UNDERGROUND - minchan

30 🔥

Se supone que debíamos encontrarnos con Jeongin en un pequeño restaurante japonés situado a sólo cuadras de nuestro hotel, pero me siento completamente mal por mentirle a Christopher sobre esta noche.

—Inventare una reunión de negocios conmigo— Hyun me aseguró cuando nos encontramos en el gimnasio esta mañana. —Le diré que tú y Félix se encuentran paseando y que Bin los recogerá después de la cena para que Chan pueda tratar sus finanzas mensuales conmigo—

Asiento en satisfacción, pero confieso que no estoy muy emocionado al respecto. En absoluto. Estoy mareado y nervioso por la tarde, pero aún así, permito que una profunda y secreta parte de mí disfrute la forma que Channie me observa desde el ring de boxeo mientras lo saludo con la mano desde la puerta del gimnasio y señalo a Lix, que está a mi lado en toda su gloria, en una mini falda y un top. —Voy a salir con Lixxie— le digo, moviendo los labios

Él tira de su casco de boxeo para darme una sonrisa y un rápido asentimiento, sus ojos brillan como lo hacen cuando me ve, y sólo la mano de Lix en mi codo parece evitar que yo salte hasta el ring y bese sus hermosos hoyuelos.

Arriba, me visto con ropa sencilla y cómoda, una blusa con botones y pantalones negros formales.
—Todavía no entiendo porque no quieres que Chan sepa sobre esto— dice Lix mientras Changbin nos conduce al restaurante.

—Porque Chan tiene algunas tendencias alfa.—
—Lo cual es sexy, según sé.—
—Lix, esta no es un fanfic omegaverse. No quiero que él sea incapaz de concentrarse o meterse en problemas por mi culpa. —
Félix resopla.
—Le quitas todo el romance a tu relación, Minho—

Me quejo y luego golpeo mi frente contra la ventana con exasperación total.
—Lixxie, ya me siento mal. Por favor. La gente que hace lo que él hace para ganarse la vida son consideradas armas letales. Legalmente no pueden pelear fuera del ring, ¿entiendes?—

—Si. El por qué un hombre no puede luchar con los puños en la calle mientras que otros andan por ahí portando legalmente armas está más allá de mí. Creo que debería quejarme con el senador.—

—Muy bien, señoritas, dejaremos lo de la carta al Congreso para después, ya llegamos.—

Félix mira a Bin mientras abre la puerta de atrás, y él lo mira cuando sale. No tengo ni idea de lo que pasa entre ellos. Lix es generalmente dulce con todos, y Bin suele ser amable. Pero esto es extraño.

—Gracias, Binnie, enseguida vuelvo —le digo.
—Claro que lo harás, voy contigo.—
—No lo necesitamos — dice Lix, mirándolo con superioridad, levantando la nariz —Minhi y yo hemos estado excelentemente durante veinticuatro años sin tu ayuda.—
—Lo hago por Christopher m, no por ti— dice Bin secamente.

Por suerte, la disputa termina cuando entramos al restaurante.

Me sumerjo en la tranquilidad del ambiente, barriendo el lugar con mi mirada, viendo que las paredes de pintura verde tienen un surtido de pescados crudos enmarcados en platos, y entonces mis ojos se deslizan por docenas de mesas de madera negra advirtiendo que todas se encuentran vacías a excepción de una.

Para mi sorpresa, las únicas personas aquí, aparte de nosotros tres, de pie junto a la puerta. Hay un japonés con mirada preocupada observarnos desde detrás de la barra de sushi.

Jeongin sentado rígidamente en una pequeña mesa redonda en el rincón más alejado, tres hombres altos y fornidos que reconocí como los mismos matones que tuve el placer de golpear en el cráneo en el club, y, por supuesto, el gran y malvado Scorpion quien ahora avanza hacia nosotros como si fuera el maldito anfitrión de la noche.

No sé si él tiró algunos hilos entre los encargados del restaurante, o si desocupó las instalaciones mediante intimidación. O por muchos dólares, pero ¿quién en su sano juicio querría cenar con tipos como estos?