9. Memorias

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Me quedé muda de asombro al ver a Josh, con su sonrisa despreocupada y su aire alocado. Al verlo allí, pasaron cientos de recuerdos en mi mente, de la noche anterior en la que había cenado en la casa de los Peterson. Josh era muy lindo, mucho menos reservado que su hermano y quizá igual de superficial. 

En pocos segundos recordé las veces que sentí claramente me ruborizaba, la cantidad de veces en que sonreí y también el gesto rígido de Jason y la expresión de viva curiosidad en el de Amy, quién me había agobiado con sus aturdidoras y constantes preguntas. 

-¿Mel?- Llamó Josh.-

-¿Ah? Si... ¿A... mi?- Dije tornando un gesto sorprendido. 

-A ti.- Sonrió.

-¿P-para qué?- Dije insegura.

-No...Sé. Quería verte de nuevo...Y cuando vi el gesto de Jason ayer en la cena supuse que no te llevaría a la casa más seguido.- Dijo riendo por lo bajo.

-¿Porqué lo supones?-Dije con abierta curiosidad.

-Se veía incómodo.- Dijo encogiéndose de hombros.-Supongo que de enterarse Natalie; sabrá que se ha buscado una buena excusa para un pleito con la niñita.- Al terminar la frase broto una de sus pequeñas risas borboteantes que le daban un toque dulce e infantil a sus palabras. Uní mi risa contagiada.

-Sería divertido ver una pelea de Natalie.- Susurré.

-Un día los grabaré.- Dijo guiñando el ojo con complicidad.- ¿Quieres hacer algo?-

-Yo no creo que sea...-Empecé a protestar.

-'Creer' no está en mi diccionario.- Dijo sonriendo.

-Lo está en el mío.- Respondí.

-¿No quieres venir?-Preguntó confundido.

-Quiero irme a casa.-Afirmé.

-Bien.-Dijo con gesto compungido. Surgió una repentina lástima en mi interior y una punzada de culpa lleno mi mente, con un nudo en la garganta y con voz apagada y resignada le pregunté si quería realmente quería irse conmigo.

-Si, realmente.-Dijo dedicándome una de sus hermosas, resplandecientes y perfectísimas sonrisas.

-¿A dónde?- Pregunte dejando a su elección ya que en realidad, poco me importaba.

-Ya verás... ¿Puedes cerrar los ojos?-Dijo pícaramente.

-Me mataré si lo hago.- Protesté con gesto dramático. Continuó insistiendo.

-No Josh.-Dije con tono serio.

-Vamos Melanie.-Insistió.

-¿Qué intentas?- Pregunté.

-Es un regalo...Una sorpresa.-Dijo con un todo emocionado.

-Esperare a que lo traigas en la parte despejada del campo de fútbol.-Anuncié.

-Pero...-Se quejó.-Bueno de acuerdo.-Dijo al ver mi gesto.

Me dirigí, sola, al campo de juego como ya le había prometido. Tiré al suelo estrepitosamente mi bolso y me dejé caer yo misma en la fría hierba dispareja y suave que crecía alborotada por doquier. 

Deslicé el pesado y sobrecargado bolso a mi cabeza y me acosté. Cerré los ojos a la espera de Josh, imaginando qué se traería entre manos.

-Abre los ojos.- Dijo la voz de Josh a mis espaldas. Dudosa, abrí los párpados y al hacerlo descubrí un animalito maravilloso, que me veía con ojos curiosos y brillantes, con una mirada inteligente que nunca había visto en un perro. 

Rompiendo el silencioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora