Capitulo 2: Descubriendo el poder.

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La clase del señor Thompson estaba por finalizar, o eso me hubiera gustado pensar y creo que a todos mis compañeros de clases también. El señor Thompson era el profesor más aburrido que pudiera existir en todo el país, y por si fuera poco la clase que nos enseña es Historia.

Hoy era martes, lo que significaba que serían tres divertidas y emocionantes horas con aquél profesor, el mismo profesor que se la pasaba hablando toda la clase, todas las clases. Nunca pensé decir que extrañaba escribir un resumen o alguna actividad escolar, pero durante la clase del señor Thompson es lo que más deseaba; que pusiera un ejercicio y se callara de una vez.

—¿Lo estoy aburriendo, señor Evans?

El profesor se encontraba a unos escasos centímetros de mí, no me había dado cuenta en qué momento detuvo la clase y se dirigió a la mesa en la que yo me encontraba. Este era el momento en el que mi cerebro empezaba a trabajar a la manera más veloz posible para poder inventar alguna escusa o algo que me salvara del posible castigo que se avecinaba.

—¿Po..por qué pregunta? —Idiota, fue todo lo que pude decir. Mi mente y mi boca definitivamente no trabajan a la par.

—Él estaba poniendo atención, sólo que yo lo distraje con una pregunta —Para mi sorpresa el chico que estaba sentado en la misma mesa que yo saltó en mi defensa—. Lo siento, sr Thompson.

Por un momento la expresión del profesor se pudo apreciar menos severa, como si se hubiera decepcionado por no poder darme un castigo memorable a mí solo, como dije; él me odia.

—Eso no justifica su falta, por lo contrario usted también tendrá una sanción. Los espero a los dos al finalizar las clases.

No podía ser, castigado por enésima vez en este mes. Volteé a ver al chico que trató de ayudarme y pude ver como su mirada reflejaba algo así como arrepentimiento o pena al no cumplir su objetivo de ayudarme. No sé por qué intentó ayudarme pero pensé que se lo debía agradecer de una u otra forma.

El timbre sonó sacándome de mis pensamientos, no me había percatado que me había quedado mirando a ese chico junto a mí hasta el momento en que se paró y me miró con un deje de confusión e incomodidad en su rostro. Que idiota soy, seguro pensaría que era un acosador o un rarito.

Todos comenzaron a salir del salón, incluyendo a mi compañero de al lado. La siguiente clase era gimnasia así que tenía que ir a cambiarme a los vestuarios donde sufriría empujones o constantes burlas de los demás. Pero como soy un chico de inteligencia promedio con miedo a los abusones, tenía un estúpido plan que solucionaría mi problema; cambiarme en el aula.
Sí, cambiarme dentro de este salón, ya no había nadie, el señor Thompson se tenía que ir a la sala de profesores toda la siguiente hora y ningún alumno entraba aquí. Era el plan perfecto, nada podría salir mal, nada más que una persona equivocada en el momento equivocado.

Justo cuando estaba bajando mi pantalón ya a un poco más abajo de las rodillas entró una chica de cabellos rojos, era de un grado superior. Quedé paralizado completamente, ella entró a dejar lo que parecía ser un reporte en el escritorio del profesor, aún no me veía lo cual podía ser bueno, tal vez ella saliera de ahí sin siquiera percibir mi presencia y nadie se daría cuenta de nada. Pero como el mundo me odia tanto, mi celular comenzó a vibrar lo que hizo que la chica se girara repentinamente hacia mí.

¿Ustedes qué pensarían al ver a un estudiante de unos dieciséis años en una salón de clases oscuro, con la cortinas abajo, y sin pantalón o camiseta puesta? Sí, lo mismo que ella.

Su grito fue más corto de lo que esperaba, no llamó tanto la atención, sin embargo yo ya me encontraba lo bastante alterado. Ella me examinó con la vista, después se cubrió los ojos y me dio la espalda. Sólo esperaba que la naturaleza y las tontas hormonas adolescentes no me jugaran una broma pesada en este momento.

Tahiel: HideAwayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora