Un baño de vapor

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Hoy llegué a casa un poco antes de lo habitual. Decidí que era un buen momento para aprovechar mi gimnasio personal, así que me dirigí hacia allí. Al abrir la puerta, me sorprendió encontrar a Flor haciendo pilates. No pude evitar detenerme en seco.

Mi esposa estaba estirada en el suelo, con unas licras que le quedaban perfectas. La tela se ajustaba a sus curvas, resaltando cada movimiento que hacía. Me quedé en la puerta, observando cómo se concentraba en su rutina, completamente ajena a mi presencia.

Me sentí un poco culpable por espiarla, pero la visión era tan hipnotizante que no pude apartar la mirada. Cada vez que levantaba las piernas, la tela de sus licras se tensaba y delineaba su figura de una manera que me dejaba sin aliento. Su cuerpo se movía con una gracia y flexibilidad que me resultaban irresistibles.

Intenté entrar sin hacer ruido, pero el crujido del suelo de madera la hizo voltear. Me sonrió al verme, sin dejar de hacer sus ejercicios. Me acerqué lentamente, con una sonrisa traviesa en los labios.

-No sabía que tenías esta rutina -dije intentando parecer casual

-Me gusta mantenerme en forma -respondió ella sin detenerse

Me senté en un banco cercano, fingiendo interés en mis zapatos mientras la observaba de reojo. Cada movimiento suyo me parecía más provocador que el anterior. Para cuando finalmente terminó su rutina, se levantó y se acercó a mí, con una sonrisa juguetona.

-Te gusta lo que ves? -preguntó alzando una ceja

-Mucho -admití sin rodeos

Flor soltó una risa suave y se inclinó hacia mí, rozando mis labios con los suyos antes de apartarse. El aroma de su sudor mezclado con su perfume me embriagaba.

-Entonces deberías unirte a mí la próxima vez -susurró dándome un beso en la mejilla antes de salir del gimnasio.

Me quedé allí, sintiendo el calor de su cuerpo aún en mi piel, y no pude evitar sonreír. Me quedé un rato más en el gimnasio, haciendo mi rutina de ejercicios. Las pesas y el cardio ayudaron a despejar mi mente, aunque no pude dejar de pensar en Flor.

Cuando terminé, estaba completamente sudado. Me quité la camiseta y la arrojé a un lado antes de dirigirme al baño de nuestro cuarto.

Al entrar, vi a Flor hablando por el móvil, seguramente atendiendo asuntos de la empresa. A pesar de estar concentrada en la conversación, no pudo evitar mirarme de reojo. Sus ojos se desviaron hacia mi torso desnudo, y una leve sonrisa se dibujó en su rostro.

Me acerqué al baño y abrí la ducha, dejando que el agua caliente comenzara a correr. Antes de entrar, miré a Flor, quien todavía seguía en la llamada. No le dí más vueltas y me metí bajo el agua, dejando que la calidez relajara mis músculos tensos.

Unos minutos después, escuché el suave clic de la puerta del baño se abriendose y Flor asomada, aún con esa sonrisa inocente y juguetona en los labios.

-No pude resistirme -dijo acercándose a mí

Me giré para mirarla mejor, el agua bajaba por mi cuerpo y el calor subía. Flor se deshizo rápidamente de su ropa y se unió a mí en la ducha. La sensación de su piel contra la mía, combinada con el agua caliente, era increíblemente estimulante.

-Qué bien que si pudiste unirte -murmuré, acercándome más a ella, tomándola de sus suaves mejillas

Flor me rodeó con sus brazos, y nuestras bocas se encontraron en un beso profundo y apasionado. El vapor de la ducha nos envolvía, lo que lo hacía más romántico e íntimo. Sentí su cuerpo presionarse contra el mío y nuestras manos comenzaron a viajar por cada centímetro de piel disponible.

El agua seguía corriendo por en medio de nuestros cuerpos. Sentía sus pechos pegados al mio, los agarre firmemente. En ese momento no pude resistir más , la giré suavemente y la presioné contra las baldosas mojadas sintiendo el frío de las cerámicas contrastar con el calor de su piel. Mis labios comenzaron un recorrido lento y meticuloso, siguiendo el trayecto de las gotas de agua que se deslizaban por su espalda. Flor cerró los ojos, entregándose por completo a mi por medio de sus melódicos gemidos cuando me detuve en medio de sus glúteos.

Cuando finalmente salimos de la ducha, envueltos en toallas, nos dirigimos a la cama, sintiendo una mezcla de cansancio y satisfacción. Me recosté a su lado, abrazándola mientras nos dejábamos llevar por el calor de nuestros cuerpos y el confort de nuestra cama.

-Deberíamos hacer esto más seguido -susurré acariciando su cabello rizado mojado

-Definitivamente -respondió ella, acurrucándose más cerca de mí abrazando mi brazo

Nos quedamos allí disfrutando del silencio, con los ojos cerrados esperando a quedarme dormido, y fue su voz la que se escuchó luego

-Carlos, sabes que te amo? - me dijo con una voz suave casi susurrada, mirándome a los ojos

-Lo sé mi amor, yo te amo mucho más de lo que puedas imaginar - respondí dándole un beso en la frente

-Prométeme- apoyó su cabeza cabeza mi pecho- que siempre tendremos estos momentos, aunque nos separemos por semanas

-Lo prometo- le dije acariciando su espalda

One shots CS55Donde viven las historias. Descúbrelo ahora