apocalypse. steve harrington +18

007

𝚖𝚊𝚍𝚒𝚜𝚘𝚗.
 

Al salir del túnel las luces del coche nos iluminaban con fuerza, dificultándonos poder ver, sabíamos que era a causa de que Once estaba cerrando el portal, nos dimos cuenta de que lo logró cuando su intensidad paró.

Los chicos comenzaron a pegar pequeños saltos emocionados, Mike incluso derramó alguna lágrima, se sentía el alivio de que toda esta tortura ya había llegado a su fin.

—Joder, por fin —Steve se tiró en el suelo del agotamiento.

—Tus primero días en Hawkins y ya te has enfrentado a demo-perros y nos has ayudado con esto, estoy muy orgulloso —Dustin me abrazó.

—Deberíamos irnos ya —Mike quería irse para poder ver a Once.

Todos volvimos al auto y nos dirigimos hasta la casa de los Byers. Lucas, Max y Mike se quedaron a esperar a que Will volviera, pero después de tantas emociones por una noche decidí que Dustin y yo nos iríamos a casa, además, Steve se ofreció a llevarnos.

—Bueno... —comento Steve— Hemos llegado.

—Gracias Steve, hasta pronto —Dustin bajo del coche y entró a casa.

—Gracias por traernos —aún no me había bajado del auto.

—No pasa nada, ha sido una noche muy larga —yo asentí—. Oye, a ver... —respiró abruptamente— Quiero que tengamos una cita, ya sabes, para conocernos mejor y así —su mirada me penetró—,  quiero conocerte mejor —yo sonreí.

—Creo que una cita estaría muy bien Steve Harrington, nos vendría muy bien —concorde.

—Bien —cambió de ánimo—, ¿mañana te parece bien? —yo asentí—, pues te paso a recoger a las ocho en punto.

—Perfecto Harrington, nos vemos —abrí la puerta del auto—, adiós —me despedí con la mano.

No había llegado a dar los suficientes pasos como para estar alejada del auto de Steve cuando este se bajó y se dirigió a mi. Se quedó estático frente de mi, sin decir ni una palabra, solo mirándonos, pero eso me bastó para saber lo que tenía que hacer.

Puse mis manos sobre la nuca de Steve y lo atraje hacia mí, hacia mis labios. Esos labios cálidos que había deseado probar desde la primera vez que los vi. Steve no tardó mucho en espabilarse y me agarró de la cintura, pegándome a él. Fue un beso tierno, pero muy necesitado por parte de ambos.

—Te veo mañana entonces —me alejé del beso.

—Si, si, mañana nos vemos —volvió a atrapar mis labios en un corto beso de despedida para luego subirse a su auto y no irse hasta que yo hubiera entrado en casa.

Mi corazón estaba acelerado, sentía que latía a mil por hora. Al entrar Dustin me esperaba, aunque no con una buena cara y suponía que me iba a dar una charla.

—Madison... —se sentó—, hablemos —palmeó la superficie marrón del sillón de cuero.

—¿De qué quieres hablar? —me senté mientras me estiraba, esta noche dormiria profundamente.

—Tu ya sabes de que quiero hablar —aseguró.

—No Dustin, no puedo leer la mente, no sé de qué quieres hablar —negué.

—¡Pues de ti y Steve! —se echó las manos a la cabeza.

—¿Qué pasa conmigo y Steve?

—A ver, que se que en estos momentos ha habido mucha... mucha conexión entre ustedes —comenzó—. No me parece mal, pero solo quiero que esta vez tengas más cuidado al empezar otra vez a tener una relación amorosa con alguien —no me contuve y le abracé con fuerza. Dustin era consciente de lo mal que lo pasé con mis relaciones pasadas y ahora estaba preocupado—. Madi, no me dejas respirar.

—Lo siento, lo siento —le solté—. Tranquilo, yo no conozco del todo a Steve, por lo menos no tanto como tú o como los demás, pero siento algo con él que nunca había sentido con nadie más. Esta vez seré más cautelosa con eso —Dustin sonreía aliviado.

[ ... ]

—Muy bien, ahora déjate llevar por la música —Dustin y yo nos movíamos al son de la melodía.

—¡Lo siento! —Dustin volvió a pisar mi pie.

—No pasa nada —hice caso omiso al dolor—, tú concéntrate.

—¡Pero que bien lo hacen! —mi tía tomaba fotos de la escena.

—Okey, ya lo tengo —finalmente Dustin le agarró a la técnica.

—Bien, bien —Dustin levantó un brazo mientras me agarraba la mano, haciéndome dar una vuelta—. ¿Ya estás listo? —pregunté al escuchar el auto de Steve.

—Mierda, no aún no —se alejó y fue hasta su habitación.

—¡Dustin es para ti! —la tía llamó a Dustin al escuchar como tocaron el timbre.

—Hola —sonreí al abrir la puerta.

—¿Qué tal preciosa? —me abrazó y me dio un tierno beso— ¿Preparada para otra maravillosa cita con Steve Harrington?

—¿Y tú estás preparado para otra cita con Madi Henderson? —el me volvió a besar en respuesta.

—¿Y el otro Henderson? —preguntó al no ver a Dustin.

—Ahora vuelvo —me separé de él y fui a buscar a Dustin.

—¿Dustin? —di unos toques a la puerta de su habitación antes de entrar— Steve nos espera —al entrar vi a un Dustin con el peinado de Steve solo que con rizos, la habitación apestaba a laca—. Vaya —dije impresionada.

—Madi no seas así, se sincera —se acercó a mi— ¿Está tan mal? —se preocupó.

—¡Para nada! —negué— Está perfecto, te queda muy bien —le arregle unos rizos—, es que no estoy acostumbrada a verte así, es todo —me sinceré—. Estás guapísimo —le sonreí.

—Bien —se arregló la chaqueta—, ¿Vamos? —salió de la habitación y sin decir nada entró al auto de Steve.

—Hoy dejo que te pongas delante —le dije mientras me montaba en el asiento de atrás.

—Que guapo Henderson —Steve le felicito mientras arrancaba el auto—. Recuerda, que no te importe el resto, solo estás tú —Steve le daba ánimos ya que Dustin se notaba un poco nervioso.

El camino al colegio fue silencioso, Dustin seguía nervioso y Steve parecía que le iba a dar una charla. Al llegar se escuchaba la música y las voces de los niños desde fuera.

—Las vas a encantar.

—¿Qué haces? —reclamó Steve al ver que Dustin se comprobaba el peinado en el espejo—. Escúchame, vas a entrar ahí, no te importa nada ni nadie y te la vas a pasar bien —le puso la mano el hombro— ¿Entendido? —Dustin asintió y seguido bajo del auto.

—¿Estarás bien? —yo también me bajé del auto. Dustin suspiró.

—Si, estaré bien, gracias por preocuparte —me brazo y entró.

Apenas me subí al auto bese a Steve.

—Eh —sonrió— ¿Eso por qué? —me miraba embobado.

—Eres una buena niñera —el reía—. Gracias por animar a Dustin.

—No hay de que —me dio otro beso—, si va a ser así cada que le anime me mudaré contigo —bromeó.

—Vamos, conduce.

FIN DE LA PRIMERA TEMPORADA