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En el hospital, él está en una habitación privada.

Me siento en una silla durante la primera semana, mirando su hermoso rostro con el tubo que lo ayuda a respirar, mientras lloro de rabia y frustración e impotencia.

A veces le pongo los auriculares en su hermosa cabeza y le reproduzco todas las canciones que nos hemos reproducido el uno al otro, esperando ver sus ojos abrirse o algún indicio de pensamiento en ese mundo.

Otras veces, camino por el pasillo sólo para despertar las piernas y los brazos que se han quedado dormidos.

No he visto a Hyun, y nadie me dirá dónde está.

Hoy los compañeros de Changbin entran en la sala de espera, donde estoy con la mirada sin vida. Estoy comiendo paquetes de maníes, ya que terminé todas las granolas de la máquina expendedora.

Creo que he perdido algo de peso, mis jeans están colgando suelto en mis caderas, pero mi estómago esta tan cerrado como un puño y las pocas veces que se aflojaba lo suficiente para que me permitiese comer algo, mi garganta era la culpable de no dejarme ingerir nada.

—Está despierto— dice Changbin.

Inmediatamente, estoy de pie. Lanzo la bolsa maníes sin comer en la silla vacía al lado de la mía y luego me echo a correr por el pasillo sólo para detenerme y mirar por la puerta de su habitación.

Con miedo de verlo.

Miedo de lo que voy a decir.

He pensado mucho estos días. Eso es todo lo que he hecho, en realidad. Pero de todos mis pensamientos, mi mente se queda en blanco como me pasó anteriormente.

Profunda angustia me abruma cuando me dirijo a la cama. Pensé que estaba entumecido, pero me doy cuenta que no lo estoy.

Camino lentamente y fijo mis ojos en el mismo lugar en el que mi mundo parece girar.

Y lo veo.

Sus ojos están abiertos.

No me importa de qué color son. Todavía sigue siendo Christopher Bang, el hombre que amo.

Él va a estar bien y yo no. Y creo que nunca lo estaré.

Las lágrimas estallan, y, de repente, todos mis pensamientos vienen corriendo. Tengo tantas cosas que decir y estoy en el medio de la habitación con mi corazón abierto.

Mis palabras salen enojadas, pero son apenas comprensibles a través de mis sollozos.

—¿Cómo t-atreves a hacer m-me e-sto... ¿cómo puedes estar ahí y hacerme ver como él te destruía! ¡Tus huesos! ¡Tu cara! ¡T-tú... eres... mío! Mío... a... a... abrazarme... ¿Cómo te atreves a... a... dejarte v-vencer? ¡Cómo te atreves a dejarte v-vencer!—

Sus ojos se enrojecen también, y sé que debo parar porque él ni siquiera puede responderme, pero la presa se ha abierto y no puedo parar, no puedo.

Él me hizo verlo y ahora tiene que escucharme, ¡lo que su maldita mierda me ha hecho!

—L-lo único que quería era ayudar a mi hermano y no mm-meterte en problemas. También quería protegerte, cuidar de ti, estar contigo. Quería pp-permanecer contigo hasta que estuvieras enfermo de mí y no me necesitaras. Quería que me quisieras porque yo... yo... Oh, Dios, pero... yo... no puedo. No puedo más. Es dificil verte pelear, pero verte suicidarte... ¡No voy a hacerlo, Christopher!—

Él hace un sonido de dolor en la cama y trata de desplazarse incluso con un brazo enyesado, y sus ojos queman y me desgarro por dentro.

No puedo soportar la forma en que me mira. La forma en que sus ojos me ven. Destruyéndome.

UNDERGROUND - minchanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora