𝘊𝘩𝘢𝘱𝘵𝘦𝘳 𝘛𝘩𝘳𝘦𝘦. 𝘚𝘶𝘨𝘶𝘳𝘶, 𝘴𝘭𝘶𝘮𝘣𝘦𝘳 𝘱𝘢𝘳𝘵𝘺

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𝗦𝗟𝗨𝗠𝗕𝗘𝗥 𝗣𝗔𝗥𝗧𝗬

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𝗦𝗟𝗨𝗠𝗕𝗘𝗥 𝗣𝗔𝗥𝗧𝗬

— Entonces la tuviste fácil esta vez, ¿no, Suguru?

Satoru llamó la atención de Suguru, que leía un manga junto a Shoko, así que ambos se giraron a mirar a Satoru cuando habló.

— ¿De qué hablas ahora, idiota? — él dejó de lado su lectura y se la dió a Shoko, que se fue a sentar un poquito lejos.

Satoru había escuchado cosas maravillosas de Ryoko, pero el hecho de que Suguru no hubiera mencionado nada al respecto sobre la misión en la estación de metro lo hacían dudar aún más. Suguru era la única persona en la que podía confiar siempre.

— Pues de la otra chica, ahg ¿cómo se llamaba? — fingió pensarlo demasiado.

—  Ya, aún no está lista — confesó por lo que había visto —. Nunca esperé ver la técnica maldita del clan Araia, pero ella aún no sabe usarla a la perfección.

— Claro, una técnica como esa no cabe en un cuerpo tan pequeño, no me impresionaría ni aunque parara el tiempo...

Sus palabras fueron interrumpidas por el gritó de Haibara contra la puerta. Al parecer los de primero estaban en una carrera hasta el aula.

— ¡Ja, de nuevo gané, chicos! — dijo el castaño.

— Ya me las pagarás — Nanami fue el segundo.

Pasaron un par de segundos hasta que Ryoko llegó, cargando varios libros.

— ¡No es justo, empezaron sin mi!

Cuando los tres entraron junto a los de segundo, Satoru se burló, más para él y Suguru.

— Y un cuerpo tan débil — dijo en voz alta a Suguru.

— Eh, ¿qué hacían? — preguntó Haibara.

Ryoko se fue a sentar a un lado de Shoko mientras sus amigos seguían a un lado de los otros dos.

— Hablando de como la rata se lució ayer, ¿no es verdad, Suguru? — Satoru se levantó de su lugar y se paró enfrente de todo el salón, llamando la atención de todos.

— Vuelve a sentarte, Gojo — dijo Nanami, sin interés pero notablemente confundido.

— Oh, no, no, no — se quitó sus lentes —. Vamos, rata, ¿por qué no nos enseñas una de esas canciones que usas para exorcisar maldiciones? Después de todo, salvaste a Suguru, ¿no?

Ryoko prestó toda su atención a lo que Satoru estaba diciendo, cambió su rostro de amabilidad a uno de enojo y seriedad. Ese idiota no pararía.

Suguru soltó una risita — Ya déjala en paz, Satoru.

— No entiendo tus tratos contra mi persona, supongo que el nunca convivir con alguien así te hizo vivir en una burbuja — respondió Ryoko levantándose de su asiento también.

𝐍𝐄𝐕𝐄𝐑𝐌𝐈𝐍𝐃 | 𝐒𝐚𝐭𝐨𝐫𝐮 𝐆𝐨𝐣𝐨, 𝐒𝐮𝐠𝐮𝐫𝐮 𝐆𝐞𝐭𝐨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora