Capitulo 7:

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Sábado en la noche. ¿Mi plan? Hacer nada. Ayer le había escrito a Kaesar para que no sospechara. Pero al parecer es uno de esos días en los que desaparecía.

Ivy tampoco me contesta.

Quien diría que extrañaría tanto el trabajo.

Solté un suspiro, y pasé mis manos por mi pecho poco cubierto por el brazier, mi estómago y seguido por mis piernas, las rodeé con mis brazos, haciéndome ovillo en el sofá.

En el televisor estaba puesta Mulan. Diría que es mi princesa favorita.

Toques en la puerta provocaron que mi corazón diera un vuelcón. Por favor que no sea Kaesar. No quiero verlo. No estoy lista.

Me paré cuando la puerta se abrió por si sola. No puede ser. Estoy muerta. ¿Quien mierda es? Kaesar no tiene llaves de mi apartamento.

¿Habré dejado la puerta sin seguro?

Imposible, no he salido de mi casa.

— Te estuve llamando, que rayos haces Marlowe- arrojé lo primero que vi(una chancleta). Este lo esquivó con total facilidad y me miró con enojo.

— Imbecil! ¡No me asustes así! Casi se me mete el corazón al culo. — balbuceé dejándome caer al sofá de los nervios que sentía. ¿Cómo demonios abrió la puerta? — Estaba abierta?— pregunté extrañada.

— No. Tengo llaves—

— Por qué demonios tienes llaves de mi casa?—

— Las robé.

Entrecerré mis ojos mirándolo con desagrado. Las robo de mi gabinete. Eran las llaves que pensaba darle a Kaesar. Obvio mucho antes de enterarme que me es infiel, se va a casar y es un mafioso.

— Por qué vienes sin invitación o al menos llamar?— pregunté indignada, levantándome de mi cómodo y pobre sofá.

— Ya dije que te estuve llamando. Encontramos a Chencho y vamos a interrogarlo, quiero que vengas— obvió cerrando la puerta tras de sí y abriéndose paso por mi humilde morada.

— Con "interrogarlo" te refieres a "torturarlo" ¿No?— me acerqué. Este se me quedó mirando con una ceja ligeramente arqueada. Aún me sorprende lo tan alto que es y la intensidad que transmite su mirada.

Sentí vergüenza al caer en cuenta que estaba en ropa interior. Aunque él no mirara más allá de mi cara, sentí vergüenza y mis mejillas calentarse un poco.

— Estaré lista en cinco— dije rompiendo el contacto visual al darle la espalda. Caminé hasta mi habitación, y al estar en la misma pude dar brincos cómo la tonta que soy.

Que vergüenza. Dios mío tuvo que haberme visto todo el culo. Me miré en el espejo, mi cabello estaba alborotado, mis labios resecos y mis ojeras eran bastante visibles. Le di un poco la espalda a mi espejo para ver mi trasero, ¿Se verá bien? ¿Siempre estuvo tan pálido?

¿En qué demonios estoy pensando?

Tengo que vestirme, no tengo tiempo para estas cosas de niña preescolar.

¿Pero en serio siempre estuvo tan pálido?

Necesito un tan.

Me unté un poco más de desodorante por si las dudas, un poco de crema para el cuerpo y perfume. Busqué una camisa de tiras color blanca, me la puse, al igual que un short oscuro, me puse mis sandalias(blancas también) y listo. Estoy vestida. Le pase el cepillo a mi cabello, coloque bálsamo en mis labios con un poco de tinta rosada, agarré un poco de primer para mis ojos, y con mis dedos me puse corrector para tapar estas ojeras, polvito y ¡Listo!.. Sigo casi igual.

Contrato con cadenasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora