Jason estaba allí, subiendo a mi balcón. Como el príncipe que rescata a la bella Rapunzel, mientras ella extiende su lacio y sedoso cabello largo y dorado como el oro, con su elaborado vestido colorido y en una imponente y magnífica torre, en una noche cubierta por un manto de parpadeantes estrellas.
Sonaba a poema, un precioso verso, a una rima con palabras dulces.
Pero principalmente porque ella lo amaba, porque al él rescatarla ella se sentía liberada, porque él le susurraría esas dulces palabras que le infundirían el valor necesario para continuar. ''Yo no soy una damisela en peligro, y aunque lo fuera, no quiero que me rescaten'' musitaba para mí misma, ahora en mi guardarropa, resignada a que tendría que ir con él, mientras que el aún escalaba.
Me puse de mala gana unos jeans azules, una blusa morada y un suéter, encajé mis zapatos y salí.
El se encontraba sentado en el borde del balcón, observando el gran espacio de constelaciones que embargaba el cielo, parecía tan inocente allí, con un aire solitario...
-No pareces cansado.-Comenté.
-No lo estoy.-Dijo dedicándome una sonrisa.
-Deberías.- Contrarié.
-¿Bajamos?-Preguntó.
-Me da miedo, ya sabes...Se supone que sigo en reposo...-Dije evadiendo sus peligrosos planes a toda costa.
-Sabes que es mentira, nadie más que tu detesta el descanso.-Dijo riendo bajito.
-¿Y tú que sabes?-Dije sin mirarlo.
-Yo lo sé ''todo''.-Rió.
-Sobretodo Álgebra...-Dije sarcástica.
-Bueno quizás no todo, pero algunas cosas.- Admitió.- Pero sé que bajarás, sola o conmigo.- Dijo haciendo amago de cargarme.
-Y te lanzarás conmigo a cuestas, porque vuelas, seguramente.-Dije usando mi típico sarcasmo.
-Puedo intentarlo...Si dices que vuelo te creeré.-
-Estás loco Jason, fuera de aquí en este momento, no quiero problemas y menos por tu causa.-Dije con voz firme.- ¿Qué estás haciendo aquí?-
-Vengo por ti.-
-¿Qué quieres de mí?-
-No lo sé, quiero que seas mi amiga Melanie.-
-¿Cómo es posible que vengas a las once de la noche a mi casa, burlando a la porquería de portero que te dejó entrar, subiendo mi balcón, sólo para indicarme que quieres mi amistad?.-Cuestioné.
-No lo sé, y quizás ningún momento sea tan apropiado como este.-
-¿Ah no?-
-No...-Dijo observándome fijamente.-Por favor, baja, solo un momento.-
-¿Me prometes que no moriré en el intento?-Suspiré.
-Te lo juro.-Dijo solemne.
-¿Cómo bajare?-Dije atemorizada.
-No lo sé... ¿Te cargo?- Dijo indeciso.
-No, de ninguna manera ¡Es tan alto!-Dije atemorizada.
-Confía en mí. -Susurró.
-No podrás con mi peso bajar una altura como esa...-Decía yo poniendo mas trabas.
-Confía en mí.-Insistió.
-Yo...Jason...-Jason hizo caso omiso a mis constantes negaciones, incluso parecía que lo impulsasen más en la locura que se había propuesto.
No se a donde había parado mi juicio, tampoco me lo pregunté, ni quise ir en su búsqueda; Jason rodeó mi cintura con sus brazos, me estremecí.
No tenía idea de cómo me bajaría, pero tampoco me importó, estaba alucinada con la simple idea de que la adrenalina fuera disparada en mi.
Con el corazón en la mano, y la consciencia en otra; dejé que Jason me cargara, e increíblemente, comenzamos a descender. Me fue indicando entre murmullos donde debía pisar para no caer, mientras sostenía gran parte de mi peso en una mano y realizaba la proeza de bajar solo con la otra.
Me aferré a su cintura, y me concentré en no mirar hacia el precipicio. Nunca en mi vida había hecho una cosa como aquella, jamás se me hubiese pasado por la mente salir de mi casa por un balcón, para mí era una idea inconcebible.
El momento me pareció eterno, y llegué a idealizar una altura mucho más grande que la verdadera, sin embargo al pisar tierra firme me sentí llena de una idea que me resultaba deliciosa: Era una escapada nocturna, y estaría acompañada.
-Puedes soltarte, si quieres...-Susurró Jason a mi oído. Caí en cuenta que seguía entrelazada contra su fuerte pecho, y que por primera vez estaba tan cerca del.-No si no quieres claro...-Susurró de nuevo, tan cerca que su aliento rozo mi cara, haciendo que mi corazón latiera desbocado.
Me despegué rápidamente de él, un poco avergonzada.
Seguí caminando y él se me unió al paso, e intento pasar su brazo por mis hombros, yo lo quité con poca sutileza.
-¿Qué haces?-Dije en tono bajo.
-Trato de ser caballeroso.-Dijo riendo.
-Ajá...-
Continuamos caminando, a paso lento y dudoso. Hacía un frío endemoniado, pero poco me importaba.
-¿A dónde vamos?-Preguntó Jason.
-No lo sé...-Mascullé.
-Mm...Vamos...Por aquí, ¿Qué hay por acá?-
-La piscina, y por allá están los jardines, vamos por allá.-
-De acuerdo, Julieta.-
-Esta bien Paris.-Dije enfatizando. El se echó a reír.
-Siempre me sorprendes.-Dijo.
-¿A qué te refieres?-
-A que no eres como cualquier otra chica.-
-Sé que soy rara...-Admití.
-No, no lo digo por eso, si no que eres tan diferente, nunca sé que responderás, ni siquiera puedo imaginar que piensas. Dímelo, por favor.-Pidió.
-¿Ahora? Ahora pienso en que rayos estoy haciendo aquí contigo.-
-Me puedo ir...-
-¡No! No es que me moleste, es que...Es algo raro. Hace...Demasiado tiempo que...-Enmudecí.
-¿..¿Qué?-
-Que no ando con un chico.-Dije avergonzada.
-¿Porqué? Es decir, no será porque defecto, ya que puedes dar por seguro que el equipo de fútbol entero estuvo detrás de ti todo el día.-Contestó.
-No me refiero a eso...-
-¿Porqué eres así Melanie? Estoy seguro de que tu antes no era de esta forma.-Dijo dejándose caer al piso y tomando mi mano para que me sentara también.
-Yo...Jason, no creo que...-Dije con voz ahogada.- No creó que sea el mejor momento ya...Sabes...-
-Esta bien, no te alarmes Julieta, te rescatare del frío vacío en el que te has sumergido, y te daré el cálido beso que despertó a aquella princesa.-Dijo.
-¿Ahora soy una princesa?-
-Eso eres.-Sonrió.- Mi princesa.-
-No lo creo.-Me reí.
-Te convenceré de ello, solo dame tiempo.-
-Ya veremos...-Dije dejando la frase en el aire.
-¿Quieres que lo jure?-
-No hay necesidad...-
-Bien.-Dijo esbozando una sonrisa tan hermosa que me cegó. A pesar de la incómoda situación, tuve que aceptar que el ambiente era demasiado romántico. Bajo las estrellas sentados en la fina hierba que nos rodeaba.
-¿Ves esa estrella de allá?-Exclamó.
-Ajá...-Dije.
-Es parte de una constelación.-
-Casi todas lo son.-
-Quizás no, pero sé que se llama Melanie.-Dijo mirando mis ojos fijamente.
-Seguro...-Dije volteando los ojos.
-¿Siempre debes ser así?-
-Siempre.-Sonreí.
-Eres demasiado difícil.-Rió.
-Si fuera fácil, no sería interesante.- Dije acostándome.
-¿Te haces la interesante entonces?-Dijo riendo.
-Todo se hace más divertido así.-
-¿Y la bipolaridad viene como parte del paquete?-Preguntó
-Quizás.-Dije levantándome.
-¿A dónde vas?-
-Adivina.-Dije echándome a correr. Corrí sin descanso, pero a pesar de ello, Jason, un ágil deportista acostumbrado a no cansarse me alcanzó.
-¿Qué intentas?-Preguntó.
-Divertirme.-Respondí jadeante.
-¿Sí? Entonces.... ¡Al agua!-Dijo.
-¿Qué estás loco?- Chillé.
-Por ti.-Dijo lanzándose al agua en un clavado impresionante. Noté como el color iba subiendo a mis mejillas apresuradamente.
Jason, ya dentro del agua se quitó a la camisa, dejando al descubierto su abdomen perfectamente delineado, resultado de intensas horas de ejercicio.
Me quedé unos segundos parada en el borde de la iluminada piscina, mirándolo estupefacta.
-¡Entra!-Gritó el.
-De ninguna manera.-Repliqué.
-Esta deliciosa.-Canturreó.
-Tengo frío.-Me quejé.
-Ni tú te lo crees.-Rió mirándome con ojos suplicantes.
-No.-Me negué.
-Vamos...-
-No.-
-Melanie Lawrence Collins.- Pidió.
-¿Cómo sabes mi segundo apellido?-Pregunté asombrada.
-Yo...Ya sabes...Estuve averiguando un poco de ti.- Contestó apenado.
-¿Porqué?-Inquirí.
-Bah, me pareciste tan rara.-Dijo chapoteando tan fuerte que mi ropa se vio empapada en un par de segundos.
-¡¡JASON!!- Grité. Enfurecida, me dirigí al borde de la piscina y comencé a mojarlo también. Aunque por supuesto, no tuvo el mismo efecto ya que él estaba mojado. Me fui furiosa pateando el suelo con rabia, dando un toque dramático a la situación.
Escuche como Jason salía del agua por el chapoteo. Sin dirigirle una mirada seguí en mi camino. La verdad no estaba muy segura de a donde me dirigía, ya que estaba todo bajo penumbras. Iluminado por uno vagos faroles de escasa luz caminaba a ciegas entre un mar de estrellas.
-¿A dónde vas?-Preguntó Jason repentinamente, iba tras mío tan sigiloso que no había percatado su presencia. Solté un breve alarido.
-Perdón.-Se excuso.
-Me asustaste.- Dije exaltada.
-Lo siento.-
-Tengo frío...-Farfullé. Estaba demasiado cansada y ahora helada. La temperatura había tenido un bajón y me estaba sintiendo mal.
-¿Te encuentras bien Mel?-Dijo dulcemente.
-N-no del todo.-Dije.- ¿Ves la casa? No hay ninguna luz encendida.-
-Creo que esta allá...- Señaló. Seguimos caminando ¡Cuánto habíamos andado sin percatarnos! El frío aumentaba y mi atuendo mojado no ayudaba.
-¿Estás mejor?-Preguntaba Jason ansioso.
-N-No.-Tartamudeé a causa de mis temblorosos dientes.
Jason me estrechó contra si, y por primera vez no me quejé a su contacto físico. El, a pesar de estar más mojado que yo, era cálido y ese calor fue reconfortante para mí. Seguí temblando y él me estrechaba entre sus calurosos brazos más fuertemente. Sentí como mi respiración se aceleraba junto mi ritmo cardíaco.
-¿Estás bien Mel?- Preguntó.
-Un poco.- Aseguré. Continuamos caminando con paso lento ya que estábamos entrelazados.
Jason besó mi coronilla con una expresión dulce, pero no protesté.
Y el notó el cambio.
Al fin vislumbre las parpadeantes luces de mi habitación y apresuramos el paso. Llegamos más pronto de lo que yo creía sin duda y nos detuvimos frente a mi balcón.
-Yo...No sé como subiré.-Murmuré.
-Te ayudaré, pero no podré subir contigo esta vez.-
-Lo sé.-Repliqué adormilada.- ¿No caeré?-Volví a preguntar con una media sonrisa.
-Nunca te dejare hacerlo, Julieta.-
-Está bien, Jason.- Farfullé. Se quedó observándome un rato que se alargó varios minutos. Yo estaba inmersa en mis propios pensamientos. Poco a poco se fue acercando a mí, centímetro a centímetro. Me aparté de forma violenta y le dije que debía entrar ya. Aceptó, y puso sus manos para que los usara de escalerilla. Escalé dificultosamente y estuve segura de verme ridícula, logré llegar con mucho trabajo.
-Dulces sueños mi hermosa dama.-Dijo silencioso Jason.
-Buenas noches Jason...Gracias.-Dije mirándolo por primera vez, con cariño.
El sonrió ampliamente, y se alejó.
Al dar vuelta, no caí en cuenta de que estaba amaneciendo, y que mi madre estaba parada frente a mi cama, observándome con los ojos encandilados. Juzgando mi ropa mojada, mi cabello húmedo y principalmente, había visto mi sesión de escalada.
-¿Qué tal tu noche Melanie?-Dijo enfurecida.
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Rompiendo el silencio
FanfictionPorque callar... No será la mejor opción. EL silencio, será su peor elección...