6

214 37 0
                                    

"Ah, ah, ah... Espera. Por favor... ¡Ah!"

Incluso después de darse cuenta de sus honestos sentimientos por Woojin, el ordeño continuó tan puntual como de costumbre.

Todos los días, Hwanhee estaba en los brazos de Woojin, temblando de placer y eyaculando bajo su bata pese a que nunca tocaba sus genitales o el agujero de su trasero. Y cada vez que eso pasaba, Woojin abrazaba a Hwanhee con sus gruesos y fuertes brazos, lo miraba, sonreía para él y trataba de tranquilizar al Omega para evitar que luchara demasiado y provocara que el extractor de leche se cayera de su lugar. Sin embargo, el toque de Woojin siempre fue cálido y amistoso, y le pareció como si realmente estuviera preocupado.

Y justo después de que Hwanhee eyaculara contra él por tercera vez en el día, Woojin separó la máquina de ordeño de sus pezones, selló el biberón que contenía la leche materna y lo envió a la sala de procesamiento donde, después de ser esterilizado, se dividiría en pequeños frascos transparentes, y se vendería a los chefs que habían hecho sus reservas por anticipado.
Hwanhee, por lo tanto, estaba acostado, jadeando por el resplandor del placer que le había quedado en el cuerpo y con una marca roja impresionante donde la máquina de ordeño lo había succionado.

Woojin regresó al lado de Hwanhee después de terminar sus deberes.

"¿Estás bien? ¿Te duele algo? ¿Te sientes bien?"

Aunque Woojin, un experto, sabía mejor que nadie que lo que habían hecho no aportaba una gran tensión para su cuerpo, siempre pareció tan amoroso con Hwanhee que no pudo evitar sentirse conmovido por él.

"Estoy bien..."

Pero la leche materna todavía fluía de los pezones de Hwanhee. Había aprendido que cuanto más ordeñaban a un Omega, más leche producían, y eso pareció ser lo que le estaba pasando justo ahora. Por eso fue que, incluso después de llenar un recipiente entero, todavía quedaba suficiente leche en sus senos hinchados como para llenar la mitad de uno más.

Y pensó que sería bueno si Woojin pudiera probarlo también. Después de todo, no podía olvidar la expresión de sorpresa en el rostro del doctor cuando lamió las gotas de leche materna que salpicaron su mano por primera vez el día en que se conocieron, ni su voz cuando dijo que era "Asombroso." Y Hwanhee, ciertamente moría de ganas por alimentarlo de nuevo. Solo a Woojin, y a nadie más.

Hwanhee respiró profundo y miró a Woojin de nuevo.

"Doctor..."

"Dime."

"¿Quieres probar mi leche?"

"..."

Woojin frunció el ceño ante sus palabras. Y por un momento, Hwanhee creyó que podría haber ofendido al doctor incluso aunque su mente confusa estaba priorizando sus deseos sobre su mente. Pensó "Quiero darle a Woojin esta leche" E inmediatamente después, Hwanhee se levantó, tomó sus regordetes pechos con ambas manos y continuó diciendo:

"¿O no quieres?"

"Hwanhee..."

Así que, como para detenerlo, Woojin dijo el nombre de Hwanhee con una voz muy alta, pero llena de vergüenza.

"No puedo hacer eso."

Pero a Hwanhee no le importó. Después de todo, si la leche se vendía a personas que no conocía en absoluto y si hombres extraños podían llegar y observarlo tan como si nada, entonces él podría hacer lo mismo y dársela a quien le viniera en gana.

¡Bienvenidos al Rancho Omega! (Traducción Finalizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora