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Había pasado un tiempo desde nuestra última despedida. Jimin estaba a punto de lanzar su el video, que saldría en solo unos días. Nuestra relación, si es que se podía llamar así, era algo casual. Ambos sabíamos lo que queríamos y ninguno estaba dispuesto a comprometerse más allá de eso

Nos encontrábamos nuevamente en el hotel, en la misma habitación de siempre. Me senté en el borde de la cama, esperando a que él llegara. Cada encuentro era igual de emocionante, la anticipación y el deseo mezclándose en una combinación adictiva

La puerta se abrió y ahí estaba él, con esa sonrisa que siempre lograba desarmarme. Antes de que pudiera decir algo, Jimin cruzó la habitación con pasos rápidos y seguros, y sus labios encontraron los míos en un beso feroz. No había espacio para las palabras; nuestras bocas se movían con una urgencia compartida, explorándose como si fuera la primera vez

Sus manos se deslizaron por mi espalda, sus dedos dejando un rastro de calor a su paso. Respondí con igual intensidad, mis manos encontrando su cintura y tirando de él más cerca. No había lugar para la delicadeza, solo para el deseo abrumador que siempre nos consumía cuando estábamos juntos

El rompió el beso solo para tirar de mi camiseta, deshaciéndose de ella con un movimiento rápido antes de atacar mi cuello con besos y mordidas. Dejé escapar un gemido, mis manos viajando hacia abajo, desabrochando sus pantalones y deslizándolos por sus caderas. Pronto, ambos estábamos desnudos, nuestras pieles encontrándose en un roce electrizante

Nos movimos hacia la cama, cayendo en ella con una mezcla de risas y jadeos. Jimin se posicionó sobre mí, sus ojos llenos de deseo y determinación. Sus movimientos eran rápidos y decididos, su cuerpo encontrando el mío con una precisión que solo venía de la experiencia compartida

Cada empuje, cada movimiento era una batalla de voluntades, ambos buscando el control, ambos cediendo a la pasión. El placer creció rápidamente, cada segundo más intenso que el anterior. Sentí sus uñas clavarse en mi espalda, y respondí con un movimiento de caderas que lo hizo gemir mi nombre

Finalmente, alcanzamos el clímax juntos, una explosión de placer que nos dejó sin aliento. Él se derrumbó sobre mí, sus respiraciones aceleradas mezclándose con las mías. Nuestras pieles estaban cubiertas de una fina capa de sudor, nuestros cuerpos aún temblando por la intensidad de lo que acabábamos de compartir

Me quedé allí, con Jimin descansando sobre mi pecho, sus respiraciones entrecortadas poco a poco volviéndose más calmadas. Mis dedos se enredaron en su cabello, acariciándolo suavemente. El silencio cómodo nos envolvió, una burbuja de tranquilidad en medio del caos de nuestras vidas

—Jimin —rompí el silencio, y él solo hizo un sonido en respuesta antes de conectar nuestras miradas

—¿Quieres salir conmigo?— continúe, sin dejar de acariciar su cabello

Vi cómo soltaba una risita antes de contestar

—Creo que eso se hace antes de todo esto, Jeongguk —dijo burlón, con una chispa traviesa en sus ojos

Sus palabras me hicieron sonreír. Él tenía razón, por supuesto. Esto había comenzado de manera poco convencional, sin las formalidades típicas. Pero aun así, sentí la necesidad de intentar algo, de asegurarme de que no se trataba solo de un encuentro fugaz por que el me atraia

—Bueno, al parecer no soy muy bueno siguiendo las reglas —respondí, mis labios curvándose en una sonrisa mientras mis dedos seguían acariciando su cabello

Él levantó la cabeza, apoyando el mentón en mi pecho, con sus ojos fijos en los míos

—Oh, lo sé muy bien, Jeongguk. Pero salir conmigo no es tan fácil. Soy difícil de conquistar

—Eso solo lo hace más interesante —le contesté, sin perder la sonrisa

—¿Así que estás dispuesto a hacer un esfuerzo?

—Más que dispuesto. Te sorprenderé

Jimin se incorporó ligeramente, sus ojos brillando con una mezcla de burla y algo más profundo. Se inclinó hacia adelante, y nuestros labios se encontraron en un beso lento, explorador. Fue un beso diferente a los anteriores, lleno de promesas y posibilidades
Cuando nos separamos, sus ojos reflejaban una mezcla de diversión y desafío

—Veremos qué tan bien lo haces, Jeongguk. No suelo caer tan fácilmente — dijo, con nuestros labios aun rozando

—Y yo no soy de los que se rinden fácilmente — dije, para acercarme y unir nuestros labios nuevamente en un beso

Nos quedamos así, enredados en una mezcla de risas y besos, disfrutando del juego que acababa de comenzar. Había atracción, había deseo, pero el amor aún estaba por descubrir. Sin embargo, en ese momento, no importaba. Lo que importaba era que ambos estábamos dispuestos a descubrirlo juntos

one of your girls; km auDonde viven las historias. Descúbrelo ahora