VI

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Apenas entró en su habitación, Stolas corrió a su teléfono que estaba cargandose sobre su mesa de noche.
Prácticamente lo arranco del cargador y mientras iba hacía su armario vió la hora: las doce veintiséis.
Estaba más que atrasado, no tenía tiempo de cambiarse.
Redireccionó sus pasos y fué hasta su tocador en dónde arregló su maquillaje y procuró perfumarse adecuadamente.
Se quitó la capa, que ya estaba totalmente impregnada de aroma a humo, Marihuana y otras drogas que los invitados de la fiesta habían consumido y la lanzó por sobre su hombro sin importarle en dónde callera. Tomó una capa igual de elegante de su closet y se la coloco rápidamente.
Sin más tomó su teléfono y abrió la aplicación de mensajería en su Chat con Vassago. Aún no tenía mensajes del otro principe, pero decidió no pensar demasiado en ello y buscó el mensaje con la dirección del restaurante adjunta de un par de fotografías del mismo.
Cruzó el portal lo antes posible mientras miraba la hora en su dispositivo: las doce y treinta y seis.
En un principio se sintió un poco desorientado, pero en cuanto se dió la media vuelta vió el mismo gran local de las fotos. Se guardó el celular en uno de los bolsillos internos de su chaqueta y cruzó la calle para entrar.
Para sorpresa de Stolas, ese lugar del infierno parecía bastante vivo a pesar de la hora. Aquel restaurante resultó no ser el único local comercial presente ahí, el principe alcanzó a distinguir un salón de Bolos, un Bar en dónde se celebraba una fiesta y un centro de juegos.
Lo cierto fue que ni sabía con claridad en que círculo del infierno se encontraba con exactitud... La tranquila vida nocturna del lugar y sus luces color Neón le hicieron pensar inicialmente que estaba en el anillo de la Lujuria, pero acabó por descartar esa opción, Vassago no se veia como el tipo de principe que goza de ir a aquel lugar.
Cuando finalmente llegó a la recepción del recinto, acomodó su ropa y las plumas de su cabeza para después buscar con la mirada al otro principe.
Vió un par de demonios con vestimenta elegante paseando por ahí, a final de cuentas, aquella recepción parecía una galería de arte, más no logró identificar a Vassago por ninguna parte.
Una presión en su pecho se hizo presente. Horas antes el mismo había admitido que casi nadie lo invitaba a eventos o tan siquiera a salir y ahora que aparecía alguien dispuesto a entablar una amistad sincera con el, terminaba echándolo a perder sólo por... ¿Una venganza absurda? ¿Despecho?
Daba igual, lo había arruinado, se había tardado casi cuarenta minutos, entendería perfectamente si el otro Goetia se hubiera ido enojado.
Sus pensamientos pesimistas fueron interrumpidos en el momento en que sus ojos hicieron contacto visual con otra mirada carmesí.
El alma se le regresó al cuerpo en el momento en que vió a Vassago parándose de un lujoso sofá individual. Los dos caminaron hasta que finalmente estuvieron uno frente a otro, el sentimiento de alivio abandonó a Stolas una vez más.
–¡Vassago, cómo lo siento! ¡No olvide nuestra cena! ¡S-sólo me surgió un contratiempo que hizo que lo olvidara por unos segundos y el tiempo se fué volando y yo–
–Stolas, cálmate–Lo interrumpió–No estoy pidiéndote explicaciones.–Le sonrío.
–¡Pero llegué muy tarde!–
–Lo sé y, aunque me apena admitirlo, yo también llegué tarde.–
Stolas lo miró fijamente, el otro príncipe no se veía molesto y parecía decirlo todo con convicción, sin el más mínimo indicio de que estuviera mintiendo.
–¿Cuánto tiempo llevas esperando?–Preguntó más relajado.
–Diez minutos–Contestó mirando su reloj de bolsillo–Y olvidé mi teléfono en una de mis oficinas, fue por eso que no pude contactarte. Me horrorise al pensar en que hubieras tenido que esperarme por tanto tiempo, incluso llegué a imaginar que ya te habías ido, por suerte no fue el caso...–
El principe Búho dió las gracias a cualquiera que hubiera sido el contratiempo que atrasó al otro Goetia.
–Las bebidas correrán por mi cuenta... Es lo menos que puedo hacer para compensarte la espera.–Dijo Stolas mientras caminaban por el lugar hacia  mesón en dónde se encontraba el Maître.
–Yo sugiero que sigamos el plan original... Relájate, Stolas. Todos los gastos correrán por mi cuenta está noche.–
–Al menos deberías dejar que invite los postres...–
–Veo que la princesa eligió rechazar la invitación.–Cambió el tema al notar la insistencia del Búho.
–Oh, si. Fué como dijiste... Ya sabes, nosotros somos...–
–¿Ancianos a comparación suya?–Bromeó.
Stolas sonrió.
–Algo así... De todas formas ella está muy agradecida por tu consideración.–
El de plumaje rojo asintió, y sin más se acercó al Maître para pedir su mesa reservada. El Imp que desempeñaba aquel papel los saludo sonriente y ,en lugar de atenderlos el mismo, levantó un teléfono de estilo vintage y marcó un número específico.
–¿Hola? Los príncipes ya están aquí...–Guardó silencio por unos segundos y luego colgó el teléfono–Los atenderán en seguida.–
–¿Bien? Gracias.–
Ambos se hicieron ligeramente a un lado para que el Diablillo pudiera atender a los demás clientes que esperaban.
No pasaron ni dos minutos y ante ellos apareció una pareja de demonios; un Íncubo larguirucho y una Pecadora con una hermosa piel color durazno, los dos vestían con un estilo gótico elegante.
–Sean bienvenidos–Habló el Íncubo mientras se inclinaba junto a la Pecadora–Soy Zuriel y ella es mi esposa Lizzy.–
–Somos los dueños del restaurante... Nos sentimos muy honrados de que hayan escogido nuestro negocio para su cena de Halloween.–Habló la pecadora–Los guiaremos a su mesa.–
–Gracias, que amables.–
Apenas cruzaron por la entrada hacia el comedor, los recibió un ambiente simplemente agradable. Los adornos y la arquitectura le brindaban al salón una estética muy agradable a la vista, incluso a lo lejos pudieron divisar una pista de baile y un pequeño escenario situados en otra habitación a un costado del salón.
Los comensales del lugar eran demonios de distintas especies y, aparentemente de distintas clases sociales también, todos ellos vestían y se comportaban de la mejor manera posible. Stolas no pudo evitar compararlos con los invitados de la fiesta de Verosika.
–Quisimos reservar para ustedes la mejor mesa.–Anunció el Íncubo una vez que llegaron a la mesa en cuestión, ubicada en centro del salón, justo debajo de un gran candelabro.
–Gracias, el lugar es muy bonito.–Comentó el principe Búho.
–Estoy de acuerdo.–Complementó el de plumaje rojo.
–Gracias, es un verdadero halago que piensen así.–Dijo la Pecadora emocionada mientras los príncipes tomaban asiento.
–Nosotros mismos diseñamos la decoración.–Agregó el esposo igualmente emocionado.
–He de decir que las fotos que ví en internet se quedan cortas al ver el lugar en persona...–Habló Vassago mirando al matrimonio–Es un sitio encantador.–
Marido y mujer se mirañn emocionados e incluso, presas de sus emociones, se toman de los brazos y juntan sus cuerpos.
–¿Les gusta la música, altezas?–Ambos príncipes asienten–Que bueno, está noche vendrá un grupo musical a tocar, esperamos a que vaya a ser de su agrado.–
–Bueno, eso habrá que verlo...–Bromea el Goetia de la verdad.
Zuriel hace un gesto con la mano que tiene libre y entonces llega un mesero con una botella de vino en las manos.
–Esta es una elección personal de uno de nuestros mejores vinos, cortesía de la casa.–
–¿De verdad?–
La mujer asiente y el mismo mesero les entrega un menú a cada uno, para después llenar sus respectivas copas.
–El será quien los atienda esta noche, si ocurre cualquier cosa sólo llamenlo y vendrá–Dijo el Íncubo–Deseamos que pasen una estupenda velada.–
–Gracias, son muy amables.–Agradeció Stolas un poco asombrado.
Con eso, los dueños del local se retiraron tomados del brazo como la feliz pareja que eran.
–Vaya... Que dueños más atentos.–
–Según sé es un local que tiene poco tiempo de su inauguración, es muy común que los dueños sean así de atentos en un principio, en especial con posibles clientes potenciales.–Respondió Vassago mientras abría el menú.
Stolas por su parte tomó la copa y bebió. Una vez que el vino pasó por su garganta no pudo evitar hacer otra comparación una vez más. El sabor de las bebidas baratas que había consumido una hora antes en aquella fiesta no se comparaban con el sabor del costoso vino que ahora estaba consumiendo.
El momento de desesperación que había tenido previamente por llegar tarde le había hecho olvidar todo por lo que estaba pasando. Pero, en ese momento de calma, las emociones y recuerdos estaban volviendo a llegar, y junto con ello, el efecto del alcohol que había estado consumiendo...
Sin darse cuenta, una vez más se perdió en su cabeza y otra vez se encontró pensando de Blitzø y las crueles palabras que le había dicho en la mañana.
¿Por qué las cosas tenían que-
No.
No volvería a entristece.
No por esa noche al menos.
Volvió a tomar su copa y se bebió todo el vino que había ahí de golpe.
Sus sentimientos por el sicario casi habían hecho que defraudara a alguien que si le tenía estima y no permitiría que eso volviera a suceder.
En ese momento, se prometió que pasaría una linda velada en compañía de su amigo sin volver a pensar en ese... Hijo de puta. Sólo tenía que mantenerse firme y llenar un poco su estómago, de esa manera el alcohol ya no tendría tanto efecto en el.
–¿Y bien? ¿Ves algo que te guste del menú?–Preguntó sorpresivamente.
El Búho abrió el objeto en cuestión y buscó rápidamente algo con su mirada.
–El Guiso de verduras se ve bien.–Respondió.
–¿Es eso lo que quieres?–
–Tal vez quiera... Agregar otra cosa...–Murmuró leyendo con atención esa vez.
Vassago levantó el brazo y el mesero, que no se había alejado demasiado de la mesa, llegó sonriente.
–¿Ya decidieron que van a ordenar?–
–Si, quiero la Lasaña de berenjenas junto a una porción de Hormigas crocantes–El mesero comenzó a anotar–¿Y tú, Stolas?–
–Quiero... Unos filetes de Rata asada y el Guiso de verduras.–
–Muy bien...–
–¿No quieres algo de beber?–
Stolas lo pensó un poco, si bebía con calma no podría ponerse más ebrio ¿Verdad?
–Otra copa del mismo Vino que nos acaban de servir.–
–El licor de frutas número dos se oye bien para mí.–
–De acuerdo...–El mesero terminó de escribir y se inclinó ligeramente–En seguida traeré sus platillos.–Retiró los menús y salió de la vista de los príncipes.
Hubo un pequeño momento de silencio mientras Vassago bebió del Vino que les habían obsequiado. Antes de beber, hizo aquellos pasos que Stolas ya lo había visto hacer con anterioridad; hizo un remolino con la bebida para luego olerla.
–Es un buen vino rosado.–Dijo con seguridad.
–¿Cómo lo sabes?–Pregunto curioso.
–Por el aroma, el sabor y... El color–Bromeó mostrándole su copa al Búho.
Stolas parpadeó, y luego enrojeció levemente por la obviedad del asunto. Había estado tan metido en su cabeza que ni siquiera miró el color de lo que acababa de tomar.
–Ese traje que traes puesto se te ve muy bien, Stolas. Definitivamente es tu estilo.–Comentó mirándolo con una sonrisa honesta.
El de plumaje oscuro se confundió una vez más y subconscientemente bajó su mirada para ver qué era lo que tenía de especial ese traje... Entonces notó sus piernas desnudas y recordó que el otro príncipe sólo lo había visto usando pantalones largos.
Sin entender muy bien el porque, su cara enrojeció por completo ante el halago.
Lo cierto era que le había costado un poco tomar la decisión de finalmente usar sus pantalones cortos. Tenía muchos que yacían olvidados en su guardarropa, jamás olvidaría aquella vez en que Stella lo había ridiculizado al verlo vestido así: “Pareces un jodido marica” le había dicho aquel caluroso día, seguido de otros insultos alusivos a su físico por supuesto... Jamás volvió a usar uno de sus pantalones mientras estubo casado, por más que lo deseó.
Vestir de aquella manera era un completo simbolismo para el, era casi como una señal de que volvía a tomar las riendas de su vida. Y, aunque sus inseguridades lo invadieron cuando se vió al espejo, decidió afrontar cualquiera que fuera la consecuencia y sin más salió de su habitación vistiendo al fin como el quería vestir.
Para su sorpresa, nadie pareció darle importancia, ni siquiera Octavia dijo algo al respecto, ni siquiera Blitzø, quien en un momento pasional había admitido que sus piernas eran sexis, pareció haberlo notado... Vassago era el primero en decirle algo al respecto y había sido algo bueno.
–Gracias, eres muy amable.–
–Te equivocas–Inclinó su cabeza hacia un costado–No soy amable, soy sincero.–
Stolas enrojeció otra vez y, sin poder evitarlo, soltó una risita.
–Bueno... Tú también luces muy bien esta noche.–
–No más que tú, por supuesto.–
El Búho sonrió.
–No lo creo. Con ese hermoso plumaje rojo que tienes es difícil destacar.–
Por unos breves momentos, Stolas puede distinguir un tinte rosa teñir la cara de Vassago, pero tan fugaz como apareció, se fué.
–Disculpa mi atrevimiento, pero pienso que mi plumaje se queda atrás si lo comparamos con tu esbelta figura.–
Ese fué el turno de Stolas de sonrojarse. Podría haber continuado con su pequeña competencia de halagos pero sin saber porque, aquel comentario lo dejo sin palabras.
–¿Fuí demasiado lejos?–Interrogó el de plumaje rojo con preocupación.
–No, es sólo que nadie nunca... Quiero decir, no muchos me han dicho algo así.–
–Lo que me resulta muy extraño. Cualquiera que sea capaz de ver podría notar tu belleza física con facilidad.–
El principe Búho se sintió extraño. El era conciente de sus propios encantos, no obstante, no estaba muy acostumbrado a que los demás lo reconocieran.
–Gracias, una vez más.–
–Agradezco los halagos también ¿Sabes? Para mi círculo social mi plumaje no es un atributo destacable y para mí mismo es algo muy cotidiano, que algo así te parezca lindo es gratificante.–
Fueron interrumpidos levemente en el instante en que llegó el mesero con las bebidas, anunciando la pronta llegada de la comida, ambos agradecieron y una vez más empezó otro momento de silencio.
–Entonces... ¿Que tal ido tu semana?–Stolas quiso ser quien rompiera el hielo esa vez.
Vassago terminó de beberse el vino y respondió:
–Agotadora. No pensé que tomarme un tiempo de descanso conllevaría a tanto trabajo previo...–Bebió un sorbo del licor de frutas–La mayor parte de mis empleados son absolutamente incompetentes, tanto así que me resulta imposible escoger a uno que supervise en mi ausencia, por lo que tomé la decisión de organizar personalmente todas las actividades que deben realizarse en mis negocios mientras no esté, por lo que mis trabajadores sólo tendrán que seguir el itinerario y ya... Sólo espero que si sean capaces de hacer eso.–
–Todo eso suena muy estresante...–
–Lo es. De hecho me ví en la obligación de posponer mis vacaciones, según mis planes ahora mismo debería estar durmiendo plácidamente en mi casa de campo pero parece ser que el destino, o mis empleados no quisieron que fuera así...–
Stolas soltó una risita por la broma y bebió un sorbo de su copa.
–Pero me alegro de que haya resultado así–El de plumaje oscuro lo miró interrogante–Gracias a eso puedo cenar contigo hoy.–Sonrió de manera encantadora.
–Que dulce eres...–Miró al otro principe y volvió a notar un ligero rubor en su cara–¿O debería decir sincero?–
Ambos soltaron una leve carcajada por lo dicho.
–De todos modos juró que, sin importar que, me iré de vacaciones la semana entrante.–Bromeó levantando su brazo, haciendo el gesto que se usa en las Cortes a la hora de decir toda la verdad.
–¿Tienes una casa de campo?–Preguntó con curiosidad.
Vassago asintió.
–Una propiedad que herede directamente. Era de la familia de mi madre, ha estado en el infierno por generaciones. Tengo muy buenos recuerdos ahí...–Dijo lo último un poco nostálgico–Esta en un extremo del anillo de la ira, el lugar es tranquilo y el clima es agradable.–
Un leve escalofrío recorrió la espalda de Stolas al oír de ese lugar en dónde aquel demonio mestizo lo torturó.
–El anillo de la ira... ¿No es árido?–Preguntó nerviosamente.
–No en los extremos. La temperatura y las condiciones ahí son perfectas para la jardinería, los cultivos y para pasar una estadía agradable.–
–Vaya...No sabía eso... Supongo que todos los días se aprende algo nuevo.–Forzó una sonrisa.
Vassago lo miró fijamente, era aquella misma mirada penetrante que le había dirigido en su mansión.
–Stolas ¿Sucede algo?–
–Por supuesto que no, no te preocupes.–
El principe de plumaje rojo iba a preguntar algo más, pero en ese instante llegaron dos meseros con su comida.
–Esperamos que disfruten su cena.–Dijo el Diablillo antes de inclinarse y retirarse junto a su compañero.
–La comida se ve bien.–Comentó el Búho para cambiar el tema de conversación. Afortunadamente para el, Vassago decide dejarlo pasar por esa vez y prefiere centrar su atención en la comida delante de el.
–Tienes razón... Muero de hambre.–
Las conversaciones se detuvieron otra vez, sin embargo, el momento de silencio en esa ocasión fué cómodo, pues ambos se centralizaron en probar sus platillos. Ambas comidas estaban deliciosas, sin embargo Stolas decide comer más despacio pues aún sentía su estómago un poco delicado debido al alcohol, tener náuseas en una cena tan buena como esa sería desafortunado.
Vassago, por su parte, parece comer con un poco de más ímpetu, pero sin romper ni una regla protocolar, el Búho se sorprende al notar que: aún comiendo rápido, Vassago continua viendose elegante.
–Oh, Lo siento–Se disculpó cuando notó la mirada ajena sobre el–No pude alimentarme apropiadamente hoy.–
–No te preocupes, no te estoy juzgado.–Sonrió.
–Dime, Stolas ¿No has tenido noticias de tu ex esposa?–Consultó después de tragar una porción de comida.
–Aún no.–
–Que bien.–
–No sé que es lo que trama, por eso prefiero no bajar la guardia...–
–Haces bien...–Comentó asintiendo–Dime Stolas ¿Que tan terrible fue el matrimonio con ella?–Miró como el nombrado paraba de masticar su comida ante la pregunta–Mis disculpas, se supone que está noche debe ser agradable.–
El principe Búho negó con la cabeza y luego terminó de tragar la porción de comida.
–No te preocupes, está bien...–Dijo tranquilo–Los primeros meses sólo fueron... Incómodos. No habíamos convivido los suficiente como para decir que nos conocíamos, así que al principio sólo fue un proceso de adaptación–Se tomó una pausa para terminarse su copa de vino–Pero luego de un tiempo todo cambio, Stella comenzó a presionarme para engendrar un hijo lo antes posible. A mí me pareció que era precipitado, pero al final sucedió... Después de eso la relación sólo se fue cada vez más al carajo.–Dijo lo último con más soltura, tal vez producto del alcohol–¿Puedo pedir más Vino?–
–Pide todo lo que quieras.–
La historia tomó una pausa para comer en lo que llegaba el mesero con las bebidas, Vassago también había terminado su vaso de licor y aprovechó para pedir más.
–Ella empezó a sacar su verdadera personalidad a luz y se volvió insoportable. Nada de lo que hacía le parecía suficiente, todos los días se enfadaba y hacia un gran escándalo por algo al azar y entonces un dia me golpeó.–
Vassago dejó de lado su bocadillo de Hormigas crujientes y miró fijamente al Búho al escuchar eso último.
–Ella ¿Se atrevió a hacerte eso?–Cuestionó con las plumas ligeramente erizadas–¿Incluso cuando estaban casados?–
Stolas asintió.
–Esa primera vez, pensé que sólo eran sus hormonas... Ella estaba a punto de poner el huevo. Pero al final se quedó como un hábito; Discutíamos, se alteraba y me golpeaba. No era algo tan recurrente, pero sucedía de todas maneras.–
El principe de plumaje rojo se quedó en silencio, asimilando todo lo que le decían.
–¿Y aún con eso no quisiste ponerle fin al matrimonio antes?–
–No. No quería que Octavia creciera en un hogar roto... Además sólo eran bofetadas y en un principio no solíamos pelear delante de Vía, todo quedaba en la habitación.–Bebió un poco más–Las cosas se descontrolaron conforme pasó el tiempo y lamentablemente después ya no podíamos evitar pelear a cualquier hora.–
El Goetia de la verdad limpio su boca con una servilleta, mirando pensativo a Stolas e intentando comprender.
–Que terrible...–
–Si, bueno. No todo ha sido tan malo... Quiero decir, gracias a eso tengo a mi hija, aprendí unas cuantas cosas y gracias a la terrible relación con Stella es que pude cuestionarme cosas sobre mí mismo...Ya sabes: experimentar y... Conocer gente nueva.–
Stolas observó la bebida fijamente. Un mareo lo invadió, estaba empezando a sentirse un poco adormilado, tal vez esa sería su última copa de la noche.
–Supongo que podemos rescatar algo bueno de los malos tiempos...–
–Oh ¡Fué algo jodidamente bueno!–Se expresa después de tomar unos tragos de la copa–¡Muy, muy bueno!... Mientras duró...–Dijo lo último de manera melancólica, recostandose ligeramente sobre la mesa–Siempre me dijieron tantas cosas malas sobre los Imps... Jamás pensé que alguno fuera... Tan bien dotado...–
Mierda.
Definitivamente esa sería su última copa de la noche.
Vassago carraspeó y a Stolas le dió algo de vergüenza alzar la mirada de nuevo.
–Entonces ¿Los rumores son ciertos?–Consultó.
–¿Rumores?–
–Ya sabes... Los rumores sobre... Tu infidelidad con un plebeyo.–Dijo bajando un poco la voz.
El principe Búho se forzó a levantar su mirada y a enderezar su postura. Vassago se veía más sorprendido y curioso de lo que esperaba.
–Creí  que...–Suspiró–Creí que ya lo sabías, me sorprende que Stella no lo haya difundido a toda la familia Goetia a estas alturas...–
–No voy a mentir–Le dió un gran sorbo a su vaso–Escuché y leí muchos rumores en los medios, pero entenderás que debido a la naturaleza de mi trabajo, sé mejor que nadie que los medios son capaces de decir las mentiras más ruines para tener cinco minutos de fama, por eso preferí no creer nada.–
–Si pasó.–Contestó bajando la mirada–Tuve una aventura con un Imp...–
–Stolas...–
El nombrado sacudió la cabeza e intentó poner una sonrisa convincente en su rostro.
–Pero sólo fué eso: una aventura. Ya sabes, sólo era yo queriendo tener experiencias nuevas y todo eso.–Hizo el ademán de sacudir algo–Y ya se terminó, junto como mi horrible matrimonio.–Soltó una carcajada fingida y luego se bebió el vino que le quedaba de golpe.
Una vez que dejó la copa sobre la mesa miró a Vassago y ahí estaba de nuevo aquella maldita mirada intensa. Era como si el otro príncipe fuese capaz de estar viendo a través de el, cómo si supiera que le estaba mintiendo.
–Ya veo...–Dijo con un tono de voz un poco grave, para después beber del vaso.
Stolas parpadeó y luego se terminó de comer el último bocado del Guiso de verduras que le quedaba en el plato, ya estaba frío, pero aún sabía delicioso.
–Y ¿Que hay de tí?–Preguntó después de un minuto de silencio.
Vassago, que se encontraba mirando con curiosidad al resto de clientes poniéndose de pie, miró a Stolas con algo de sorpresa.
–¿Perdón?–
–Digo ¿Que hay de tí? ¿Has tenido algún amorío por ahí?–
–No...–Respondió con aire pensativo–Pero aún así tengo muy claras mis preferencias.–
–¿¡No!? En serio estoy sorprendido...–
–¿Sorprendido? ¿Por qué?–
–Porque eres un gran partido y muy guapo además.–
Vassago se sonrojó y carraspeó.
–Después de lo que ocurrió con mis padres, me dediqué a sólo aprender.... Ya tenía en claro que tomaría mi lugar como principe apenas cumpliera dieciséis, por lo que me he centrado más en mis deberes y no demasiado en mi vida personal.–
–Entiendo... ¿Que fué lo que ocurrió con tus padres?–
–¿No lo sabes?–Stolas negó con la cabeza–Supongo que no debo estar muy sorprendido... A final de cuentas, los altos cargos deben haberse encargado de ocultar lo que pasó–Vassago se terminó su vaso de licor–Mis padres esta-
El principe guardó silencio al oír aplausos a lo lejos y, justo después, oyó música también. Los dos se miraron y poco a poco el rostro serio de Vassago se transformó en una pequeña sonrisa.
Stolas no había oído con mucha frecuencia aquel estilo de música; alcanzó a oír trompetas, percusión, un bajo y a alguien cantando una tonada alegre.
–A mis padres les encantaba ese tipo de música...–Comentó el de plumaje rojo.
–Woow ¿En serio? No se escucha como algo que usualmente escucharía alguien de la realeza.–
–Lo sé–Sonrío aún más–Pero fué un gusto en el que coincidieron, incluso bailaban. Eran la mejor pareja de baile que he visto.–
Stolas se contagió un poco de la sonrisa ajena, le alegraba ver que, al menos,  uno de ellos si tuviera una buena imagen de sus padres.
–¿Sabes, Stolas? Esta es la primera vez en mucho tiempo en que tengo una salida informal, realmente estoy agradecido de que hayas aceptado venir.–
–Gracias a tí por la invitación... Tú eres el único con quién he hablado sobre... Mi matrimonio fallido y mi divorcio.–
Se sonríeron mutuamente y a lo lejos escucharon aplausos. Otra canción había empezado y Vassago reaccionó apenas escucho el inicio de la introducción instrumental.
–¡Amo esa canción! No la había escuchado desde hace tanto...–Comentó feliz moviendo un poco la cabeza al ritmo de los tambores.
El Búho lo contempló en silencio hasta que, sorpresivamente, su acompañante se puso de pie.
–Stolas hay algo que no hago desde... Hace mucho tiempo y-y ¿Me pregunto si tú... Quisieras acompañarme?–
El nombrado parpadeó y el plumaje rojo dejó de lado su nerviosismo, recuperó su porte real y con seguridad está vez preguntó:
–¿Quieres bailar conmigo, Stolas?–
El principe Búho se ruborizó.
–Yo... Nunca he bailado este tipo de música.–
–Te aseguro que no es tan difícil...–Dijo extendiendole la mano.
Stolas estaba un poco dudoso, nunca antes lo habían invitado a bailar por gusto, además ni siquiera sabía como se llamaba aquel género musical tan pegadizo, pero algo en la sonrisa y postura de Vassago lo hizo sentir confiado, por lo que finalmente toma la mano del otro principe y se levanta de la silla. Juntos caminan de la mano hacia la pista de baile.
A medida que avanzan, la música suena más fuerte y el Búho se tensa cada vez más al ver a los demás comensales empezando a bailar.
–No estés nervioso.–Dice Vassago.
–Es que... Jamás he bailado así ¿Que tal si termino haciendo el ridículo?–
–No he bailado hace tiempo.–Contestó subiendo la voz a medida que se acercaban–Seremos dos haciendo el ridículo entonces...–
Stolas no pudo evitar soltar una risita nerviosa, Vassago era... Realmente encantador.
Una vez que cruzaron por el umbral, el de plumaje oscuro quedó anotado al ver el lugar lleno de adornos florales por doquier, miró al escenario y vió a los miembros del grupo musical vistiendo pomposos y coloridos trajes destacando sobre todo las mangas del vocalista y el vestido brillante de la tecladista.
Stolas también observa a los demás clientes del restaurante, quienes presumen de saber perfectamente bien como bailar, en especial una pareja de dos chicas aviares, quienes bailan un poco pegadas la una a la otra.
–Supongo que yo seré quien dirija esta vez.–Dice el Goetia de la verdad una vez que encontraron un lugar en la pista.
Vassago toma ambas manos de Stolas y las alza dejándolas en una posición similar a la postura del Vals, no obstante, mantiene una distancia prudente entre sus cuerpos.
–Este es el paso básico–Instruye mientras comienza a dar un paso hacia adelante y hace retroceder al Búho–Sólo sigue el ritmo.–
Un poco ansioso, Stolas sigue a Vassago mientras mantiene la mirada fija en sus pies, se avergonzaría si llegaba a pisarlo. En determinado momento el paso cambia ligeramente y ahora es el quien hace retroceder a Vassago, repiten aquel movimiento un par de veces y luego la dinámica cambia un poco.
–Vas muy bien–Dice Vassago–Ahora es lo mismo, sólo que hacia los lados...–Y de nueva cuenta lo guía, y Stolas lo sigue otra vez–Lo haces de maravilla.–
Se mantienen siguiendo aquellos pasos bases y el vocalista comienza a cantar.
El Búho procura seguir el ritmo, en especial en aquel momento en que la canción se hace un poco más rápida.
De sorpresa, el de plumaje rojo soltó una de sus manos y dirigió su extremidad al mentón de Stolas.
–Lo haces bien, alza la mirada...–El principe Búho sonrió e intentó no volver a bajar la mirada otra vez–Te voy hacer girar.–Anunció después de un rato y así lo hizo.
En el momento en que Stolas giró, se percató de que las demás parejas estaban ensimismadas y nadie les estaba prestando real atención. Tal vez fue eso lo que finalmente le dió la confianza suficiente, pero una vez que su giro terminó, tomó una de las manos de Vassago y la dirigió a su espalda alta siguiendo el ejemplo de las demás parejas.
Vassago lo miró con un poco de sorpresa, pero sin más sonrió y continuó bailando con más soltura.
Conforme más avanzaba la canción, Stolas más confiado se sentía, poco a poco su mueca nerviosa desaparece y da paso a una sonrisa sincera.
Comienza a imitar a Vassago y empieza a mover las caderas al compás de la pegadiza canción... Entonces el mundo desaparece, y sólo son ellos dos bailando y disfrutando de una maravillosa velada.
En determinado momento Vassago lo toma de la cintura, lo alza y los hace girar a los dos, por segunda vez, Stolas no puede evitar soltar una risa de jubilo ante la fuerza del otro principe, quien delicadamente lo deja en el suelo para reanudar su baile.
El tiempo vuela para ambos, y de la nada la canción lamentablemente termina, haciéndoles caer en cuenta lo cercanos que estaban sus cuerpos en ese momento. Sólo se limitaron a sonreírse mutuamente antes de separarse y aplaudir al grupo musical con el resto de clientes.
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Notas del autor:
Fuí a ver Deadpool tres el día de su estreno y no puedo dejar de pensar en esos dos cogiendo...
En fin, tal vez sea un poco básica mi forma de pensar, pero creo que Vassago al ser una especie de Perico o Lorito (Especies que generalmente habitan en Sudamerica) me hace imaginar que debe ser un gran bailarín.
Gracias por leer.

Los Búhos si se enamoran dos veces. (Vassago x Stolas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora