𝘊𝘩𝘢𝘱𝘵𝘦𝘳 𝘛𝘸𝘰. 𝘚𝘶𝘨𝘶𝘳𝘶, 𝘧𝘳𝘪𝘦𝘯𝘥 𝘵𝘰 𝘧𝘳𝘪𝘦𝘯𝘥

1.1K 130 20
                                    

𝗙𝗥𝗜𝗘𝗡𝗗 𝗧𝗢 𝗙𝗥𝗜𝗘𝗡𝗗

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

𝗙𝗥𝗜𝗘𝗡𝗗 𝗧𝗢 𝗙𝗥𝗜𝗘𝗡𝗗

𝗧𝗢𝗗𝗢 𝗣𝗔𝗦𝗢́ 𝗠𝗨𝗬 𝗥𝗔́𝗣𝗜𝗗𝗢, en un segundo ella estaba siendo enviada por los aires a causa de una maldición mientras Nanami la veía desde abajo.

— ¡Ryoko!

Ella aterrizó en techo de una casa y aprovechó esto para meditar unos segundos hasta poder concentrarse y activar su técnica maldita.

Que el eco del alma resuene en tu alma y mente...

Aunque parecía no haber surtido efecto en la maldición, esta se acercó a Ryoko para aplastarla, pero ella ya no estaba ahí. Ahora estaba junto a Nanami.

— Eso fue increíble, ¿qué hacemos ahora? — Ryoko sonrió y lo tomó de la mano, confundiendo al chico.

— Ahora lo golpeamos y exorcisamos— él seguía confundido, ¿por qué lo estaba tomando de la mano? — Ánimo, Nanami.

Después de esas palabras, una especie de nube dorada los rodeó por unos segundos y sin que él se diera cuenta al instante, sus habilidades habían sido potenciadas.

Sin embargo, cuando corrieron y ya estaban bastante cerca, la maldición pareció desaparecer en cuestión de segundos.

— ¿Qué?

— Ah, eso fue bastante fácil, Suguru — ambos reconocieron la voz de inmediato, aún tomados de las manos se giraron para encontrarse de frente con aquellos dos.

Satoru y Suguru estaban ahí.

— Hola, ¿qué tal? — Suguro les sonrió — Vinimos a ayudarles... ¿Uh? — soltó cuando vió que se tomaban de la mano.

— ¡Claro que ha sido fácil para ustedes, ya la habíamos debilitado lo suficiente entre Nanami y yo! — Ryoko soltó a Nanami y se cruzó de brazos, estaba enojada, le habían quitado su oportunidad en su primera misión.

— Oye, no te enojes, rata — habló Satoru tomándola de los hombros.

Rata, la verdad es que Satoru lo pensó muy detalladamente, en que apodo podía ponerle a Ryoko y no se lo ocurrió otro más que ese. Ryoko... Rata, rimaba. Según él.

— ¡¿Qué demonios te ocurre?! — ella lo empujó.

— ¿Qué hacen aquí? — preguntó Nanami, que también estaba molesto.

— Tranquilos, vinimos por ustedes. Él profe Yaga ha asignado otra misión, me temo que aquí se separan — dijo Suguru muy tranquilo y a la vez más serio.

Se los estaba diciendo a Ryoko y Nanami, el separarse hasta que uno de los dos volviera a la escuela. Ryoko miró a todos confundida, ni ella, ni su compañero entendían lo que pasaba.

— ¿Separarnos? ¿Eh, por qué no vino el profesor y nos lo dijo? Mandando a otros alumnos...

— No protestes y vete, pronto tendrás tu oportunidad, ratita — Satoru se acercó a Nanami y lo tomó por los hombros, ambos volverían a la escuela.

— ¡Deja de llamarme así! ¿Quién te crees?

Nanami también se soltó de su agarre y no le tomó mucho interés al asunto — Ten cuidado — le dijo a Ryoko antes de irse.

— ¡Eh! Nanami, no me dejes... — era verdad que el rubio junto a Haibara eran sus únicos amigos.

— Ya, no dependas de él, vamos — escuchó pronunciar a Suguru a sus espaldas.

Se giró y miró como él ya se había adelantado unos metros caminando. Era cierto que se había vuelto cercana a sus compañeros y no había tenido oportunidad de convivir mucho con los de segundo, sumando a eso que en su pasado los únicos con los que convivía eran sus primos y los hijos de los Zenin.

— Lo siento, no estoy acostumbrada a algo como esto — lo comenzó a seguir.

— Entiendo, debió ser difícil.

— ¿Lo dices por algo en especial?

— Aunque no quisiste decirnos tu apellido, el profesor Yaga si...

Maldito, le dije que no lo revelara tan rápido.

— Ya veo, ¿lo saben todos? — preguntó de la manera más calmada posible.

— Solo Satoru y yo — ella volteó los ojos cuando mencionó aquel nombre —. Veo que no te cae bien.

— Algo, no entiendo su actitud contra mi... A no ser... — pensó un poco más.

— Mhm, talvez sea eso que piensas.

Ryoko no entendía a donde iban, entraron al metro para llegar más rápido al destino, según Suguru. Tomaron asiento lado a lado, ella sacando su teléfono, pero él queriendo hablar y saber aún más de ella, era intrigante.

— Háblame de tu técnica, no he tenido el honor de verla todavía — comentó llamando la atención de Ryoko fuera del teléfono.

— La verdad es que ni siquiera yo se como funciona, pregúntale a mi tío — guardó su celular y suspiró recordando lo mal que la pasaba en su casa, por lo menos estaba más tranquila en la escuela de hechicería —. Él es bueno... Muy bueno de hecho y un desgraciado por cierto.

— Empiezo a creer que todos te caen mal, hasta yo — Suguru sonrió.

— No todos me caen mal, Yuu y Nanami no... Y tú tampoco, cuando no estás con Satoru — confesó —. Te siento más genuino sin él.

— ¿Ah si?

— Solo es mi opinión, no te conozco lo suficiente.

Siguiente estación: Shibuya.

— Aquí nos bajamos, mientras cuéntame más — él se levantó primero y se acercó a la puerta.

— Todavía no se a donde vamos, ah... Suguru.

El pelinegro tenía una ligera sonrisa entre los labios, caminando más lento de lo habitual, ya que Ryoko era más bajita y por ende, un paso suyo serían tres de ella.

—  Hay un par de maldiciones acechando por aquí — él tomó un camino bastante peculiar, en las vías.

— ¿Qué haces? Eso es peligroso — al sentir peligro en Suguru activó su ritual automáticamente, lo que hizo que Suguru cambiara su opinión de bajar.

Cuando Suguru volvió en si mismo, miró a Ryoko con asombro.

— Vaya, manipulación mental, ¿ese es tu ritual?

— No, eso se activa sin querer, lo siento...

El eco del alma es una técnica maldita que se ha pasado de generación en generación, así mismo también se ha modificado por cada usuario. Básicamente permite que cualquiera que esté dentro del rango sufra las consecuencias de este, así como también se pueda beneficiar. Puedo jugar un poco con la energía maldita y la mente, por eso cuando toco a alguien su energía se hace más fuerte y poderosa. Hace siglos, mi clan era buscado para ser aniquilado, era claro que una técnica así no puede desaparecer, aunque muy pocos manejan los rituales inversos.

— Wow, me alegra haberte entendido, yo soy de los que tienes que explicarle con dibujos si se puede.

— Eso es porque es bastante fácil de aprender, pero se necesita de mucha concentración, solo eso.

𝐍𝐄𝐕𝐄𝐑𝐌𝐈𝐍𝐃 | 𝐒𝐚𝐭𝐨𝐫𝐮 𝐆𝐨𝐣𝐨, 𝐒𝐮𝐠𝐮𝐫𝐮 𝐆𝐞𝐭𝐨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora