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Todo comenzó una tarde en mi casa; desde que tengo memoria mi madre ha sido también mi padre, nunca he sabido quien es y en qué momento nos abandonó, solo se que 3 meses después de mi nacimiento se fue sin avisar. Por esta razón, crecí con una familia pequeña; vivíamos con mis abuelos, pero hace 5 años murió mi abuelo y mi abuela el año pasado, fue el año más duro de mi vida. Pero entre mi madre y yo, hemos sabido sobrellevarlo, nos heredaron la casa y somos felices viviendo en un pueblo cerca de la CDMX.
Mi nombre es Hela, justo como se llamaba mi abuela. El año pasado termine la preparatoria y por cuestiones de dinero no pude asistir a la universidad, pero me dio el tiempo de aprender otro tipo de cosas; me dedique a tomar cursos de maquillaje y cabello, todo por intentar ayudar a mi madre en casa. Se supone que este año debía entrar a la universidad, pero apenas y tenia el dinero de inscripción; por esta razón tome la decisión de buscar trabajo en la CDMX.
—¿Segura? —Me pregunto mientras acomodaba mi ropa en una maleta. —Estarás lejos y no conoces a nadie para ayudarte.
—No te preocupes —Le dije mientras buscaba ropa en mis cajones —Encontrare trabajo rápido, estoy segura.
Ella me miro preocupada, en realidad no estaba feliz con mi decisión.
—Es que, no se... —Me dijo mientras pensaba que decirme —Algo no me convence.
—No seas paranoica, todo estará bien —Dije mientras cerraba mi maleta. —Regresare el fin de semana, buscare mientras un hotel donde quedarme y luego entregare mi currículo.
Ella sin opciones, solo me sonrió y me dio un beso en la mejilla.
—Solo cuídate mucho mi niña, eres lo mejor de mi vida.
—Te lo prometo mami, te amo.
—Yo te amo más.
Horas más tarde ya me encontraba en el camión directo a la CDMX, di un suspiro largo y me coloque los audífonos. ¿Qué si estaba asustada? Estaba nerviosa, asustada, pensativa y ansiosa, mi estomago daba vueltas y mi cabeza no dejaba de dolerme, no estaba segura de esta decisión, pero algo tenia que hacer para cambiar mi situación en casa. Por años habíamos tenido carencias, toda la vida vi a mi madre trabajar, y lo único que más deseaba era verla feliz y tranquila.
Me había dormido entre ratos, pero 5 horas después había llegado a la ciudad. Recogí mis maletas y al salir de la estación de autobuses respiré profundo y comencé a caminar.
—Señorita, ¿necesita un taxi? —Me pregunto un señor.
—Si, gracias.
—Con destino ¿a dónde?
No supe que decir, y el comenzó a reírse, pero en un tono amistoso.
—¿Es nueva en la ciudad?
—¿Se me nota mucho? —Le pregunte entre risas.
—No se preocupe, si quiere súbase a este y la llevara justo al centro de la ciudad.
—Gracias —Dije subiéndome.
En el camino miraba a todos lados, en realidad era la primera vez que salía de mi pequeño pueblo y estaba sorprendida con todos los monumentos grandes y pequeños que había. El taxi se detuvo justo frente a un hotel, y le agradecí al chofer por ayudarme. Al entrar y pagar un cuarto, lo primero que hice fue marcarle a mi madre para decirle que todo estaba bien.
—¡Hela María! —Me grito y aleje el teléfono de mi oído. —¿Por qué no me avisaste antes?
—Lo siento, primero necesitaba un lugar donde dormir —Le dije para calmarla —Ahora, me daré un baño e iré a entregar el currículo al lugar.
Mientras hablaba con ella comencé a quitarme los zapatos y la ropa para darme un baño rápido.
—Oye, para todo esto; ¿Cuál es el lugar del que tanto hablas?
—Pues, ¿ya ves que tome un curso de maquillaje profesional? —Le dije para que recordara —Pues, hace 1 mes vi el anuncio que una empresa famosa de todo México estaba buscando maquillista para uno de sus tantos proyectos. Eso es lo que quiero; además, la paga es perfecta para la universidad y poder mantenerme aquí.
—¿Y segura de que te darán el trabajo hija?
—Pues me hice una cita y justamente a las 7:00 de la noche tengo la entrevista, por eso me estoy apurando.
Ella suspiro no muy convencida.
—Está bien, avísame como te va mi cielo. Suerte y te amo.
—Yo también te amo mami, adiós.
Al terminar de bañarme me puse la mejor ropa que tengo y me arregle para ir a la entrevista de trabajo, cuando hable con mi madre, me refería a TELEVISA SAN ANGEL. Una de las mejores empresas de entretenimiento de México.
Cuando iba saliendo del hotel, intente tomar taxi, pero todos pasaban rápido y sin ver. Se me estaba haciendo tarde, y me estaba comenzando a desesperar.
—Por favor... —Decía entre dientes mientras intentaba detener un taxi.
—Novata... —Escuche detrás de mí.
Al escuchar eso, me gire para ver quien era. Resulto ser un chico como de mi edad, era alto y tenia un cabello rebelde rubio; trague saliva solo de verlo. ¿Existían chicos así de guapos? Lo siento, vengo del pueblo. Pero bueno, no todo lo que brilla es lindo por dentro, a veces solo puede ser caca brillosa.
El detuvo el taxi y se subió sin decir nada. Yo solo me quede como tonta unos segundos analizando lo que acaba de pasar, hasta que un señor me saco del trance tocándome el hombro.
—Señorita tome este, tiene rato que la veo sufrir. —Me dijo abriéndome la puerta y yo me morí de vergüenza.
—Gracias —Dije mientras sentía mis mejillas rojas.
—Ah y un consejo, mejor use la parada para la próxima. Es mas sencillo tomar un taxi...
—Oh, gracias... —Le dije con toda la vergüenza en la cara.
—No se preocupe —Me dijo mientras cerraba la puerta.
