Capitulo 13:

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Kaesar me guió dentro de lo que parecía ser una sala, detrás de unas grandes puertas de madera.

— ¿¡Que crees que haces aquí?!— gritó una vez cerró las puertas de la sala.

El lugar era muy lindo, no se compara a la gran mansión de Seren, pero se ve bonito.

Voltee a verlo. Seguía viéndose igual de hermoso.

— Vera, ¿Por qué estabas con Soveright en nuestra emboscada?— frunció el ceño. — ¡Respóndeme!—

— ¿Por qué no me contaste nada de esto?— pregunté. Por fin estoy hablando de lo que tanto quería sacarme del pecho. — ¿Por qué no me dijiste que te ibas a casar?—

Se quedó callado, mirándome expectante.

— Me estuviste usando todo este tiempo. ¿Por qué? ¿Por qué a mí?— me acerqué a él, y estampé mi puño en su pecho. Esperé su respuesta, pero no contestó, así que volví a golpearlo, y volví, volví, pero aún así no me contestaba por más puñetazos que le diera.

Detuvo mi mano, tomándola y la acarició.

— Vera, ¿Que es esto? Es el anillo de Soveright?— aparté mi mano, alejándome de él. — ¿¡Estás loca?! Que haces aquí con eso? ¡Abiertamente me declaras guerra! Mis guardias sin necesidad de órdenes podrían matarte!—

— ¡No me importa! Lo sabía antes de entrar aquí. Pero declararte la guerra no sería algo que ya no hubieras echo tú primero. — dije furiosa.

— ¿Esta es tu forma de ver las cosas?

— Y cómo quieres que las vea? Esperabas que me tomara tú engaño cómo un chiste?— pregunté indignada.

— No, pero no esperaba que lo tomarías de esta manera. Intenté protegerte y aún así tú-

Unas alarmas comenzaron a sonar demasiado de fuerte, poniéndonos alerta a ambos.

¿Que está pasando?

Miré a Kaesar asustada. Esa tuvo que haber sido June. No puedo dejar que le hagan algo malo. Empujé al rubio lejos, abrí la puerta, para luego cerrarla, agarré una lámpara que estaba a un lado de la puerta, la metí entre medio de la manilla, cuya no era la clásica sino las que tiene hueco para agarrar.

— ¡Vera!— gritó, golpeando la puerta. — Abre en este instante!—

Di la vuelta, y un tipo vestido de negro me apuntó con su arma. Levanté mis manos a modo de paz.

— ¡No le disparen! ¡Bajen sus armas! Ni si quiera se les ocurra tocarla!— los gritos del rubio se seguían escuchando. El contrario frente a mi, bajó el arma. Aproveché esa oportunidad para agarrarla y salir corriendo.

— ¡June!— no respondió. Busqué por todos lados y no la encontraba, subí las escaleras al segundo piso, cuando llegué choqué contra alguien.

— Vera-

— ¿¡Que demonios hiciste?!— chillé molesta, mirándola mal.

— Tengo todo lo que buscaba. Ahora hay que irnos — me quitó el arma de la mano, y entrelazó sus dedos con los míos, guiándome escaleras abajo.

Más guardias aparecieron, apuntándoles con sus armas a June. Ella volteó a mirarme.

— Confías en mí?— pregunta.

Contrato con cadenasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora