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El futuro no se podía predecir tan fácilmente. 

Jeong Hwan-hee, de veinte años de edad, que fue admitido en la universidad de su elección a pesar de que solicitó ser dado de baja temporalmente del departamento por problemas familiares, no tenía idea de lo que le sucedería en el futuro:

Tenía un hermano menor llamado Pyeonghwa, que había practicado ballet desde que era bastante jovencito. Y aunque sus padres pensaron que sólo lo aprendería como un tipo de pasatiempo más, en realidad Pyeonghwa se tomaba muy en serio todo ese asunto del baile. Se lo mantuvo en secreto a su familia por un tiempo y realizó una audición en línea para una escuela de ballet muy prestigiosa en Nueva York. Fue aceptado, obtuvo una beca y pronto Pyeonghwa rogó que lo enviaran a estudiar allí, tantos días y con tantas ganas que sus padres e incluso el propio Hwanhee, no pudo decir que no. Sin embargo, aunque la casa de Hwanhee no era pobre o lamentable, tampoco se podía decir que fuera lo suficientemente rica como para enviar a quien quisieran al extranjero así como si nada.
Hwanhee intentó persuadir a su hermano menor de que estudiara en una academia común de Seúl pero, el joven Pyeonghwa no podía aceptar el hecho de que tenía una oportunidad única en la vida, por la que cualquier otra persona habría comprado un billete de avión sin dudarlo, pero no podía ir por cuestiones monetarias. Injusto, ciertamente.

Y finalmente su padre tomó una decisión final: Se mudaron a una pequeña casa, que alquilaban mensualmente, y vendieron la suya para hacer que las ganancias obtenidas se utilizaran para cubrir completamente el costo inmediato de estudiar en el extranjero. Hwanhee prometió a sus padres que cubriría la matrícula futura, el alquiler de su habitación y los gastos de manutención al mismo tiempo, y que luego haría lo posible por lograr que le dieran una beca que volviera su propia vida en algo más fácil.

"¿Estás seguro de que estarás bien con todo esto, cariño?"

Su madre parecía bastante preocupada al respecto. Venía de una familia muy estricta y conservadora así que, Hwanhee, nunca tuvo un trabajo de medio tiempo o necesidad de dar dinero o de pedirlo y solo estudió durante toda su vida. Pero Hwanhee, de todas maneras asintió: Conocía estudiantes que iban a la universidad incluso en circunstancias más difíciles que la suya y no pensó que pudiera ser tan difícil como para no solucionarlo por su cuenta al menos durante un par de meses. Además, los estudiantes universitarios que eran Omega, como Hwanhee, podían solicitar un trabajo paralelo a sus responsabilidades habituales, parcial, bien remunerado, y que seguramente le permitiría pagar la matrícula y los gastos de manutención del siguiente semestre de una sola vez trabajando durante aproximadamente un mes en las vacaciones. 

Sin embargo, Hwanhee pensó que sería agotador, tanto física como mentalmente, como solía ocurrir con los trabajos que se vendían como "bien remunerados."

"Oye, créeme. No es la gran cosa. Realmente sólo tienes que cerrar los ojos, y aguantar durante un mes y ya".

Yeonghoon, un estudiante de último año de su mismo departamento, que también era un omega, lo alentó a aceptar el trabajo para que pudieran ir juntos en las próximas vacaciones. Él iba allí cada año sin falta y siempre le habló sobre como le daban tanto dinero, que seguramente tenía el futuro asegurado de aquí hasta que tuviera cincuenta. No obstante, Hwanhee, que ya entendía más o menos para donde iba la cosa, frunció el ceño y agitó la mano para decirle que "No".

"Pase lo que pase, no quiero renunciar a mi dignidad como ser humano."

A lo que Yeonghoon abrió mucho los ojos:

"¿Por qué trabajar significaría renunciar a tu dignidad como ser humano? ¡Esto es lo que un Omega sabe hacer mejor! No, ¡Esto es algo que sólo un Omega puede hacer! Ya sabes: <Omega y Orgulloso>."

Enfatizó Yeonghoon mientras parodiaba un frase de una vieja película de héroes.

"Ven conmigo estas vacaciones para que lo veas. Abrieron un rancho igual cerca de aquí con acceso a agua caliente, buen aire acondicionado e instalaciones de lujo."

"Odio la palabra rancho. No le llames rancho."

"A un rancho se le llama rancho ¿O entonces qué palabra te gusta?

"Puedes llamarle rancho, piscifactoría, granja o huerto y daría igual."

Hwanhee estaba disgustado. Yeonghoon chasqueó la lengua:

"Pero lo necesitas."

Hwanhee buscó trabajos a tiempo parcial en tiendas de conveniencia, gasolineras, bares y cargando y descargando paquetes. Pero no importaba cuánto intentara ahorrar dinero para su hermanito, todo lo que podía lograr era tener un par de billetes para los gastos de su propio alimento. Tal vez podría haber pedido un préstamo para estudiantes en el banco pero, las tasas de interés para los Omega eran más altas que las de los Alfa y los Beta. Pensó, por supuesto, que era discriminación a todas luces, pero, a fin de cuentas, no era algo que pudiera cambiar de la noche a la mañana por lo que tampoco tuvo ganas de reclamarles.

Y a finales de junio, cuando Pyeong-hwa se preparaba para partir hacia Nueva York, Hwan-hee y Yeung-hoon bebieron mucho soju en un bar cerca de la parte trasera de la escuela. Luego, en un estado de desesperación total, se tumbó en la mesa coctelera y le preguntó con lágrimas brillando en sus ojos:

"¿Realmente vale la pena trabajar en ese puto rancho?"

"¡Muchísimo! Este es el rancho más concienzudo y amigable con los omegas en el que he estado. Te lo juro".

"¿Y entonces por qué no quieres volver?"

"Si quiero. Pero te dan un tiempo muy largo para descansar. Te digo que es bastante amigable. Saben lo que necesitas para poder rendir."

"..."

"¿Entonces?"

"Pues vamos..."

"Me voy mañana mismo, así que podemos ir juntos ¡Vamos a ganar mucho dinero, amigo! Ya verás que no te vas a arrepentir en absoluto"

"..."

Y antes de que pudiera despertar de su resaca, el cuerpo de Hwanhee fue puesto en un autobús que se dirigía directamente al muy conocido "Rancho <Daegwallyeong>" del que se decía, tenía agua, buen aire, buenas instalaciones y que además, era concienzudo y amigable con los omega. Pero Hwanhee estaba gravemente mareado. Casi a punto del vómito.

"Ah..."

"Tranquilo. Tienes que bajarte la borrachera. Primero tienes que ir y ser revisado así que, si obtienes una calificación inferior a B, no vas a poder trabajar ni aunque lo quieras".

Yeonghoon amablemente le ofreció a Hwanhee una cura para la resaca. Y sólo después de que Hwanhee lo tomó y lo bebió de un solo trago, tuvo tiempo de mirar el lugar en el que estaba metido: El autobús estaba lleno de jóvenes Omegas de la edad de Hwanhee. Algunos charlaban alegremente, probablemente porque eran amigos cercanos, y otros muchos parecían literalmente deprimidos de estar haciendo eso, como si fueran ganado vendido a un matadero. Hwanhee simpatizaba plenamente con sus sentimientos pero, su compañero, todavía emocionado, argumentó que trabajar en el rancho era legal, higiénico, seguro y honorable en comparación con ser prostitutos, que era una de las cosas que los omegas podían hacer más fácilmente. Hwan-hee no podía pensar en ello de esa manera.

Hwanhee cayó en el truco de Yeung-hoon, o más exactamente, en los efectos del alcohol, se subió a este autobús y fue al rancho. Pero pensando que sería mejor obtener una mala calificación para no trabajar, Hwanhee golpeó su frente contra la ventana del autobús un montón de veces.

¡Bienvenidos al Rancho Omega! (Traducción Finalizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora