jalándolo para intensificar el contacto, todo me envolvía en un torbellino de sensaciones

Nos besamos hasta que nuestras respiraciones no dieron más. Sus manos seguían enredadas en mi cabello, su boca sobre la mía, cada segundo prolongaba la intensidad del momento. Finalmente, nos separamos, con nuestras respiraciones entrecortadas llenando el espacio. Antes de que pudiera pensar, lo atraje nuevamente a mis labios, esta vez con una ferocidad que me sorprendió incluso a mí. Ahora era yo quien dominaba el beso, mis labios y lengua moviéndose con urgencia y necesidad. Jimin respondió, pero esta vez cedió ligeramente, permitiéndome tomar un poco el control

Cuando finalmente nos separamos de nuevo, vi a Jimin con una sonrisa burlona en sus labios. Esa mirada suya, tan segura y provocativa, me dejaba sin palabras

—Nos vemos, Jeongguk —dijo, separándose de mí para finalmente irse y dejarme totalmente aturdido

Me quedé allí, mi respiración aún descontrolada, mi mente hecha un caos. ¿Por qué reaccionaba así con Jimin? Nunca me había sentido atraído por los chicos más allá de un simple beso, y sin embargo, Jimin había logrado despertar algo dentro de mí que no entendía. Cada toque, cada mirada, cada palabra suya me hacía desear más

¿Por qué quería tenerlo solo para mí? ¿Qué había cambiado en mí? Mi mente debatía sin cesar, tratando de encontrar una respuesta lógica. Pero todo lo que sabía era que Jimin había encendido una chispa en mi interior, una que no podía ignorar. Sentía una atracción jodidamente poderosa hacia él, y esa sonrisa burlona, esa mirada desafiante, solo aumentaba mi deseo.

Jimin había dejado una marca en mí, algo que no podía borrar ni ignorar. Y mientras me quedaba allí, en el silencio del baño, supe que esto apenas comenzaba. Jimin había cambiado algo dentro de mí, y no estaba seguro de cómo lidiar con ello. Pero lo que sí sabía era que quería más. Quería entender, explorar y, sobre todo, quería a Jimin, aunque eso significara enfrentar un torbellino de emociones y deseos desconocidos que nunca había experimentado antes

one of your girls; km auDonde viven las historias. Descúbrelo ahora